Los
antiguos romanos consagraban el mes de Febrero, el último de su calendario, al
Dios Febreuus. El año se iniciaba con la primavera (en el hemisferio norte), en
Marzo, en el Signo de Aries.
Como
cerramiento del año natural, se realizaban las Februalias, fiestas en las que
ser purificaba a la ciudad, mediante el sacrificio de los muertos. Mas tarde,
Februus fue identificado al Dios Pater, dios del reino de los muertos entre los
latinos.
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Si
estudiamos los mitos, en ellos encontramos siempre un mensaje oculto. En
astrología, el 12 Signo es Piscis que rige las extremidades o la terminación
del cuerpo, los pies. Igualmente se refiere a todo aquello que traemos de vidas
anteriores, como destino y que debe ser purificado mediante sacrificios.
Etimológicamente, la palabra sacrificio quiere decir: ejecutar algo en forma
sagrada, hacer con sacralizad. Por lo tanto, indica la transmutación de
tendencias viciosas, mediante la formación de nuevos y correctos hábitos de
pensar, de sentir, de hablar y de actuar.
Dios
Pater – el dios del Olimpo – era Júpiter, que, juntamente con Neptuno, rige a
Piscis y la casa 12. El movimiento de traslación de Júpiter (giro completo
alrededor del Sol) es de cerca de doce años, durante los cuales el estimula
todos nuestros departamentos, en especial nuestras nobles tendencias, para
guiarnos a un destino mejor. El permanece en cada Casa alrededor de un año,
infundiéndonos su benevolencia, el amor a las causas elevadas, la filosofía de
la vida, la filantropía, la religación con el Divino Interno. Al mismo tiempo,
por medio de los malos aspectos, nos compele a recapacitar, en un esfuerzo de
revelar las fallas que aún mantenemos en nuestros aspectos; averiguando si
evolucionamos en tales asuntos, en relación con el año anterior.
Los
muertos son las tendencias que permanecen en el inconciente humano, que como
vicios se reflejan en esta vida, cuando aprendemos el arte de la observación y
el conocimiento de nosotros mismos. Nuestro carácter es una mezcla de
tendencias antiguas junto a las nuevas influencias de la presente vida. Por
ello es que la ciudad representa a nuestra personalidad actual, la que debe ser
purificada, mediante una toma de conciencia y transmutación de las tendencias
viciosas.
Esta
corrección no requiere lucha. No es aconsejable agredir o procurar vencer al
mal, tal como lo intentó Anfortas. Por tal motivo fue herido y aún perdió la
lanza sagrada del poder interno. El Cristo dijo: “No resistais al mal”. No el
mal externo, sino el interno. Si resistimos el mal externo, quien reacciona
así, en nosotros, es el mal interno, que se identifica y reaviva el mal semejante,
desde afuera, que el atrajo.
Comprendamos,
pues, que la única reforma es la interna. Si no hay mal dentro de nosotros, no
podemos atraer el mal de afuera.
¿Y como
podemos vencer al mal interno sin luchar?
Cuando tomamos conciencia de
algunos aspectos indeseables en nuestro carácter, cuyo hábito nos obliga a
repetirlos automáticamente, con una velocidad que mucho dificulta el poder
evitarlo, la única cosa que podemos hacer es tomar conciencia y no dejar que
continúen manifestándose automáticamente en nuestro inconsciente.
Tomemos un ejemplo común: el
hábito de fumar. Enseguida reconocemos cuanto nos perjudica. No solo porque se
convierte en un hábito muy desagradable, con manchas amarillas en los dientes
por efecto del alquitrán. Más que el aspecto estético, el fumar perjudica
enormemente a la salud. Ya tomamos conciencia de todo eso, ya que tan a menudo
contribuye al desarrollo del cáncer en la boca y los pulmones.
Febrero nos invita a la
regeneración, antes que esto se convierta en vicio cristalizado y el destino
maduro nos cobre el abuso, en el vehículo físico del futuro renacimiento. ¿Qué
hacer entonces?
Cada vez que,
inconscientemente, arrojemos lejos el cigarrillo, dependerá de nosotros, si en
vez de ello, sacamos de la cartera el cigarro y lo encendemos.
DEBEMOS QUEBRAR LA
MAGIA DE ESE RITUAL AUTOMATICO POR MEDIO DE
LA TOMA DE
CONSCIENCIA.
Podemos tomar por sorpresa a
este proceso y acompañarlo de una manera bien consciente manifestando: Ahora
voy a tirar el cigarrillo, para luego cambiar de idea y estar dispuesto a
fumar, pero: NO; NO DESEO FUMAR AHORA, LO HARE DESPUES.
Siempre tomando consciencia,
fumando una que otra vez, siempre disminuyendo el hacerlo, hasta que acabemos
de una vez por todas con ese hábito malsano. Es como estar dirigiendo un auto a
gran velocidad y luego ir disminuyendo la misma poco a poco.
La toma de conciencia es la
clave. Al dejar de repetir el hábito se va debilitando en forma gradual.
Pero hay quienes deciden
dejar de fumar de una sola vez totalmente y lo consiguen. Ellos son los
estoicos. Lo importante es que luego no se conviertan en intolerantes con los
que fuman y comiencen a criticarlos, ya que de ese modo, dejarán un vicio y
adquirirán otro, lo que representa una simple transferencia.
Purifiquemos la “CIUDAD” de nuestra
personalidad, para así comenzar un nuevo ciclo por medio de espirales más
altas. De esa manera vamos a disolver las tendencias escondidas en la Casa 12 o en Piscis, por
medio de la concientización y superación racional.-
Maravilloso Artículo traducido
de la Revista
“SERVICIO ROSACRUZ”, Nº 277, que publicaba años atrás el CENTRO DE LA FRATERNIDAD ROSACRUZ
DE SAN PABLO, BRASIL.-
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Agradecemos a Raúl Sasia, por este artículo.
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Saludos afectuosos, Edgardo
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