Los años de la crisis por Egarciaber


Los años de la crisis  y  triple conjunción Júpiter - Saturno y Plutón en Capricorno 
por Egarciaber

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En momento en que los orbes son más ajustados entre los tres astros es el 12 de Noviembre de 2020, apenas un mes antes del encuentro entre Júpiter y Saturno en 00º 59' Acuario, el día 21 de Diciembre de 2020, que señala la entrada definitiva en un nuevo ciclo, tras aproximadamente 800 años, de posteriores conjunciones de signo de aire, tras el demoledor, humanísticamente hablando, ciclo de encuentros en signo de Tierra, que ha maniatado la parte creativa y espiritual del hombre, aproximándole al nivel de las bestias.  Esta conjunción significa el clima del control y de la dictadura global total, que atenazará por completo a los hombres en pocos años. La tendencia es clara: Pérdidas de derechos y libertades hasta ese oscuro momento dónde el péndulo habrá llegado a un extremo que resultará insostenible, e invertirá posteriormente su dirección en sentido contrario.  La presencia de Plutón Hades jugando un papel primordial en el encuentro Júpiter - Saturno de 2020 hay que entenderla como el final de una oscura época, que entonces toca fondo para producirse después, durante la duración del ciclo Júpiter - Saturno, en su fase expansiva (12 años) la necesaria transformación que Plutón apunta.


La última conjunción entre Júpiter y Saturno se produjo en el 2000, en el terrestre signo de Tauro y aunque la próxima conjunción será aplicativa durante 2020 en Capricornio, no será partil (exacta) hasta el 21 de Diciembre de ese mismo año en 00º 29' Acuario. Lo extraordinario de esa conjunción es que sucede por primera vez después de 600 años de no hacerlo en un signo de aire. Nos damos cuenta de que hace algo más de 400 años, Europa se preparaba para el colosal y fructífero advenimiento de lo que acabó por denominarse el Renacimiento.



A partir de 1800 tales conjunciones se han venido produciendo exclusivamente en signos de Tierra (exceptuando la que se dio, durante 1980, en 1º de Libra).  Empieza la Ilustración, la Química de Lavoisier, la Metalurgia, la Revolución Tecnológica, y el desarrollo de lo que hoy en día se conoce como la Era Industrial, la cual a generado el materialismo en el mundo moderno.

Cuando el ciclo de conjunciones deje de producirse en los signos de Tierra, y se traslade a los signos de Aire, el mundo estará preparado para recibir el nuevo paradigma del conocimiento, de libertad, de paz y justicia, atributos asociados con el elemento Aire.  Empezaremos a despojarnos de los valores que han marcado los últimos siglos como son el poder sobre la materia, el dinero, las posesiones, el egoísmo, el consumo compulsivo y desenfrenado,  la productividad intensiva, la obsolescencia programada, la degradación del significado del servicio y del trabajo, y la primacía de la competitividad por encima de los derechos laborales y familiares, todo ello a causa del miedo que embarga a la humanidad, una inseguridad sobrevenida por su incapacidad de recibir luz del entendimiento y de albergar sabiduría mental y espiritual.

El ingreso del ciclo de conjunciones en el elemento Aire 615 años después de que sucediera  por última vez, anuncia un gran paso en el ingreso definitivo de la humanidad a la era de Acuario, hecho que será cumplido durante la conjunción Urano-Neptuno que se dará en el signo de Acuario allá por el 17 de enero del año 2165.  Esa fecha es definitiva en mi opinión, ya que los regentes respectivos de Piscis (Neptuno) y de Acuario (Urano) se encontrarán en el signo de la nueva era, Acuario (Neptuno entrega su cetro a Urano y lo hace en el signo que gobierna este último, Acuario).  Lo que si podemos asegurar con certeza es que antes del 2200 (fin del período de conjunciones de Júpiter-Saturno en signo de Aire) la constelación telón de fondo del Sol, el 21 de Marzo, será Acuario y para entonces las promesas y atributos del aguador estarán instalados en la conciencia de la humanidad.

Actualmente, dentro del proceso evolutivo que simboliza el "Año Platónico o año de las doce eras", y por 200 años más, este punto de inflexión del gran ciclo (un periodo de cambios muy rápido), el único "momento"  del ciclo en que el proceso evolutivo de la humanidad pasa de la era de Piscis a la de Acuario.  Eso significa un cambio  de paradigma radical, necesario y asumible, si toda la humanidad apuesta por lo desconocido.  Para ello debe y necesita deshacerse todo lastre que le impida ocupar un estado de menor densidad y de mayor expansión. 

Los siglos XXI y XXII serán los periodos de transformación más contundentes que podamos imaginar, especialmente el actual siglo XXI, ya que se producirán simultáneamente en el tiempo dos transiciones: la debida al cambio de elemento de las conjunciones de Júpiter y Saturno, al pasar de signos de Tierra a signos de Aire (en Acuario), y la transición del Punto Vernal (longitud del Sol en el equinoccio de primavera)  del signo de Piscis al de Acuario.  Esta redundancia de eventos cósmico/astronómicos en el tiempo, este doble ingreso en Acuario en ciclos distintos va a generar resonancias múltiples e inevitablemente promete cambios de estado en los seres humanos y por extensión transformaciones en todas las sociedades y naciones del mundo.

Simbólicamente, cuando las conjunciones de Júpiter y Saturno pasan del estado de "sólido" (signos de Tierra) al de "gas" (signos de Aire) piden transformaciones o cambios de estado, al igual que sucederá con el paso del Punto Vernal desde el signo de Agua, Piscis a otro de Aire, Acuario, así mismo el "hombre arquetípico Pez" (que se mueve en las aguas instintivas y sensitivas de la vida y se redime por la fe) pasa al del Aguador (Ser que se libera de su animalidad  y se redime por la luz del conocimiento).

En simbología astrológica Acuario corresponde a la etapa de mayor libertad que el ser humano puede alcanzar y expresar, es pues el nivel más alto del HOMBRE, un ser de luz más consciente (se su divinidad que de su animalidad), más libre, sabio, solidario y profundamente amoroso, un ser dispuesto a aceptar  y a asumir lo que a de acontecer en los próximos dos mil años, esto es, aceptar la responsabilidad y el derecho de ser el heredero legitimo de la nueva era.
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