jueves, 26 de febrero de 2015

LA EVOLUCIÓN INDICADA EN EL ZODIACO



por Augusta y Max Heindel, 

    Es  cosa  cierta  e  indiscutible  para  los  místicos,  que  la  carrera  evolutiva  de  la
Humanidad está unida, indisolublemente, a las Jerarquías Divinas que rigen los planetas
y los doce signos del Zodíaco, y que el paso del Sol y de los planetas a través de ellos
indica  el  progreso  del  hombre  en  el  tiempo  y  en  el  espacio.  Por  lo  tanto,  no  es  de
extrañar que, en el curso de sus investigaciones respecto al desenvolvimiento espiritual
de la Humanidad, los autores hayan visto también mucho de lo que se relaciona con el
Zodíaco, que es la frontera o límite de nuestra esfera evolutiva actual. Todo esto se ha
percibido  en  la  Memoria  de  la  Naturaleza,  que  arroja  mucha  luz  sobre  los  pasajes
oscuros de la Biblia, y en los documentos que han ido apareciendo, de vez en cuando,
en distintos puntos. Pero el medio de reunir esos escritos disociados y formar con ellos
un todo, ha constituido un gran problema durante mucho tiempo. Aún hoy, los autores
saben  y  sienten  que  lo  que  están  escribiendo  en  este  libro  constituye  sólo  un  débil
intento de dar a conocer a los estudiantes ese gran conjunto de hechos que han venido a
su conocimiento como consecuencia de sus investigaciones. Sienten que esto facilitará a
los  estudiantes  una  nueva  y  más  profunda  comprensión  de  la  significación  de  los
símbolos antiguos y que, por medio de la comunicación de los conocimientos obtenidos,
los predispondrá a recibir más luz. 
    Acerca de la evolución de los planetas, el Concepto  Rosacruz del Cosmos nos
dice, en la página 221 que “cuando los seres de un planeta han evolucionado en grado
suficiente, el planeta se convierte en un sol, el centro fijo de un sistema solar. Y, cuando
los seres  en cuestión  han desarrollado  un  grado mayor  aún  y,  consecuentemente,  han
alcanzado su máximum de brillantez, este sol se expande en un zodiaco y se convierte,
por  así  decirlo,  en  la  matriz  de  un  nuevo  sistema  solar.  De  este  modo,  las  grandes
huestes de seres divinos que hasta aquel entonces  estuvieron confinados en aquel sol,
ganan libertad de acción sobre un gran número de estrellas, y esto será el sistema que se
desarrollará  dentro  de  su  esfera  de  influencia.  Los  planetas  o  portadores  de  hombres 
dentro del zodiaco, están constantemente influidos por tales fuerzas, pero en diferentes
sentidos, con arreglo al estado que hayan alcanzado en la evolución. Nuestro Sol no se
pudo  convertir  en  un  sol  hasta  que  hubo  expelido  asimismo  todos  los  seres  que  no
estaban lo suficientemente desarrollados para resistir el elevado estado de vibración y la
gran luminosidad de los seres que estaban capacitados para aquella evolución. Todos los
seres que ahora están sobre todos los demás planetas de su sistema solar, habrían sido
consumidos, de haber permanecido en el Sol. Este sol visible, sin embargo, aunque es
un  lugar  de  evolución  de  seres  vastamente  desarrollados  sobre  el  hombre,  no  es,  en
modo alguno, el padre de los otros planetas, como la ciencia supone. Por el contrario, es
una emanación del  sol central, que es el manantial invisible de todo lo que constituye
nuestro  sistema  solar.  Nuestro  sol  visible  es  sólo  el  espejo  en  el  cual  se  reflejan  los
rayos de energía del sol espiritual, y el  Sol real es tan invisible como lo es el  hombre  
real”.

    Con esta enseñanza se hará evidente que las grandes Jerarquías espirituales que
están  guiando  nuestra  evolución,  han  tenido  su  entrenamiento  para  este  camino  en
anteriores esquemas de manifestación, y que lo que ellos están haciendo ahora, nosotros
lo haremos algún día con otros.

    Hoy ya los más adelantados de nuestra raza están recorriendo el Sendero de la
Iniciación y han avanzado, por lo tanto, a estados mucho más elevados que la condición
general  de  nuestra  presente  Humanidad.  Se  dice  que  aquéllos  que  han  pasado  por  la 
Escuela de los Misterios Menores de Mercurio y se han graduado en la Escuela de los
Misterios  Mayores,  están  preparando  ahora  la  evolución  humana  para  el  Período  de
Júpiter. Han penetrado en el planeta Júpiter, valiéndose de una de sus lunas, la cual les
ha  servido  de  escalón.  Otros  hay  que,  desgraciadamente,  han  seguido  senderos
diametralmente opuestos. 
    Leemos  en  el  Concepto  Rosacruz  del  Cosmos  que,  los  habitantes  de  la  Tierra
fueron, a un mismo tiempo, expelidos del Sol, debido a su fracaso en mantenerse en un
estado capaz de resistir las vibraciones de aquellos seres, perjudicándose con ello a sí
mismos y perjudicando a los demás. Del mismo modo, se hizo necesario, en la Época de
Lemuria,  expulsar  un determinado  número  de  atrasados  desde la  Tierra misma.  Y así
fue cómo la Luna fue arrojada al espacio para girar, como un satélite circular de nuestro
planeta. Aquellos desgraciados están degenerando gradualmente y llegará un día en que
tendrán  que  ir  al  planeta  Saturno,  que  representa  la  puerta  del  Caos.  De  allí  serán
expelidos  al  espacio  interplanetario  para  aguardar  una  época  en  la  que,  en  un  nuevo
sistema, encontrarán una condición favorable para su ulterior evolución.

de Boletín Rosacruz , Nº 32     
Año 1999 Tercer trimestre (Julio Setiembre) Fraternidad Rosacruz  Max  Heindel - Madrid
 
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