martes, 11 de junio de 2013

LA PATERNIDAD


CAPÍTULO III


LA PATERNIDAD

Esta disertación concerniente a una identidad humana especializada, será tratada
tomando en cuenta una correlación de mándalas. Serán requeridos tres: 1) El Gran
Mándala-Aries Ascendente; 2) el Mándala del Poder del Amor-Leo Ascendente; 3) el
Mándala de la identidad de Paternidad arquetípica - Capricornio Ascendente. Para cada uno
de éstos aplique los símbolos de los signos zodiacales en sucesión, el símbolo circular del
Sol en el centro y el símbolo del Sol personal (la línea horizontal y el semicírculo del Sol
naciente) en cada casa de Leo.
Primero para considerar la significación de la identidad de Paternidad como un
factor en el patrón del Gran Mándala, el horóscopo del arquetipo, la Humanidad.
Capricornio, el superior de los dos signos de la línea de los padres (el diámetro vertical) es
el signo de exaltación de Marte, el principio macho. La exaltación hablando en términos de
vibración es madurez, y la madurez de cualidad consciente de sí, separativa, de Marte, se
halla en la aceptación y cumplimiento de las responsabilidades legítimas. La
responsabilidad implicada en Capricornio, como uno de los dos factores del diámetro
Cáncer-Capricornio, es la de proveer forma como una expresión del Poder del Amor. El
diámetro de Cáncer-Capricornio es la polarización del Principio (de la) Matriz; es, en
términos humanos, el diseño esencial o patrón que identifica la forma humana.
El archisímbolo de matriz es, desde luego, el símbolo maternal de Cáncer; es la
Madre que proporciona la semilla esencial de la cual es emanada la forma humana en la
gestación. La polarización de este archiprincipio de Capricornio es la impregnación de la
semilla de la forma por el aspecto macho del Principio de procreación de la Forma. La
inseguridad es una de las dos archiraíces del condicionamiento negativo; los aspectos de
fricción y de congestión implicando a la Luna y a Saturno, son patrones de inseguridad en
astrología. Saturno, regente de Capricornio, es iniciador del trino de Tierra (Capricornio,
Tauro, Virgo) - el principio que identifica este trino es la mayordomía de la forma
engendrada. Esto se refiere a la procreación y guía del niño (Capricornio), sostenimiento de
la vida por el intercambio material (Tauro) y la expresión del trabajo (Virgo). Luna-Cáncer
es el símbolo de seguridad del humano inmaturo; los inmaturos encuentran seguridad en la
alimentación, protección y afecto compasivo representado por la Luna como símbolo del
instinto maternal. Saturno-Capricornio es el símbolo de seguridad del humano maduro; los
maduros asumen y realizan responsabilidades, perfeccionan la expresión de potencialidades
en acción contribuyente, relativa a la familia grande, la Sociedad.
Si Cáncer simboliza nuestra tendencia de apegarnos a lo que nos protege
externamente, Capricornio y la vibración de Saturno simbolizan nuestro impulso de
establecer nuestra propia seguridad individual por la regeneración de la conciencia y la
manifestación desde esa base. Por medio de Cáncer, somos ciudadanos de un grupo de
familia; a través de Capricornio, somos ciudadanos de la familia más grande del estado, la
nación y la raza; el arquetipo de esta ciudadanía es, desde luego, nuestra identidad como
Terrícolas - conciudadanos de este planeta del sistema solar.
Cada uno - varón o hembra - tiene la Luna-Cáncer y Saturno-Capricornio en alguna
parte del mapa. Estos representan el símbolo biuno de seguridad de la Humanidad. En cada
encarnación nosotros especializamos nuestro arquetipo; traemos memorias instintivas
subconscientes de experiencia como sexo opuesto de una encarnación a la siguiente;
traemos también impulsos aspirantes de realizar la unidad durante toda nuestra sucesión de
encarnaciones. Aquello en que nosotros faltamos a través de la ignorancia y congestión del
deseo en una encarnación lo experimentamos retroactivamente en la siguiente o
subsiguiente encarnación. Una mujer puede aprender mucho sobre los principios de
paternidad por medio de su experiencia como hija, esposa o madre en relación con varones
quienes exteriorizan sus pasadas faltas o incumplimientos de paternidad. Un varón
recapitula activamente la esencia de pasadas faltas de paternidad (comienza en cada
encarnación con esto) por medio de sus reacciones subconscientes hacia su padre cuando el
primero está en la etapa inmatura impresionable. Nosotros estamos magnetizados a nuestros
padres por un compuesto de semejanzas y desemejanzas a ellos. En otras palabras, nuestra
conciencia individualizada (ignorancia o sabiduría) de los principios de paternidad es lo que
hace nuestra relación particular con los padres lo que es, en una encarnación dada. Nosotros
no creamos a nuestros padres, pero nuestra conciencia es el factor limitativo que determina
la cualidad de nuestra relación con nuestro padre. La conciencia determina siempre la
cualidad de la relación.
Ahora, tomemos el mándala con Leo como Ascendente. Este es el mándala
arquetípico de Poder del Amor, el recurso de toda reacción y expresión emocionales. Es la
fuente básica de toda identificación emocional de relación y, como el Aspecto Creador del
Padre-Madre-Dios, él es el amor único del cual todos participamos a través de nuestras
encarnaciones y al cual aspiramos a realizar y expresar continuamente en nuestra relación
con la vida humana y subhumana. Refiriéndonos al asunto presente vemos que este poder
está “empadrado” en nuestra conciencia por la fuerza generadora que llamamos deseo; el
diámetro de Escorpión-Tauro es la vertical de este mándala. La sexualidad del macho y de
la hembra da forma encarnada para la reaparición en este plano de un humano enfocador de
poder solar. El deseo personal de los padres por una unión mutua enmascara la aspiración
regeneradora arquetípica, la cual, arraigada por Escorpión en la cuarta cúspide de este
mándala, comienza como expresión del sexo, pero florece como expresión de amor.
El Capricornio de la identidad de la paternidad es el signo de la sexta casa de este
mándala. El diámetro del cual él es la polarización masculina (Capricornio-Cáncer) forma
el diámetro de la sexta-duodécima casas de este mándala y es análogo al diámetro Virgo-
Piscis del Gran Mándala (Aries Ascendente). Este diámetro es el Principio de Redención
por medio del servicio personal (Virgo) e impersonal (Piscis). Como el Poder del Amor es
la “cosa encarnada” en este mándala, cada factor en él es un aspecto de Amor. La ubicación
de Capricornio-Paternidad en la sexta cúspide es, en la especialización de la conciencia
masculina, la expresión humana del Amor Divino por la aceptación voluntaria de las
responsabilidades (Vibración de Saturno) para servir al progreso de la vida humana (sexta
casa) por la expresión masculina como procreador de la forma. San José, el padre humano
de Jesús, es una personificación de la pureza de paternidad humana espiritualizada. Su
servicio y devoción paternales fueron expresiones de la conciencia del amor único para
instrumentar la procreación de una forma humana perfeccionada. Se ha llevado a cabo un
ejercicio devocional por millones de humanos que se han postrado con reverencia ante las
imágenes y cuadros de esta Vibración benigna, porque ellos, como símbolos, transmiten un
sentido de la vida de la mayordomía amante y protectora de la paternidad como
microcosmo de la paternidad del Logos Solar. Esta Conciencia santificada en forma de
arón, ha transmutado el deseo personal, genético, posesivo, en una octava de servicio
epigenético espiritualizado; él y sus prototipos a través de los tiempos simbolizan, para la
comprensión interna de la humanidad, el Amor especializado en la identidad de la
paternidad; Su pureza y devoción son arquetípicas de esa verdadera seguridad que todos los
inmaturos se esfuerzan por recibir de sus padres, y que todos los padres deben tratar de
realizar en ellos mismos, y que todos los humanos; deben, tarde o temprano, apreciar que
son un aspecto de un atributo divino. Padres: volteen sus mapas natales de modo que su
cúspide de Leo se convierta en el Ascendente; estudie este arreglo como su especialización
del mándala de Leo con referencia a las condiciones indicadas por la vibración de Saturno.
¿Cuál es su conciencia de paternidad como un Servicio de Amor?. ¿Cómo está representada
su conciencia del amor de su propio padre?. ¿Tiende usted a repetir, en su experiencia, lo
que usted interpretó como faltas en él?. ¿En qué cosas lo honra usted a él en su corazón y
procura ser honrado por sus propios hijos?.
Aquí se ofrece, para variar, una sugerencia para lectura concerniente a cuadros
literarios de conciencia paternal altamente evolucionada; como estudiante de astrologia,
usted puede gozar del estímulo de su conocimiento interno mediante la consideración de
estas personalidades arquetípicas imaginarias para correlacionarlas con su estudio presente
de los principios de paternidad:
John Evered en “Mujer Extraña” por Ben Ames Williams; Ling Tang en “Semilla
de Dragón” por Pearl Bucle; Stephen Sorrel en “Sorrel e Hijo” por Warwick Deeping;
Phillip Gordon en “Pozo de Soledad” por Radclyffe Hall; Lavrans Bjorgulfson en “Kristin
Lavrandsdatter” por Sigrid Undset; David Naughton en “Claudia” por Rose Kraken. Las
cualidades de masculinidad, altamente desarrolladas están combinadas con sabiduría y
fuerza protectora en estos personajes que forman la nota tónica del tipo paternal
evolucionado.
La consideración adicional sobre Capricornio en el mándala de Leo revela que
Capricornio es el signo de la novena casa del Mediocielo Tauro, y por tanto el aspecto de
Sabiduría del principio de Mayordomía. El hombre ha sido mayormente el que se gana el
pan de la familia desde los tiempos primitivos. En tales experiencias, todos los Egos - que
encarnan periódicamente como varones - destilan una comprensión más clara de los
principios espirituales envueltos en la mayordomía material de la Vida. Está demostrado
claramente en este mándala que en todas las familias en las que el padre es el sostén
material, una de las responsabilidades básicas del padre es enseñar los principios del recto
intercambio en asuntos materiales.
El deber se convierte en un enfoque de su propósito de padre en esta encarnación.
La madre, u otros, tendrán qua cumplir esa responsabilidad al grado que él esté ajeno a tales
principios. El recto intercambio es un aspecto de verdadera seguridad y como tal se
evidencia en toda madurez psicológica y espiritual. Al grado que el padre esté informado
espiritualmente sobre este asunto, es de su incumbencia guiar a sus hijos e hijas en la
preparación espiritual de la experiencia práctica y profesional de éstos. Al grado que él esté
libre de congestión por el deseo de posesión de las cosas (un “trismo” cristalizador de la
conciencia de mayordomía) estará capacitado para instruir con certeza. Esto es sabiduría
iluminando los capítulos prácticos de experiencia de la vida humana y nadie que esté
funcionando como varón adulto puede ser considerado como un padre evolucionado si está
ajeno a este Principio.
Ahora el Mándala de Capripornio: el horóscopo abstracto de identidad de
paternidad; el cuarto aspecto del Gran Mándala y primer aspecto basado sobre el Elemento
Tierra como Ascendente. Debido a que este mándala es de una identidad arquetípica lo
consideramos desde un punto de vista un poco diferente al del horóscopo natal. El diámetro
vertical se convierte en paternidad “arquetipolizada”. En otras palabras, en vez de padre y
madre es un instinto arquetípico - un impulso evolutivo del cual se deriva la identidad. La
paternidad y su polaridad, la maternidad, “son nacidos” del instinto evolutivo de
transformar los dos “Yo Soy” de Aries y Libra separados, en el compuesto “Nosotros
Somos” del diámetro Aries-Libra, representado aquí como el diámetro vertical. Debido a
que nuestro tema es una especialización masculina, nos fijamos en el significador macho de
este diámetro. Aries, signo de Marte, es la matriz del Principio Masculino, el símbolo
archivibratorio de la conciencia individualizada del yo. La paternidad, hablando
primitivamente, es resultado de una acción del macho de expresar su impulso genético
instintivo y relajar las tensiones. En estados primitivos de conciencia el “intercambio de
Amor” es desconocido - el apareamiento es una fusión de impulso instintivo egoísta. Pero
la repetición a través de muchas encarnaciones es destilada la conciencia marital. El
“Nosotros Somos” del matrimonio destila a su vez, conciencia regenerada de principios de
paternidad - las leyes del Cosmos según se especializan a través de la experiencia como
paternidad y maternidad humanas. Si Marte, como regente de esta cuarta casa (la base
psicogénica) es símbolo de cualidad masculina básica, su signo de la novena casa,
Sagitario, en la cúspide de la duodécima, es la “matriz” de la redención espiritual de la
identidad de padre. Esta redención se ve en la generosidad expresiva de Júpiter, regente de
Sagitario. Detrás de todo padre está el aspecto de Sabiduría de su conciencia
individualizada. El encarnó como varón, llevó a cabo la experiencia de paternidad como un
adulto para redimir a través de la sabiduría. “Aquello que fue lo suficiente bueno para mí
deberá serlo para mis hijos” implica una actitud completamente pasada de moda - es
paternidad congestionada. El impulso de mejorar las condiciones para sus hijos - esotérica o
exotéricamente - es el progreso evolutivo especializándose en la conciencia de padre.
Además la exaltación de Júpiter en Cáncer, signo de la Luna, representa la polarización
masculina del Principio de Alimentación; la ternura, generosidad y bondad que brota de
Júpiter identifican al padre como dador - de protección, guía y bienestar material. El
hombre primitivo, como la mayor parte de los animales, no estaba generalmente interesado
en sus hijos como individuos. Júpiter, en la naturaleza paterna, es una destilación de
compasión, simpatía e interés en los niños - el resultado de la expresión epigenética a través
de muchas encarnaciones. Si Júpiter representa la expresión de amor paternal del hombre,
como una especialización del Amor Solar, Saturno representa el símbolo arquetípico de la
identidad y principio de la paternidad de la Humanidad: aquel que da forma como
expresión de amor contribuyente, que personifica para el Engendrado el Principio
protectivo, que exterioriza la vibración masculina madura, que exterioriza lo irredimido y la
regenerado de la conciencia del individuo del Principio de Padre y que personifica la piedra
angular masculina de la estructura social. El padre irredimido es el ciudadano irredimido, el
maestro incapaz, ciego a sus atributos esenciales como enfocador del Poder Amoroso. El
padre regenerado, el “Saturno de Luz Blanca” da y sostiene la encarnación en servicio
Amoroso, ejemplariza en su persona y carácter aquello sobre lo cual la familia y la sociedad
pueden construir una estructura mejor y expresa una conciencia de las verdades dirigentes
de la Vida. El influye y guía mediante el principio, no por congestión personal, y conoce la
verdad del Amor en las relaciones humanas. Así pues - Saturno en un horóscopo natal es la
imagen del padre instintivo o subconsciente - un aspecto del impulso de seguridad el cual
es la conciencia de la protección eterna del Padre-Madre Dios. El mándala de Capricornio
tiene al Leo “matriz de Amor” en la octava cúspide. La paternidad espiritualizada es la
expresión sexual elevada a la octava de la conciencia amorosa. No es una expresión “al
azar” - es inspirada espiritualmente, planeada espiritualmente, expresada espiritual y
hermosamente como una liberación de poder solar. (La instrucción oculta dice esto
repetidas veces). El ejercicio espiritual de la paternidad planeada (dirigida por sí misma)
sincroniza perfectamente con las esencias de la octava casa, el signo de Leo y el poder de
Saturno como una electrización de experiencia generadora, por el macho, con el máximo
recurso de Poder Amoroso.

***

del libro " Estudios de Astrología VIII ", de Elman Bacher

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