martes, 30 de abril de 2013

LA MÚSICA



CAPÍTULO VIII


LA MÚSICA

La composición musical es la manifestación de arquetipos por el arreglo rítmico
formalizado del tono. Es la representación de aquello que es percibido por el oído interno;
es lenguaje por el cual la intuición del artista se comunica con las intuiciones de la
humanidad. Por correspondencia, podemos decir que la prosa es a la poesía, lo que la
poesía es a la música tres “octavas” de arte comunicativo. La música es la transcendencia
del lenguaje; si las palabras son símbolos de sonidos de identidades, los tonos son los
arquetipos de los sonidos, y su manifestación artística en patrón y estructura por la
combinación de melodía, armonía, ritmo y tiempo; es un “lenguaje que trasciende en poder
al lenguaje de las palabras”. El lenguaje de la palabra es una comunicación relativamente
limitada; su comprensión depende de un ejercicio especializado del intelecto. El lenguaje
del tono, esencialmente arquetípico, depende del ejercicio de la intuición y la respuesta
emocional; su incentivo es hacia el impulso instintivo humano de realizar la idealidad. La
magia - y es una de las más grandes de todas las magias - de la melodía y de la armonía
trasciende la separatividad de la conciencia nacionalista de la cual es derivada la variedad
separada del lenguaje de la palabra. Responder a la música es oír la idealidad y las
facultades especializadas de los músicos ejecutantes e interpretadores del mundo con
“canalizaciones por medio de las cuales se comunican mensajes de gran belleza y verdad a
la conciencia anímica de la humanidad”.
La tríada planetaria de la “comunicación” es la de la Luna, Mercurio y Neptuno.
Estos tres planetas representan las tres octavas de la mentalidad: la mente subconsciente del
instinto y el sentimiento; la mente concierne del intelecto; y la mente súper-consciente de la
percepción del arquetipo, respectivamente. Todos los seres humanos no importa cuan
primitivos, participan de las dos primeras de estas octavas porque todos están capacitados
para organizar la opinión (la Luna) por el sentimiento subconsciente y todo el que puede
hablar tiene la facultad del ejercicio del intelecto (Mercurio). Sólo aquellos que son capaces
de percibir y expresar los arquetipos son los que funcionan conciente y constructivamente
en la tercera octava de Neptuno, como “enfocador” de la vibración de Piscis, el signo
mudable de la trinidad de agua, iniciada por la Luna a través de de Cáncer, polaridad del
Virgo de Mercurio, y signo de la décima casa del Géminis de Mercurio. En sus cualidades
regeneradas y espiritualizadas, Neptuno simboliza las facultades más trascendentales de la
conciencia humana, la de la comunicación con el Yo Superior y la conciencia de la
existencia del arquetipo. Estudiemos el símbolo astrológico de Neptuno:
Esotéricamente, este símbolo representa el tridente del dios del océano, como tal
lleva a cabo la representación literal personalizada por la cual fueron enseñados los
principios de vida a los no iniciados, de mentalidad prosaica, de los tiempos antiguos.
Esotéricamente, no es ningún tridente; el semi-círculo vuelto hada arriba es el cáliz o. los
brazos alzados del diámetro horizontal de la cruz cardinal del Gran Mándala - el “varón Elman
hembra engendrado” de la humanidad. La línea vertical es lo mismo que la del Gran
Mándala la línea generadora de la paternidad o maternidad, humana o divina. El pequeño
círculo al fondo del símbolo es la “semilla del cuerpo de alma de la humanidad que es
“estimulado a nueva vida” por poderes divinos. El pequeño círculo es análogo al “punto de
Cáncer del Gran Mándala” y en este símbolo es la semilla de todas las realizaciones
perfeccionadas, la matriz del “Dorado Traje Nupcial”. Este símbolo es verdaderamente uno
de los más bellos de la astrología. Es simétrico, y su verticalidad es contrabalanceada por la
amorosidad de los brazos abiertos levantados del semicírculo como un árbol con sus ramas
levantadas o un ser humano con sus brazos levantados en un éxtasis de reverencia, de
aspiración o de alegría. Ahora para adaptar este símbolo al de Venus que está exaltado en
Piscis:
La cruz al fondo del símbolo de Venus está cerrada (redondeada en el círculo
perfecto de la “conciencia anímica”; el círculo del símbolo de Venus está abierto al cáliz
que recibe lo divino. En esta “abertura de Venus” vemos el secreto de la naturaleza
trascendental de Neptuno: la belleza de la manifestación perfecta que Venus simboliza es
realmente la formalización de la belleza esencial de Neptuno. Si Venus es la belleza de la
simetría, el diseño y el ritmo en el arte, Neptuno es la belleza de la simetría, el diseño y el
ritmo cósmico; si Venus es la belleza de la manifestación perfecta, Neptuno es la belleza
del arquetipo; si Venus es el altar o santuario, Neptuno es el dios a quien está dedicado el
santuario; si Venus es el mito esotérico creado para trasmitir una alegoría espiritual,
Neptuno es el principio de vida personificado por el mito; si Venus es la melodía que
conmueve el corazón, Neptuno es la memoria arquetípica de la experiencia que es
estimulada por la melodía; si Venus es el bello gesto o movimiento del bailarín, Neptuno es
la esencia de la realización emocional o espiritual expresada por el gesto; si Venus es la
progresión armoniosa de colores que es la “vida” de la pintura, Neptuno es la visión interna
del pintor; si Venus es la belleza compuesta de la melodía, la armonía, el ritmo y el texto de
una canción perfectamente forjada, Neptuno es aquello que es trasmitido como estímulo
espiritual a través del compositor, de ahí a través del cantante, a la audiencia.
La feminidad de Neptuno es representada por el semicírculo vuelto hada arriba. La
línea horizontal es abstractamente femenina como la esencia de “aquello que es afectado
por una causa”, pero este semicírculo enfoca un sentimiento de “receptividad” mucho más
intenso. Para geometrizar: si encerramos la estructura del símbolo de Neptuno en un círculo
del cual el punto central es la unión del semicírculo y la vertical, y si usamos la vertical
completa del círculo como la vertical del símbolo de Neptuno es interesante e iluminador
notar que los dos brazos del semicírculo cortan el círculo exterior en los puntos
correspondientes a Escorpión y Piscis del mándala astrológico. Estos dos signos, más el
“punto de Cáncer” del pequeño círculo al fondo del símbolo de Neptuno comprenden la
tríada de los símbolos de agua - el principio femenino - hembra del zodíaco y la facultad
triuna de sensibilidad simpática de la cual la vibración de Piscis representa la octava más
impresionable e hipersensible. Así es que tenemos la aspiración del hombre mujer abierta al
flujo de poderes inspiradores para encender la “semilla” de la conciencia del alma. Esto, en
breve, es el cuadro de la inspiración en la acción; es el cuadro de este factor sutil en la
naturaleza por el cual el instrumento humano se convierte en vehículo de lo divino
(concientemente) a través de procesos espiritualizados. Neptuno es, por lo tanto, el
principio de la instrumentación y su poder es hacer instrumentos de todos los artistas por
los cuales pueden ser efectuadas las comunicaciones arquetípicas.
Nota al calce:
Lo anterior es en pleno reconocimiento del hecho que “el rayo de Neptuno lleva lo
que los ocultistas conocen como el Fuego del Padre, la luz y la vida del Espíritu Divino,
que se expresa como voluntad”. Al igual que todos los demás planetas, Neptuno tiene su
octava “reflectora” así como “expresiva”. La polaridad femenina de la cualidad de Neptuno
es la de nuestra capacidad de responder a estímulos de octava superior por medio del
entonamiento inspirador. Neptuno, en este respecto, es el símbolo arquetípico de nuestras
cualidades místicas. Un gran actor o músico proyecta (dinámicamente) por medio de su
actuación, interpretación y composición. Eso representa su Neptuno dinámico. El
entonamiento con los arquetipos y la respuesta a los impulsos inspiradores de lo Alto es la
polaridad femenina de este funcionamiento.
Todo artista manifestador (creador) es sacerdote ya que es “mediador” entre lo
divino y lo mortal en la humanidad y en ningún otro arte cumple el interpretador el papel de
acólito más profundamente que el cantante o el músico instrumentista. La fusión del valor
musical con el valor de la palabra inherente en el arte de la canción es el compuesto de lo
abstracto de la música con lo concreto del lenguaje. Las palabras de las oraciones poéticas y
las notas de las frases musicales son mezcladas en una alquimia mágica extraña, por las
cuales la palabra poética es intensificada y la idea musical es “concretada”. Puesto que el
tono es el arquetipo del sonido y las palabras el efecto de sonidos compuestos, el arte de la
canción es por tanto el arquetipo del arte de la lectura poética. El gran manifestador de la
canción es el que percibe intuitivamente el valor musical inherente en el texto literario y
por el ejercicio de una fusión de percepciones estéticas, el cantante amalgama estos factores
en la presentación completa de la mezcla del arte literario y el arte musical. El solista
instrumentista y director de orquesta cumplen un “acolitado” semejante en los reinos de la
música más puramente abstracta; la orquesta, bajo dirección, es una combinación de
muchos “acólitos” quienes (cada uno a su manera) contribuyen a la perfección musical
total. Usted preguntaría, ¿qué tiene todo esto que ver con la astrología? ¿Dónde y cómo
debe hallarse la música en un horóscopo? Veamos:
Una partitura musical (líneas y espacios agrupados en compases) se podría escribir
en una forma circular, teniendo todas las notas rasgos verticales dirigidos hacia el centro
del círculo. La nota más baja de la partitura sería análoga a la circunferencia del círculo
astrológico, la nota más alta sería análoga a un círculo cercano a la rueda. En los
pentagramas sobreagudos y graves de la línea musical ordinaria, tenemos cinco líneas para
cada pentagrama más la línea del medio del “do intermedio” - once líneas en total -. Forme
un círculo lo suficientemente grande para contener diez círculos concéntricos y
subdivídalos en doce secciones tal como el mándala astrológico es seccionado en las doce
casas. Aquí tenemos, el “Sol grave” del pentagrama bajo, correspondiente a la
circunferencia astrológica como “emanación” del punto Ascendente - el atributo físico, la
vibración más densa -. El “Fa alto” del pentagrama sobre agudo es el más interno de los
círculos encerrados y puede tomarse para corresponder simbólicamente a la vibración más
espiritual de la conciencia humana, análoga a la vibra-don de Piséis en el Gran Mándala.
La mitad superior de este diagrama - un círculo encerrando otros diez semicírculos
es un cuadro simbólico del arco iris - el espectro del color natural, que tiene rojo, la
vibración de color más densa, como la parte exterior del arco, y púrpura, la vibración más
rápida, en el interior, más próximo (a lo que sería) el “centro del círculo del cual el arco iris
es un arco mayor”. Aquí tenemos en un solo dibujo, espectro de color, espectro de tono, y
el espectro astrológico de la conciencia de la humanidad. Dibuje este cuadro y considérelo
como “gradación de color”, “gradación de tono” y “gradación de conciencia”.
Si enderezamos el radio de Aries en una vertical y desenvolvemos el círculo
compuesto en un cuadro horizontal recto, obtenemos el espectro tonal en una sección
especificada de la “gran escala musical”. Cambie los signos de la clave y sustituya un signo
zodiacal y usted obtiene el Ascendente astrológico que “determina” el tipo de personalidad
de un individuo, del mismo modo que el signo de la llave y el signo métrico “determinan”
la “personalidad” de la composición musical. Analogía adicional: los dos pentagramas de la
música podrían considerarse como simbólicos de todos los tonos que son usados en nuestra
tradición musical; también pueden considerarse simbólicamente, como el margen tonal
completo de toda vibración audible, así como cada color especificado del arco iris tiene sus
miríadas de gradaciones mezclándose imperceptiblemente entre sí por efecto de refracción
de la luz. Astrológicamente este cuadro demuestra individualmente, o como un arquetipo,
la gradación de la evolución humana, desde la mis densa vibración de lo más primitivo
(conciencia física separativa) basta la mayor conciencia espiritualizada en maestría. El
estado primitivo es el rojo y su tono es el más bajo en cualquier símbolo que usted use; el
estado de maestría es de color púrpura y su tono es el “más alto en cualquier escala tonal
que usted use para la ilustración simbólica. Si usted sabe escribir la notación simple, pruebe
un ejemplo simple de “maestría musical astrológica”: un círculo encerrando otros cuatro
círculos concéntricos; subdivídalos en cuatro cuadrantes (compases); en el punto
correspondiente al Ascendente astrológico, indique fuera de la rueda una clave triple, un
signo de llave y ritmo de “tres por cuatro”.
Cada uno de los tres signos de cada cuadrante es por supuesto, un “tiempo”. Usando
sólo el pentagrama sobreagudo para mayor simplicidad, escriba las notas de una melodía en
compás de tres por cuatro, por ejemplo, los primeros cuatro compases del “Vals Missouri”;
cada cuatro compases representan una “excursión” completa del circulo. Presumamos
además que el diagrama es realmente espiral. Cuando usted termine los primeros cuatro
compases en su imaginación, escriba los siguientes cuatro compases en (lo que sería) el
siguiente “peldaño” de la espiral, y así sucesivamente en toda la canción. Otro ejemplo:
subdivida los cuatro cuadrantes en tres, produciendo las doce casas astrológicas o doce
compases de música; intensifique las cúspides de la primera, quinta y novena casas,
produciendo tres fases de cuatro compases (Fuego, Tierra, Aire, Agua) cada una; indique
un compás de “cuatro por cuatro”, y así sucesivamente. Usted puede variar sus patrones de
muchas formas, el punto es éste: simbología astrológica, simbología musical, y el espectro
del color son diseñados esencialmente de la misma manera. Un círculo lo suficientemente
grande para encerrar varios pentagramas podría usarse teóricamente para componer un solo
vocal con acompañamiento de piano o una combinación instrumental.
Así como cada instrumento musical tiene su propia extensión tonal y cualidad tonal
particulares, del mismo modo cada planeta tiene cu cualidad esencial como un enfocador de
uno de los doce signos zodiacales. Las “octavas” de un planeta son los niveles de
conciencia que la persona tiene hacia el principio de vida específico en ciclos de evolución
sucesivos, .así como hay siete “do” musicales en el teclado del piano.
Si en la imaginación, decimos que todo ser humano evoluciona a través de siete
ciclos mayores de desarrollo, éstos serían análogos a las siete octavas comenzando con el
“do” más bajo del teclado del piano; los doce medio-intervalos de cada octava serían
análogos a los doce signos zodiacales. El regente planetario de cada signo podría ser
análogo a la tríada mayor de cada uno de los doce tonos: Venus y Mercurio rigiendo dos
cada uno.
Usted puede experimentar con esta idea en muchas formas. Por un pequeño
ejercicio de su imaginación, usted puede explicar por analogía varios factores musicales y
astrológicos. Por ejemplo: discordancia musical y el aspecto de cuadratura; la
modulación de discordancia a armonía y el aspecto sextil (la modulación de discordancia
a armonía es alquimia expresada en música); la triada mayor basada en un tono especifico
y el gran trino basado en un signo especifico; la nota básica de una triada mayor y un
planeta en dignidad; los armónicos de dos notas tocadas juntos y los orbes de dos
planetas en aspecto, entre si; el solista de una representación musical y el regente
planetario de un mapa; instrumental u otro acompañamiento a un solista y todos los
otros planetas además del regente del mapa. Hay un caudal de investigación imaginativa
para formar títulos de composiciones musicales a través del estudio de agrupaciones
planetarias por la posición de casas y posición de signos, particularmente las del regente del
mapa, como “nota” clave del horóscopo. Semejantes analogías pueden ser muy
fascinadoras. Su interés en ambas artes se intensificará y sus percepciones de los valores de
ambas pueden ser grandemente revivificadas como resultado de tal práctica.
Ahora consideremos al astrólogo como “músico”:
Así como el gran cantante o el instrumentista interpretan a través del medio tonal
los conceptos arquetípicos inspirados del manifestador musical del mismo modo el
astrólogo por el poder de, la palabra presenta sus interpretaciones de los arquetipos -
principios de la vida - cuando le habla a un cliente o a un grupo de estudiantes de
astrología. Del mismo modo que el músico desarrolla su vehículo físico por el ejercicio
técnico, así el astrólogo desarrolla su vehículo mental en la exactitud de los cálculos y el
estudio de técnicas astrológicas. La “composición” que el astrólogo interpreta es siempre el
ser vibratorio (la conciencia) de la humanidad. El cliente es el “compositor” de un arreglo
astrológico especificado y el astrólogo es el “acólito” que sirve al sacerdocio latente del
cliente. El manifestador e intérprete musical ejercitan su conocimiento de los medios
estéticos (tonales y rítmicos) para objetivar sus conceptos de los arquetipos; el astrólogo
ejercita su conocimiento de los medios de la vida humana según ellos especializan los
principios cósmicos. El astrólogo refleja la esencia de lo que está en el horóscopo del
cliente del mismo modo que el cantante o instrumentista refleja aquello que es percibido en
la partitura del manifestador.
Los astrólogos “componen” cuando ellos inventan nuevos símbolos y nuevos
acercamientos a la interpretación astrológica. Sin embargo, mayormente ellos - y los
músicos interpretadores - comunican lo que ya ha sido manifestado, en horóscopos o en
partituras musicales. Así como el trabajo del músico manifestador e interpretador enciende
la audición intuicional de la humanidad, así también lo hace el astrólogo por medio del
lenguaje. La “habilidad artística” del servicio astrológico depende de la claridad con que
puede hacer tal ignición. Esto es en esencia, el propósito de su “canción estelar”, tal como
es el propósito de los otros en su “canción tonal”. Ambos tocan, como quizás no otros dos
artes puedan hacerlo, la proximidad del espíritu morador. Ambos están consagrados al
servicio de “tocar el Espíritu” por el sonido en las formas más hermosas, eficaces e
inspiradoras posibles.

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del libro " Estudios de Astrología VI " de Elman Bacher

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