Reflexión sobre la Luna Llena de 06 de Abril de 2012
Se produce a las 19’20, bajo la influencia de Aries, a los 17º 23’ de
Libra
Los signos que definen esta Luna Llena son Aries y Libra, los dos signos
cardinales, es decir, creadores, pero uno de Fuego y el otro de Aire y, por
tanto, muy complementarios, ya que el Fuego calienta y hace elevarse al Aire y
éste enciende y aviva el Fuego. Sus respectivas definiciones son:
Aries: Surjo
y, desde el plano de la mente, rijo.
Libra: Elijo el camino que conduce entre las dos
grandes líneas de fuerza.
Con estos datos en la mano, ya cada cual debe reflexionar sobre su nivel
evolutivo, el momento y las circunstancias en que se encuentra, sus
aspiraciones, etc. Pero sin olvidar que estamos inmersos en tiempos excepcionales,
tiempos de cambios, de descubrimientos, de revelaciones, de…verdadera magia al
alcance de todos y cada uno de nosotros.
Ahora tenemos, encima, aparte del paso de una Era a otra, de la
eterización del cuerpo físico, de la Ascensión y de la necesidad de profundizar
y sacar el mayor partido posible a las nuevas Enseñanzas que, por doquier, nos
salen al paso gracias a la técnica informática, la necesidad de acompasarnos a
las nuevas exigencias de practicar la co-creación, de acostumbrarnos a sentirnos
partes de Dios (y, por tanto, dioses) y de ejercer como tales.
Hemos estado acostumbrados, por todas las religiones y todas las
escuelas de Misterios, a considerar que Dios estaba lejos de nosotros, muy
“alto”, casi inaccesible (aunque en todas ellas se nos decía que se encontraba
“dentro” de nosotros), y que debíamos dirigirnos a lo alto y pedir ayuda para vivir la vida debidamente, es decir,
visto desde hoy, para ir creando nuestra
vida a medida que sorteábamos las dificultades de todo tipo que se nos iban
presentando.
Ahora no. Ahora se nos dice que debemos
co-crear nuestra vida. Y eso nos da miedo. Porque nunca nos habíamos
considerado capaces de crear algo aunque, si miramos alrededor, todo lo que nos
rodea - casi todo, a decir verdad – lo hemos creado nosotros. Pero, aun así,
nos resistimos, nuestro ego personal se resiste a considerarse creador. Y ello
nos obliga a profundas meditaciones que, una vez realizadas, nos descubren lo que ya sabíamos sin saber que lo
sabíamos: que éramos creadores y que lo habíamos sido siempre, desde que
pusimos los pies en la Tierra.
Porque nuestra vida, desde nuestra primera inspiración, ha sido una
creación nuestra permanente. Primero, dirigida por nuestro instinto de
conservación y luego, apenas empezamos a coordinar movimientos con alguna
intención, en todo momento.
Reflexionemos un poco sobre todo ello: Lo que hace posible la creación
de algo, se nos dice en las nuevas enseñanzas, es la intención. Y la
intención la hemos manifestado siempre, siempre, porque nada de lo que hemos
hecho ha sido sin intención de lograr algo: comer, correr, dibujar, escribir,
estudiar, pensar, amar, odiar, reír, orar, inventar, y mil etcéteras. Siempre
ha estado presente la intención. Y como eso lo hemos hecho siempre así, durante
toda nuestra existencia, ha acabado por parecernos que era lo normal. Y
seguíamos pensando en el Dios creador, allá arriba, y en un hombre (“nosotros”)
diminuto, impotente, incapaz y necesitado de ayuda para realizarse debidamente.
Pero, si lo que hemos estado haciendo, sin saberlo, era sencillamente,
crear algo que no existía (un escrito, un movimiento, un pensamiento, una
caricia, un robo, una emoción, una utopía, una máquina, una casa y otras mil
cosas), lo único que era diferente entre entonces y lo que se nos exige “ahora”
es el hacer lo mismo, el seguir viviendo la misma vida, como antes, pero
convencidos de que lo estamos haciendo como los creadores que siempre hemos
sido. Estamos, pues, en la ridícula situación de “El burgués gentilhombre” de
Molière, cuando se entera de que se puede escribir en prosa
o en verso, y descubre, asombrado, que había estado escribiendo toda la vida en prosa “sin saberlo”. Porque nosotros
hemos vivido como dioses y ejerciendo de dioses y por eso, precisamente por
eso, somos el resultado y los responsables de todas las sucesivas creaciones
que hemos hecho a lo largo de los años. ¿Dónde
está, pues, el problema para seguir haciendo lo mismo desde la situación
CONSCIENTE de dioses creadores? Eso es lo que se nos pide. Y hemos de
esforzarnos, de mentalizarnos, de convencernos, de olvidar los prejuicios que
nos hicieron pensar otra cosa, y sentirnos dotados de todo lo que atribuíamos
sólo a un Dios lejano y aparentemente sordo.
Co-creemos, pues, entre nuestro Yo Superior (nuestra parte inmortal) y
nuestra Personalidad (nuestra parte mortal). Y manifestemos la intención de
crear lo que deseemos, y la naturaleza nos obedecerá. Porque somos dioses. Y
creamos nuestra vida, que es sólo nuestra y de nadie más. Porque, si no
manifestamos esa intención convencidos
de nuestro poder (como lo estábamos haciendo antes, cuando ignorábamos que
lo teníamos), no avanzaremos en esta época milagrosa que nos ha tocado – que
hemos elegido – vivir.
Dícese que los niños pequeños, con dos o tres años, cuando juegan, por
ejemplo, a comer, ellos crean la comida con materia etérica y, aunque en este
mundo tridimensional no lo veamos, comen su comida ¡recién creada en los mundos
multidimensionales!. Porque en estos últimos (plano etérico, mundo del deseo o
emocional y mundo del pensamiento), la materia obedece a nuestras intenciones e
inmediatamente se acomoda a ellas y aparece lo que deseábamos crear. En nuestro
mundo físico, en cambio, la materia es más densa, más pesada, y la intención no
es suficiente para configurarla, por lo que necesitamos una energía que la
mueva y la configure. Por ejemplo, para hacer en el mundo físico la misma
comida que el niño de dos años hacía con materia etérica, nosotros, los
adultos, necesitamos materia física, que llamamos alimentos, y energía que la
maneje y la cocine, para poderla comer. Y, del mismo modo, si en los planos
interdimensionales queremos escribir una carta o construir una casa, nos basta
con la idea y con la intención, mientras que aquí necesitaremos papel,
bolígrafo o PC para escribirla o materiales de construcción y esfuerzos físicos
para construirla.
Pero hemos de hacer ese pequeño esfuerzo y dar “órdenes creadoras” a la
naturaleza. Porque toda orden dada a la misma por un ser creador, es siempre
obedecida. Quizás no a la velocidad que nosotros deseamos, ni de la forma que
esperábamos. Pero, siempre, siempre, se nos obedecerá. Y, cuanto más
practiquemos la co-creación, más afectivos seremos en esa nueva faceta que se
nos está descubriendo que teníamos. De modo que ya podemos escribir en prosa
sabiendo que lo hacemos.
A todo ello nos ayudan los astros. Y en estos
momentos tenemos un aspecto interesante, que es la oposición entre el Sol en
Aries y Saturno en Libra, oposición que apunta, directamente, a las relaciones,
sean éstas de la clase que sean: familiares, comerciales, sociales, políticas,
financieras, etc. Y, cuando semejantes
fuerzas planetarias se combinan con momentos predestinados como el año 2012, el
mundo entero se encuentra a las Puertas del Cambio.
Porque Saturno representa lo que fue, mientras que
el Sol brilla por lo que será. De modo que nuestras visiones de lo que puede
ser lucharán contra el pasado que fue, y eso se reflejará en nosotros y en el
mundo con en estallidos de represión política y agitación social.
Porque el Sol en Aries trata de
abrir alguna puerta en tu vida y dejar entrar frescas energías nuevas. Aries es
un signo de fuego. El espíritu del fuego es la misma fuerza vital creadora.
Aries está luchando por algún futuro brillante que quiere emerger en los
rincones mustios de tu pasado.
Saturno en Libra, en cambio, hasta el otoño del
2012, estará llevando a nuestra especie a través de una tremenda reconstrucción
del amor, el sexo y la intimidad, así como enseñándonos nuevas formas de
relacionarnos unos con otros.
Se nos pide, pues, que comprendamos y hagamos
propio cualquier mensaje que nuestra historia y nuestras relaciones hayan
estado tratando de hacernos llegar, a la vez que nos liberemos de la necesidad
de repetir viejos patrones. El Sol en Aries defiende la esperanza, dentro de
cada corazón humano, de que el futuro puede ser mejor que el pasado.
Aprovechemos este momento para subir lo más alto que podamos y encontrar una
versión de la relación en la que todos ganen y la verdad de cada persona florezca,
no a expensas de la del otro, sino para beneficio de ambas. Suerte, pues, en la elección.
Luzinterna.com
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Gracias Sr. César Lillo Arellano, por el enlace.
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