jueves, 18 de abril de 2013

EL DAR REGALOS




CAPÍTULO V

EL DAR REGALOS

Nosotros usamos la palabra aniversario para designar una temporada en la que
expresamos nuestra apreciación de la vida. No damos regalos simplemente a aquellos que
amamos, admiramos y respetamos porque estas personas hayan conseguido vivir cierto
número de años, porque es natural para cada uno permanecer en este plano todo lo que
pueda. Damos regalos en ocasiones de fiesta para expresar nuestro aprecio por cuanto
aquellos que amamos (cuyas cualidades vibratorias representan nuestros ideales) han
permanecido aquí con nosotros. Amamos, admiramos y respetamos a ciertas personas
porque su cualidad vibratoria es de tal modo que ella estimula algo de nuestra conciencia
más fina y regenerada; el contacto con estas personas “enciende” nuestra percepción de la
Luz que mora en cada uno de nosotros y de la cual somos las expresiones manifestadas en
este plano.
Todas las ceremonias relativas a los períodos de experiencia humana se originan en
el impulso primitivo de reconocer los principios de la vida en su expresión rítmica durante
nuestros años aquí. Puesto que la humanidad tiende a objetivar la conciencia, los festivales
y las ceremonias simbólicos son usados para interpretar la percepción del hombre de los
procesos de la vida. Se observará que todos los pueblos tienen sus propias maneras
particulares de presentar sus interpretaciones de la vida; algunos son alegres y “rapsódicos”
en cualidad, otros son majestuosos y solemnes. Las ceremonias y las fiestas son
dramatizaciones de las reacciones emocionales de la humanidad a los fenómenos de la vida
y sus dádivas son una expresión de su aprecio y sus simpatías. En la fiesta de Pascua la
humanidad celebra, de acuerdo con el lugar y el tiempo, su regocijo de vivir la respuesta
primordial a la percepción de su avance como manifestación física; su gratitud a la Tierra
como una expresión física de la belleza en su florecimiento, fragancia y promesa de
fruición. Ésta es la ocasión en que la humanidad celebra el Ascendente de su horóscopo, la
renovación de la conciencia de YO SOY, la mirada hacia arriba, el impulso hacia adelante.
La referencia al Ascendente del horóscopo concierne a la cualidad dinámica, vivificante del
signo de Aries, el signo del Ascendente del horóscopo abstracto de la entidad, humanidad.
La fiesta de Pascua, prescindiendo de sus formas variadas y sus rituales, es la “canción de
la confianza en la Vida” de la humanidad, la fe indestructible en el bien universal que hace
posible, su igualmente indestructible determinación para el progreso. La Pascua es el
período en cada año para recargar nuestra propia conciencia - y la de los otros - con
renovada vitalidad, renovado valor y renovada percepción de la Potencialidad Divina, y
renovado júbilo en las liberaciones y expresiones de esa potencialidad. El relato de la
Resurrección es el drama de la liberación; nuestra ofrenda de regalos en esta estación es
nuestro aprecio del medio liberador del Espíritu según éste se manifiesta a través de
aquellos a quienes amamos y la liberación que su amor y estímulo ha significado para
nosotros. La Pascua es la función del Espíritu de “romper las cristalizaciones” y está
simbolizada en el horóscopo por la vibración y la acción del planeta Urano y la función del
aspecto sextil entre dos planetas para romper la cristalización de la congestión formada por
cualquiera de los dos o de ambos planetas a otros planetas. La transmutación de la cualidad
de uno o ambos planetas en cuadratura u oposición permite una redistribución de las
energías planetarias para una expresión más constructiva. Ésta es la “Resurrección” en la
vida de cada ser humano que progresa espiritualmente. Nuestro “regalo de Pascua”, como
Astro-filósofos, es nuestra contribución de penetración interna para desenredar las
congestiones de nuestros compañeros y auxiliarlos a reorientarse hacia niveles más
elevados de conciencia y expresión.
La celebración del cumpleaños de un individuo es una apreciación - por sus seres
amados y amigos - de la forma en que él expresa el regente de su Ascendente. Este planeta,
cualquiera que sea y donde quiera que esté en el mapa, es el símbolo de la percepción
propia y la potencialidad de la personalidad. Nuestra ofrenda de regalos en tal día es nuestra
expresión del aprecio por la Luz que esa persona representa en nuestras vidas como una
“chispa de la Luz Divina”. Nosotros debemos agradecer los esfuerzos que hacen aquellos
cercanos a nosotros para mejorar sus cualidades y expresiones vibratorias; sus
mejoramientos nos ayudan a hacer los nuestros puesto que lo mejor en ellos enciende lo
mejor en nosotros. Nosotros objetivamos nuestro aprecio por una compensación material,
algo que ha de levantar más la conciencia de la persona apreciada.
El autor desconoce si se han celebrado ocasiones comparables al “Día de las
Madres” y “Día de los Padres”, por otras razas, o si es que son exclusivamente fiestas
americanas. Sin embargo, ellas son, en combinación, el “festival de la cuarta y la décima
casas”, el diámetro vertical del horóscopo, la Esencia dinámica del universo. En
apreciación a la gente que ella conmemora, nosotros significamos nuestra conciencia
reverencial de radiación de Amor, Sacrificio, Crianza y Protección que son las “bases”
inherentes regeneradas de los principios de los padres. Nosotros damos amorosamente un
regalo a Mamá y a Papá en “su día” para expresarles nuestra apreciación a ellos como
individuos quienes, en servicio Amoroso, nos proporcionan la encarnación, nos protegieron
y nos guiaron en nuestros años de crecimiento. Pero nosotros apreciamos algo de lo cual
Madre y Padre son expresiones humanas individuales: las fuerzas nutritivas y protectoras
de la Vida misma. Las Madres y los Padres que son verdaderamente amados y respetados
por sus hijos lo son porque ellos, en sí mismos, simbolizan la protección cobijadora de las
Fuerzas Divinas; su servicio de Amor sacrificante es una duplicación humana de todo lo
que se da para la perpetuación y avance de la vida humana.
¿Cuándo, verdaderamente, no ha celebrado la Humanidad, en ceremonia, la unión
de dos que se aman? La fiesta del matrimonio es la dramatización del diámetro horizontal
del horóscopo, las cúspides de la primera y séptima casas. El éxtasis y la belleza
inspiradora de la unión amorosa es el medio por el cual la humanidad es alertada más
intensamente a la existencia de su yo ideal encendido en su conciencia por las virtudes y
gracias de la persona que representa su complemento. El corazón humano responde con
completo regocijo a la “belleza que es Amor” y aquellas personas que han vivido esta
belleza en la relación marital representan símbolos, en forma humana, de la eternidad de la
belleza misma. Nosotros respondemos con un sentido de arrobamiento profundo a la
vibración exaltada de una ceremonia nupcial y la felicidad radiante de la nueva esposa y el
nuevo marido crean nuestros más sinceros deseos que su experiencia juntos sea feliz y
airosa en todo sentido. Debido a la cualidad del espíritu que ellos despliegan, nosotros
apreciamos las parejas que hacen un verdadero éxito del matrimonio porque ellas han
vivido la verdad del amar y nosotros les estamos agradecidos por lo que ellas representan.
El Astro-filósofo “celebra el diámetro horizontal” cuando quiera que él aprenda algo de lo
mejor de otras personas e incorpora esas cualidades en su propia vida. La otra persona
representa la séptima casa - el complemento; él es el Ascendente - el YO SOY; la fusión de
lo mejor del complemento en la conciencia del YO SOY es lo que la ceremonia del
matrimonio realmente simboliza - el perfeccionamiento de la conciencia personal en un
todo completo y perfecto. Como esposas y como esposos, los Astro-filósofos reviven el
amor que los unió siempre que ellos traten de emular las virtudes y cualidades regeneradas
de sus compañeros y ellos usan los patrones simbólicos de sus mapas para esclarecer las
significaciones internas de su unión y para lograr perspectivas de cómo puede cada uno
ayudar, enseñar y guiar al otro.
Aunque no se le atribuye la esfera de significación implicada por la Pascua o la
Navidad, la fiesta del Día de San Valentín es una ocasión encantadora que celebra la quinta
casa del horóscopo y el signo Leo. Ésta es la “canción de los jóvenes de corazón”, “el brillo
de la estrella del amor”, el impulso ardiente y grato de corazón humano de apreciar las
bellezas y virtudes del sexo opuesto, el reconocimiento de la aurora del cumplimiento
emocional. Regalos de flores y dulces son ofrecidos como expresiones de los “sentimientos
de dulzura” en nuestros corazones para aquellos que representan nuestro ideal de
amabilidad y encanto. La cualidad radiante implicada por el signo Leo es aquella por la
cual nuestra conciencia de Amor calienta y bendice las vidas de aquellos que nos son
queridos - nosotros expresamos a estas personas nuestra apreciación por el ideal que ellas
representan para nosotros -. El hombre o la mujer joven que es amado es un individuo
humano de la belleza de la Vida a los ojos del que ama y el mensaje presentado por el signo
de Leo es el de: “vida por el amor”; “mantenga su corazón renovado y fresco por impulsos
ardientes de afecto”; “mantenga viva su perfección de la belleza amando lo más hermoso en
la otra persona”. El regalo diario de nuestros impulsos más sutiles hacia una hermosa vida
en la relación, el encanto de la convivencia armoniosa y la inspiración de la siempre
renovada percepción de la Luz que está inherente en la conciencia del ser amado, es la
verdadera celebración del Día de San Valentín - el regalo anual de flores (o cualquier cosa)
- es simplemente la expresión externa de aquello que el corazón humano debe expresar
continuamente hacia la persona amada; es nuestra apreciación de lo que la persona
representa para nosotros como un ideal de nuestros corazones.
El festival combinado de la Víspera de todos los Santos, en el signo dé Escorpión -
el 31 de octubre - y el Día de Todos los Santos - 1 de noviembre - tiene una implicación
mucho más solemne; es la “Fiesta del Ocultista”.
La Fiesta de la Víspera de todos los Santos se ha convertido en una fiesta de
disfraces y bufonería - un clamor lejano de la profunda significación espiritual que tuvo
originariamente - Su perpetuación a través de la historia ha sido una expresión de la
percepción humana de la vida en los planos internos y su patrón astrológico, a través del
Signo de Escorpión, es la octava casa - la regeneración del mal en Bien - el gran símbolo de
los Poderes del Ocultista Blanco. “La víspera de todos los Santos” es, de acuerdo con la
vieja tradición, la noche particular del año cuando se les da a los muertos una tregua de la
esclavitud de sus tumbas y libertad de vagar por las moradas de los vivos. La
representación de brujas, diablos, esqueletos y todas esas criaturas sobrenaturales son
dramatizaciones de la imaginación del hombre, de su percepción de lo atado a la tierra y
condenado; ellas simbolizan su temor a lo desconocido - desconocido porque no es
comprendido -. La sucesión del “Día de la Víspera de todos los Santos” por el “Día de
todos los Santos” completa la significación de este festival: la conquista de las fuerzas de
las tinieblas (el miedo y la ignorancia) por las Fuerzas de la Luz (la virtud y la Verdad).
Con respecto a esto y en este punto, una palabra de profunda apreciación a:
Señor Walt Disney, cuyo trabajo en películas cinematográficas ha probado que él es
uno de los medios más grandes para inspirar el corazón de la humanidad en el mundo hoy
día. En las dos últimas partes de su obra monumental Fantasía - Noche en Montaña Rasa
y Ave María - el señor Disney y sus colegas han presentado este “Festival Escorpiónico” en
magnífica forma dramática. Nosotros vemos las sombras de Egos que, mientras estaban en
la tierra, se congestionaron en cualidades negativas de orgullo, lujuria, avaricia, crueldad,
ira y envidia. En Fantasía los caracteres que sirven para representar estas cualidades viven
en un mundo donde todo es oscuro, humeante, fétido, doloroso y angustiado. Estos niveles
de conciencia, en cualquier ser humano, son verdaderamente las regiones del infierno y en
tales, nosotros estamos perdidos bajo el poder del Príncipe de las Tinieblas, faltos de
esperanza y de dirección propia. La música luminosa del Ave María introduce el
advenimiento de la aurora que es la Luz de la Verdad, la Pureza y la Virtud, disipando las
condiciones y poderes perversos e ignorantes del “Ángel Negro”. El ocultista o Astrofilósofo
que enfrenta sus experiencias personales con valor y fortaleza, las cumple lo mejor
que puede y a través de la regeneración de sus impulsos negativos purifica sus intuiciones e
ilumina su Conocimiento Interno, se acondiciona para ser un “lanzador de Luz” en las áreas
oscurecidas de la conciencia de otro. Nosotros podemos dar fiestas y disfrutar de juegos y
diversiones en el Día de la Víspera de los Santos e ir a la iglesia en tributo de reverencia a
nuestros santos la mañana siguiente; pero celebramos, como filósofos, esta ocasión en
nuestra vida diaria cuando nos regeneramos y cualificamos para ser dadores de Luz a la
humanidad. Cada Astro-filósofo tiene una condición planetaria particular como el medio
regente de su octava casa, y este planeta le da la clave sobre los principales requisitos de
sus experiencias regeneradoras. Cada esfuerzo en esta dirección contribuye más luz al
cuerpo vibratorio colectivo de la humanidad - es el gran regalo espiritual por el cual la parte
contribuye al bienestar del todo -.
El gran festival de Navidad es el más “Compuesto” de todas nuestras celebraciones
del presente. Él es la dramatización de los logros, esperanzas, ideales y aspiraciones
espirituales más profundas de la humanidad - el punto focal para la expresión del amor a
sus semejantes.
Es notable que el relato de la primera Navidad implica en su presentación, la vida en
este plano desde las “bestias más bajas” hasta las huestes angelicales, la esfera completa de
las expresiones de la vida desde la más humilde hasta la más exaltada. Los reyes y los
hombres sabios, los pastores humildes, las voces angélica, los padres humanos
transfigurados, todos agrupados en torno de la representación del Espíritu Divino
incorporado en la pureza del niño recién nacido. Esta fiesta es la dramatización de la
undécima y duodécima casas del Horóscopo Abstracto como el impulso detrás de la
manifestación de la cruz cardinal; el símbolo formado por los diámetros vertical y
horizontal de la rueda es el Símbolo Poderoso de la Encarnación.
La casa undécima es la conciencia Amorosa universal espiritualizada - la
polarización - o la octava más alta - de la quinta casa -. Su regencia abstracta por Urano es
el Amor para todos, el Amor que no reconoce limita-raciones de todas las condiciones
limitadas y las transforma. La casa duodécima es la voz de redención, el impulso (y
necesidad) de reencarnar para más amplio cumplimiento a través de procesos y
experiencias evolutivos. Lo que es manifestado por los poderes de estas dos casas es la
expresión, en dimensión material, del vehículo bipolar por medio del cual es revelada la
Deidad latente. “... y Él asumió la semejanza de hombre” es la manifestación del Espíritu
manifestado y concierne a la aparición de toda expresión de Vida en este plano.
En la conciencia de la humanidad, el símbolo de un niño ha representado siempre la
inocencia de un nuevo comienzo; en la adoración del Niño que había de ser Cristificado,
nosotros vemos la dramatización de la mirada hacia arriba de la humanidad en la visión de
su propia pureza olvidada. Nuestros corazones están hondamente conmovidos por el poder
vibratorio de este festival porque en todo el mundo, la alegría y el bienestar de los niños, y
en general, de todas las personas que son dependientes, son puntos focales de nuestra
atención emocional. Nosotros tratamos de manifestar el poder de la benevolencia para
mejorar las condiciones de los otros.
Puesto que las encarnaciones están ocurriendo diariamente por todo el mundo
nosotros apreciamos que el espíritu, en manifestación, es un proceso interminable y el
Principio de la Luz, encarnada, está denotado en todo nacimiento en este plano. Nuestra
ofrenda de regalos durante esta estación es nuestra dramatización del homenaje a la
Divinidad que se está manifestando a través de miríadas de formas por el ciclo entero de
evolución y nuestras expresiones de amistad y buena voluntad hacia nuestros hermanos y
hermanas constituyen nuestro reconocimiento de ellos, como expresiones de luz divina y
de amor divino.
La realidad de la Navidad sólo puede perpetuarse si nosotros funcionamos
diariamente en esta conciencia - nunca perder de vista la luz esencial en todos los demás
seres humanos -. La expresión continuada de tal conciencia hace más y más evidente el
significado subyacente de la aseveración que: “Él vino para que el Reino de Paz y de
Justicia fuera establecido en la Tierra”. Como con el Maestro, así con nosotros; todos
somos medios de este poder iluminador y transformador; nuestra reverencia al Niño, Sus
padres humanos y las Huestes Angélicas es nuestra reverencia al amor y a la luz que nos
abraza a todos.

***

del libro " Estudios de Astrología V ", de Elman Bacher

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