jueves, 22 de agosto de 2013

El Tesoro Escondido




El Tesoro Escondido


Reflexión para comprender los tránsitos de Plutón en la carta natal, extraída del libro “Los dioses del cambio” (El dolor, las crisis y los tránsitos de Urano, Neptuno y Plutón), de Howard Sasportas. 


El inconciente no es un mero almacén de complejos emocionales negativos y de nuestros impulsos primitivos negados, sino también nuestra reserva de potencialidades aún no desarrolladas y de rasgos positivos que esperan que los reconozcamos, trabajemos con ellos y los integremos. Plutón era el dios de los tesoros enterrados, y un viaje al interior de lo que hay enterrado en nosotros sacará a la luz riquezas ocultas, de algunas de las cuales quizás ignorábamos hasta la existencia.

Antes de analizar con más detalle este aspecto de los tránsitos de Plutón, es necesario que examinemos más de cerca la dinámica de la evolución del yo y del mecanismo de la represión en general. Llegamos a este mundo en un estado de desvalimiento total; sin el amor de una madre o una cuidadora, no sobreviviríamos. Para ganarnos este tan necesario apoyo, pronto aprendemos a ocultar, suprimir o negar totalmente aquellas partes de nosotros mismos que el ambiente no aprueba, generalmente – y especialmente – nuestros impulsos agresivos y sexuales. Este proceso puede ser representado de la siguiente manera:


Impulso à Angustia à Mecanismo de defensa

Todos tenemos ciertos impulsos que nos dan la sensación de que no son aceptables para el medio. Como tememos perder el amor de los demás, nos angustiamos por esos impulsos y nos defendemos de ellos. La represión es uno de los mecanismos de defensa que empleamos, pero hay muchos otros. De esta manera el ego, el sentimiento de ser “yo”, se forma generalmente incluyendo los impulsos y las características que el medio acepta y excluyendo los que desaprueba.

Sin embargo, nuestros impulsos sexuales o agresivos no son los únicos mal mirados. También es posible que las personas de quienes dependía nuestra supervivencia fueran ambivalentes ante nuestros rasgos más positivos, como la energía, la curiosidad o la espontaneidad innatas, o que los desaprobaran. Si de niños sentíamos que el ambiente no aprobaba estas cualidades, nos habremos angustiado y habremos procurado negar también estos rasgos. Es decir que los desterramos de nuestra identidad conciente y nos convertimos en lo que se conoce en Análisis Transaccional como “el niño adaptado”. Cultivamos un falso yo, que se podía mostrar al mundo. Y después de un tiempo nos olvidamos de lo que hubo originariamente allí y llegamos a creer que el falso yo es lo que realmente somos. Al hacerlo, nos quedamos con una sensación de estar incompletos, alienados de partes de nuestro propio ser y fuera de contacto con nuestra totalidad.

Los tránsitos de Plutón derriban las fronteras del falso yo y permiten que lo que hay oculto en nosotros se incluya en nuestra identidad, y por consiguiente nos dan la oportunidad de integrar potencialidades positivas que antes habíamos negado.

El psicólogo humanista Abraham Maslow veía muy claramente la forma en que reprimimos nuestra potencialidad creativa y acuñó la expresión “complejo de Jonás” para describir el miedo a nuestra propia grandeza: “Tememos a nuestras posibilidades más elevadas (del mismo modo que a las inferiores). Generalmente tenemos miedo de llegar a aquello que podemos atisbar en nuestros momentos más perfectos, en las condiciones más perfectas y de mayor coraje. En esos momentos cumbre disfrutamos de las posibilidades casi divinas que vemos en nosotros mismos y hasta nos sentimos fascinados por ellas. Y sin embargo, simultáneamente nos estremecemos de debilidad, espanto y miedo ante esas posibilidades”.

¿Por qué habríamos de temer a nuestra propia grandeza? Una razón es el miedo a la responsabilidad. Si reconociéramos plenamente nuestros talentos, recursos y habilidades potenciales, tendríamos que cargar con el peso de tener que hacer algo para cultivarlos. Preferimos entonces no saber para no tener que asumir la responsabilidad de lo que allí pueda haber. Otra razón para negar nuestra plena potencialidad podría ser que tememos el poder que nos daría reconocerla. Ya no podríamos seguir siendo “pequeños”, pero ¿usaríamos con prudencia nuestro poder o abusaríamos de él? O quizás temamos que si llegamos a estar realmente en contacto con nuestra grandeza, los demás nos envidiarían y se resentirían por nuestros logros.

Los tránsitos de Plutón, al hacernos más conscientes de lo que hay oculto en nosotros, pueden exigirnos que nos enfrentemos a estos miedos para llegar a convertirnos en lo que realmente somos.


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martes, 6 de agosto de 2013

EL SOL EN LOS SIGNOS DEL ZODIACO


EL SOL EN LOS SIGNOS DEL ZODIACO



En el mapa natal, el Signo en el que se encuentra el Sol nos da el Signo solar, más conocido como Signo del Zodiaco, que es el Signo por el que transitaba el Sol en el momento del nacimiento de una persona. Representa el yo profundo, el yo verdadero, la identidad básica. La voluntad, los propósitos en la vida. El Sol significa también lo paternal. En el mapa natal de un hombre, el Sol, junto con Marte, es parte de su identidad masculina, mientras que en la de una mujer, el Sol y Marte revelan su percepción de lo masculino. Como centro del sistema solar, el Sol también simboliza lo que es central para nosotros: nuestra identidad. Psicológicamente, representa nuestra experiencia con el padre y su influencia en nuestro carácter y en nuestra habilidad para expresarnos como individuos.

También simboliza nuestro impulso creativo y la necesidad de hacernos ver. Aspiramos a realizar las cualidades representadas por el Sol en nuestro horóscopo mediante un proceso de individuación durante nuestra vida. Este proceso que seguimos para sentirnos realizados es nuestro mayor objetivo. El Signo ocupado por el Sol nos indica la dirección que seguimos en la lucha por la realización personal. El Sol cambia de Signo cada mes. Las características de este Signo son como adjetivos que dan color a nuestra expresión. Tenemos que desarrollar y perfeccionar estas cualidades para encontrarnos a nosotros mismos. La Casa en que está el Sol nos indica cuál es el área específica del mundo material en que manifestamos nuestra identidad. Nos identificaremos fuertemente con los asuntos particulares representados por esta casa. La realización llega mediante las materias conectadas con esta casa. Los aspectos con nuestro Sol demuestran las influencias psicológicas en nuestra identidad que deben ser integradas de alguna manera. Los aspectos indican los efectos específicos que modifican la expresión de nuestra identidad y que nos hacen individuos únicos. Los aspectos también podrán revelar claramente cómo podremos experimentar la influencia del padre y cómo afecta esto a los esfuerzos para afirmar nuestra propia identidad.


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Sol en Tauro


Sol en Tauro



Tauro valora mucho lo material. Busca el bienestar, el confort y la sensación de poseer. Son personas serenas, constantes, pacientes y con mucha resistencia. Les gusta la estabilidad y la seguridad de lo duradero. Son de confianza y considerados, pero se sienten mejor entre personas con las que están familiarizados. A veces inflexibles.

Características generales: Los individuos que nacen durante este período son posesivos, siempre a la búsqueda de seguridad y goce de las alegrías de la vida. Venus, regente del Signo, empuja a buscar el placer y la satisfacción de los deseos materiales. Tauro corresponde a la Casa 2 del Zodíaco, que representa el momento en el que el recién nacido tiende a satisfacer su propia seguridad. Ve la posesión de los bienes como indispensable para conquistar la seguridad material, que pueda asegurarle a él y a los suyos la supervivencia, protegiéndole de todo riesgo. La tenacidad, la ponderación y la perseverancia le hacen llegar casi siempre a sus metas prefijadas. A menudo es un trabajador metódico y fiel, dotado de una gran resistencia tanto física como psíquica, lo que le convierte en un ser muy equilibrado ante los obstáculos y las dificultades. La caída de Mercurio, si por un lado le priva de la agudeza y vivacidad típica de Géminis, por otro le hace muy práctico, muy concreto en la visión de la realidad y capaz de concentrarse esencialmente en la realización de sus propios objetivos, procediendo con lentitud y sin correr riesgos. La exaltación de Júpiter le hace amante de la buena mesa, del ocio y de la comodidad. Es un instintivo al que le gusta el contacto con la naturaleza, y sus gustos son siempre sanos y sencillos. Sensual, posesivo en las relaciones afectivas, Tauro tiende también a considerar a su pareja como un objeto de su propiedad: de aquí los fuertes celos que pueden empujarlo a veces a verdaderos actos de cólera violenta. 

Respetuoso con las tradiciones, es un conservador, a menudo un moralista, e intenta alcanzar un puesto en la vida respetando las convenciones y reglas sociales. Su amor por el hogar le empuja a invertir su dinero en bienes inmuebles, que le hacen sentirse seguro e inmune a los riesgos tan detestados por él. Si en el mapa natal la posición de Saturno es fuerte, el deseo de posesión puede transformarse en avidez y avaricia, con un carácter melancólico e inclinado a la monotonía y al pesimismo. Si, por el contrario predominan Júpiter y Venus, planetas hedonísticos, el amor a los placeres de la vida puede ser muy intenso convirtiéndolos en personas extravertidas, expansivas y optimistas, aunque también inclinadas a la exageración en todos los planos de la vida, con escaso autocontrol. El sentido del dinero es, de todas maneras, muy fuerte en ambos casos. Tauro está asociado anatómicamente a la voz (de ahí la musicalidad del Signo), a la garganta y al cuello. La mujer con este Signo ama la casa y a los niños, a los que tiende a sobrealimentar, siendo a menudo una buena cocinera. La maternidad se siente como una necesidad física, y entraña el riesgo, por falta de rigor ideológico, de malgastar todas sus energías como ama de casa.



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INFLUENCIAS ESTELARES (Astrología Oculta)



INFLUENCIAS   ESTELARES
(Astrología Oculta)

Saturno y los demás planetas llamados “maléficos” son los responsables de la mayor parte de los azotes dados por el destino, más es cierto también que ellos no nos pueden dar nada que no hayamos merecido, siendo su propósito no la venganza sino la educación. Cuando lleguemos a comprender esto en nuestro ser interno cesaremos de murmurar y preguntar: ¿Por qué me sucede esto? ¿Qué es lo que hice para merecerlo? Debemos procurar entonces averiguar las causas de nuestros errores, piadosa y resignadamente, de modo que en el futuro podamos evitar los caminos peligrosos, así como los efectos idénticos que sufrimos, aproximándonos cada vez más a nuestro Padre,  hasta aprender a besar la cruz. De esta manera, los encuentros con los planetas “maléficos”, no nos dan nada más que oportunidades para corregir nuestros errores y también la sabiduría.
Por lo tanto, un horóscopo no es necesariamente afortunado por tener la mayoría de los aspectos formando trígonos y sextiles. Al contrario de lo que ocurre algunas veces, ya que en la lucha por la vida donde desenvolvemos fuerzas, son bien pocos lo suficientemente fuertes para soportar la prosperidad. Hay probabilidades de que un horóscopo pleno de buenos aspectos proporcione una centella de indolencia, haciendo que el nativo no se esfuerce suficientemente y termine naufragando en el océano de la existencia, mientras que otro teniendo un mapa natal llamado “desafortunado” se levante por encima de las condiciones adversas generadas por cuadraturas y oposiciones, mediante la fuerza de voluntad, conquiste sus estrellas y disponga de su destino.
En tales casos (y existen muchos) el horóscopo “malo” es seguramente una bendición mayor que el otro que es “bueno”. ¿De que nos sirve un automóvil si la indolencia nos hace descuidar tanto su lubricación como mantenimiento? Es muy cierto que con esa conducta nos puede causar solo grandes disgustos. De esa manera, de nada nos servirá un horóscopo que sea “bueno” o “afortunado” que sea, a menos que procuremos engrasar las ruedas de la fortuna prestando toda nuestra atención a las oportunidades que nos depare la vida. Más si realmente hemos sido dotados con ese horóscopo afortunado y hacemos lo mejor de nuestra parte, entonces podremos compararlo a un soberbio y espléndido auto triunfal con el que podremos recorrer los caminos de la vida. Y cuanto más lo aliviemos de pesos  inútiles,  mayor  y mejor será su desempeño.
Las estrellas son llamadas “EL RELOJ DEL DESTINO”. Los doce Signos del Zodíaco corresponden al mostrador; el Sol y los Planetas los punteros de las horas, que indican los años y meses y la Luna es la manecilla de los minutos, que indica los días en que los diversos acontecimientos del destino maduro se deben cumplir.
Aún si consideramos a las delineaciones astrológicas como predestinaciones fatales, entonces el horóscopo representa una maldición más bien que una bendición. Debemos notar que siempre tenemos una alternativa diferente a todas aquellas señaladas por algunos aspectos, por lo que no debemos considerar a nuestro destino como absoluta y fatalmente prefijado, aunque haya algunos casos en que no pueden ser evitados, siempre el hombre tiene el poder de modificar en cierta medida, algunas causas ya puestas en movimiento:

“Un barco zarpa hacia el Este y otro al Oeste
Con el mismo viento como única dirección.
Es la posición de las velas y no el viento,
Lo que determina la ruta que debe seguir.

Como los vientos del mar así es el destino,
Conforme viajamos por la vida:
Es la acción del alma la que conduce hacia la meta,
Y no la indiferencia o lucha desmedida.

En resumen, el horóscopo no crea nada para nosotros. Los planetas no hacen nada más que poner de manifiesto las tendencias que existen en lo íntimo de nuestro ser. Ellos nos señalan una cierta dirección, pero no nos obligan a seguirla. Es siempre la voluntad del hombre, lo que la Astrología no puede determinar, por lo que es imposible ser determinada con anticipación.
Por consiguiente, jamás podemos tener la certeza de que las influencias astrológicas se manifestarán completamente de acuerdo con las delineaciones del horóscopo, ya que no podemos preveer en que medida la voluntad del individuo puede interferir en ellas.
            LA VOLUNTAD HUMANA ES PUES
 SIEMPRE SUPERIOR A LA INFLUENCIA ASTROLÓGICA. Gracias a Dios que así es en efecto.

Joel J. Monteiro      


“CUANTO MAS CRECEMOS ESPIRITUALMENTE, MENOS LAS LLAMADAS INFLUENCIAS MALEFICAS O MALOS ASPECTOS NOS AFECTARAN, ELLOS SON TRANSMUTADOS EN BIEN.”

                                                                                              Max Heindel

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Agradecemos este aporte del Sr. Raúl Sasia

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