miércoles, 16 de julio de 2014

La Luna y Cáncer a través de las casas - del libro "Las Doce Casas" de Howard Sasportas


La Luna y Cáncer a través de las casas

En los cielos, la Luna no tiene luz propia; se limita a reflejar la luz del Sol. A diferencia del Sol, que muestra dónde se necesita un esfuerzo para llegar a ser un individuo consciente, la Luna es aquel sector de la vida donde hay una tendencia natural a unirse y adaptarse a lo dado. La casa de la Luna indica dónde somos sensibles a las necesidades e influencias ajenas, y respondemos a ellas. Es donde nos dejamos moldear más fácilmente,
donde nos configuran el hábito y los condicionamientos del pasado
y donde es probable que nos veamos trabados por ideas, expectativas, valores y normas de nuestra familia o de nuestra cultura. Algunas de estas pautas innatas pueden ser valiosas y constructivas, en tanto que otras quizás obstruyan o demoren el progreso en direcciones nuevas. El dominio de la Luna es el sector de la vida donde nos refugiamos cuando necesitamos un descanso, una pausa o un santuario que nos resguarde de la pugna de la individuación y del aumento de conciencia.
Lo que nos atrae hacia la esfera de la vida donde se aloja la Luna es
una necesidad de pertenencia, de consuelo o de seguridad. Es allí donde encontramos o representamos a la Madre: en su domicilio buscamos seguridad, contención o la sujeción de un ancla, o bien ofrecemos a otros apoyo o atención en estos aspectos de la experiencia.
En los cielos, la Luna pasa por fases y ciclos: a veces está llena y
abierta, otras veces está cerrada y oculta. De modo similar, la casa en la cual está emplazada la Luna indica dónde es probable que tropecemos con circunstancias fluctuantes, dónde «atravesamos fases» que dependen de nuestros estados de ánimo cambiantes: en ocasiones abierto y vulnerable, otras veces cerrado y retraído. Es el sector donde podemos exhibir un comportamiento regresivo, infantil e inseguro. En sus aspectos más positivos, es donde nos mantenemos en contacto con el lado emocional e instintivo de la vida, y donde se manifiestan las inclinaciones y los
recuerdos útiles que sirven de apoyo a la existencia. Las mujeres puede- desempeñar un papel importante en nuestra vida según la casa donde esté emplazada la Luna un principio femenino básico o, para la psicología junguiana un principio del anima.
La casa que tiene el signo de Cáncer en la cúspide, o que lo contiene dentro de si ejerce una influencia similar a la de la Luna en una casa.
También, la casa que contiene a Cáncer estará de alguna manera conectada con la casa donde está emplazada la Luna. Por ejemplo, el filósofo Bertrand Russell había nacido con Cáncer en la cúspide de la casa Nueve y con la Luna en Libra en la Once. Su filosofía y su visión del mundo (Novena) simpatizaban y apoyaban intensamente (la Luna) la causa del humanismo y de la libertad de pensamiento (casa Undécima).

La Luna en la Primera
Cualquier planeta que se encuentre en la Primera casa está amplificado, como si al principio que representa se le hubiera elevado el volumen.
De acuerdo con su emplazamiento por signos, la Luna en esta casa proporciona energía a las respuestas emocionales, instintivas y sensoriales del individuo. A menos que esté fuertemente modificada por otros aspectos de la carta, la persona irradiará cualidades lunares: sensibilidad, receptividad y una especie de apertura infantil, hacia la cual los demás se sienten naturalmente atraídos.
Mientras que el Sol en la Primera casa quiere ejercer una influencia
dinámica sobre el medio, la Luna en la Primera se inclina más bien a mantenerse unida a la madre y al medio ambiente. Todos los bebés saben instintivamente que ganarse el amor de quien cuida de ellos les ayuda a asegurarse la supervivencia, de modo que se adaptan a lo que la madre quiere o a lo que le gusta. Pero es probable que quienes tienen la Luna en la casa Uno -incluso en épocas de la vida en que la supervivencia ya no depende de la presencia de otra persona- actúen habitualmente como
si su vida dependiera de ser lo que otros quieren que sean. Por consiguiente, cuando se trata de captar e interpretar las señales provenientes de quienes los rodean, exhiben una capacidad que hace pensar en un radar. Sin embargo, la interpretación de esas señales suele estar interferida por un grado de subjetividad muy alto. Pueden estar tan limitados por sus propias necesidades, sentimientos y complejos emocionales que.
en ocasiones, son incapaces de considerar ni a la vida ni al prójimo con un mínimo de objetividad. En los casos extremos, lo único que les interesa es lo que ellos quieren, y no es fácil para estos nativos dar nada a otra persona, a no ser que sea algo que se adecué a eso.
No obstante, la Luna en la casa Uno confiere una inteligencia de
dimensión cuasi animal, que los lleva a saber instintivamente qué es lo que tienen que hacer en determinadas situaciones. Son personas que pueden «olfatear» las oportunidades, «sentir» el peligro o «ver venir» las complicaciones.
La casa que tenga a Cáncer en la cúspide o que lo contenga dentro
de sí estará conectada de alguna manera con una Luna en la Primera casa. Por ejemplo, Derek Jacobi, cuya sutileza y sensibilidad en la caracterización de sus personajes lo han convertido en uno de los actores ingleses más respetados, nació con la Luna -planeta receptivo y naturalmente creativo- en Libra en la casa Uno, y con Cáncer interceptado en la Décima casa, la de la carrera.

La Luna en la Segunda
Mientras que el Sol en la Segunda estimula su sentimiento de identidad y de poder por obra del dinero y de las posesiones, la Luna en esta casa se contenta con la seguridad emocional que aportan estas cosas. El Sol debe encontrar su propio sistema de valores, pero es posible que quienes tienen aquí a la Luna acepten de una sola vez y sin crítica el sistema de valores de su familia de origen, o de quienes los rodean. El Sol proyecta prestigio sobre las posesiones; la Luna proyecta sentimientos sobre lo que posee. Puede haber un apego sentimental a los objetos, especialmente los que han sido heredados de la familia o están vinculados por la memoria con personas o situaciones que han sido
importantes en la vida. Es frecuente que haya interés en las reliquias de familia, en las antigüedades o en cualquier cosa relacionada con el pasado.
Así como la Luna cambia en los cielos, también las circunstancias
financieras pueden fluctuar. Estos nativos pueden ganar dinero mediante profesiones relacionadas con la Luna. como pueden ser las que sirven a las necesidades públicas y las afines con la hostelería, la restauración, el cuidado de niños, el alojamiento y la propiedad inmobiliaria, e incluso los trabajos en el mar. Esta posición señala recursos internos de adaptación y sensibilidad, además de la capacidad de saber instintivamente lo que otros quieren o necesitan.

La Luna en la Tercera
En tanto que en la Tercera casa el Sol irrumpe en escena y quiere
impresionar a su medio inmediato, la Luna en este emplazamiento refleja su entorno y se deja configurar por él. Dada su capacidad de «sentir» lo que otros están pensando, es probable que quienes tengan la Luna en esta casa experimenten cierta dificultad para distinguir entre sus propios pensamientos y los de quienes los rodean. En ocasiones, es probable que crean ser objetivos y racionales cuando, en realidad, están reaccionando sobre la base de algún complejo emocional. Las diversas situaciones se
les aparecerán teñidas por su estado de ánimo y su sensibilidad. Si están en un estado anímico positivo, lo interpretarán todo en forma positiva.
Si se sienten quisquillosos y vulnerables, interpretarán de manera muy diferente la misma circunstancia.
Son imaginativos y tienen generalmente memoria retentiva. El Sol
en la Tercera casa cree que el conocimiento es poder; la Luna en la
Tercera casa está ávida de conocimiento por la seguridad que significa saber veraderamente cómo funciona algo. Como la Luna está asociada con las influencias del pasado, puede haber en estos nativos una fascinación por temas tales como la arqueología, la genealogía y la historia.
Este emplazamiento da cierta adaptabilidad a los entornos cambiantes, pero es probable que la mente divague o fluctúe entre un interés y otro. Vale la pena estudiar la relación con los hermanos -y especialmente con los familiares femeninos, ya sean hermanas, tías o primas- en busca de indicios de la estructura psicológica de quienes tienen este emplazamiento. Es probable que estas personas procuren consuelo y seguridad por mediación de un hermano o familiar, o bien que hayan tenido que hacer de «madre» de otros niños durante-sus años de crecimiento.
También puede ser que la relación con la madre real se dé en
términos más parecidos a una relación con una hermana mayor que con madre.
Los Gauquelin consideran que este emplazamiento confiere cierto
Grado de talento para escribir. A menos que la Luna esté en un signo de Aire, probable que los escritos transmitan emociones profundamente sentidas o describan recuerdos y vivencias personales. Un orador que tenga Luna en la casa Tres suele ser capaz de conmover los sentimientos de su público. A los maestros, este emplazamiento les da la capacidad de relacionarse con las necesidades y los sentimientos más profundos de los estudiantes.

La Luna en la Cuarta (Cáncer en el IC)
Así como el Sol en la casa Cuarta pugna por liberarse de una excesiva identificación con la familia, en este mismo emplazamiento la Luna encuentra seguridad y una sensación de pertenencia en el seno de aquella estructura. Cuando las batallas de la vida arrecian, se busca refugio en el regreso al hogar. Aun cuando tengan ya su familia propia, es probable que estos nativos hagan las maletas y corran a ampararse en su familia
de origen cuando surgen dificultades. Necesitan que el hogar sea una especie de retiro o santuario, y por lo tanto sintonizan finamente con los movimientos ocultos y los cambios de atmósfera del medio familiar.
No obstante, es probable que no siempre lleguen a conseguir que sus sentimientos sean claros para los demás. Cuando la vida les exige demasiado, es frecuente que regresen a pautas de conducta que se remontan a su primera infancia. Conozco a una persona con este emplazamiento que, cuando se encuentra mal, siente una intensa avidez de comer bizcochitos de chocolate, que son lo que le daba su madre, de niño, para que se sintiera mejor. Es como si un mecanismo psíquico le dijera: «Bueno, ya he sido bastante adulto por ahora, de manera que voy a retroceder un poco».
Normalmente, un niño recurre a su madre en busca de seguridad y
de límites, pero con la Luna en la casa Cuatro es posible que el padre le transmita un sentimiento de mayor seguridad que la madre. Algunas personas que tienen este emplazamiento siguen buscando, ya adultas, un padre que les dé seguridad en la vida. A la larga, será necesario que encuentren al padre -o a la madre- dentro de sí mismos, en un nivel arquetipico. Según cuáles sean los aspectos de la Luna en esta casa, es probable que las cualidades de atención y cuidado hayan sido aprendidas del padre, antes que de la madre.
En ocasiones, alguien con la Luna en la Cuarta casa anda errante \
sin descanso en busca del hogar, o incluso del país, donde se sienta más seguro o donde tenga más sensación de pertenencia. A veces, lo que fluctúa son las condiciones internas del hogar como tal. Con frecuencia hay interés por el linaje familiar, por las propiedades inmuebles o la arqueología, y quizás un fuerte deseo de vivir cerca del agua. Las condiciones que rodean el final de la vida pueden manifestarse en los aspectos de la Luna en esta casa.
Con Cáncer en el IC, el cimiento sobre el cual se construye la vida
es una profunda y persistente nostalgia de paz, de seguridad y de tranquilidad.

La Luna en la Quinta
El Sol en la Quinta subraya y fortalece su individualidad por medio
de hobbies. romances y empresas creativas; sin embargo, los que tienen a la Luna en esta casa canalizan por estas vías su búsqueda de comodidad.
seguridad y relajación. En tanto que el Sol en la casa Cinco pugna
por ser creativo, la Luna en este mismo emplazamiento se siente «más en su casa» cuando crea. Con frecuencia la expresión artística es innata y natural en estos nativos, a quienes un sentimiento inherente de su propia importancia y de su condición especial les permite disfrutar de sus dotes sin tener que demostrar nada. Por cierto que hay que estudiar los aspectos en que pueda estar la Luna para ver con qué grado de facilidad o de dificultad puede operar este principio.
A menos que la Luna esté mal aspectada con Saturno o con los otros planetas exteriores, es normal que exista el deseo de tener hijos. Sea cual fuere la casa donde esté la Luna, allí encontraremos a la madre. En este caso, es posible que el nativo repita con sus propios hijos las pautas establecidas con su madre durante los años de crecimiento. Por ejemplo, si alguien sintió que de pequeño no le gustaba a su madre, puede abrigar el temor de no gustarles a sus propios hijos, o de que a él (o a ella) no le gusten sus hijos. En cualquier casa que esté, la Luna suscita evocaciones
y recuerdos antiguos. Por otra parte, es posible que los problemas
centrados en la madre sean revividos por mediación de vínculos románticos.
Es muy frecuente que quienes tienen a la Luna en la Quinta casa
sean sumamente atractivos para el público en general. Su manera de
presentarse es agradable, simpática y por lo común nada amenazante para la mayoría de las personas, como si estos nativos tuvieran un aire vagamente familiar. Sir Lawrence Olivier, conocido por su capacidad de encamar tan impecablemente una amplísima gama de personajes, nació con la Luna -y sus dotes inherentes de discernimiento y habilidad- en Virgo en la casa Cinco.

La Luna en la Sexta
Los nativos que tienen este emplazamiento se sienten seguros por el
hecho de atenerse a una rutina diaria y de servir a las necesidades del cuerpo. Los rituales cotidianos, como la preparación del café por las macanas, merendar a una hora determinada y tomar un baño antes de acostarse.
les dan una sensación de continuidad y bienestar.
Su salud física, lo mismo que su capacidad de hacer frente a las contingencias de todos los días, variarán de acuerdo con sus estados anímicos.
Los aspectos de la Luna en esta casa revelan hasta qué punto una
persona puede mantener a raya las diversas ansiedades que se van acumulando de día en día. Un trígono con Saturno podría indicar, por ejemplo que el cuerpo físico es un recipiente seguro, que resiste con firmeza en situaciones ante las que otros podrían tener una reacción negativa.
En cambio, una cuadratura con Marte hace pensar que la persona «actúa» _(o representa) hasta las mínimas angustias, es decir, que el cuerpo no puede contener o controlar con calma el estrés. Es probable que haya una relación entre la manera en que la madre se enfrentaba con las tensiones diarias y la forma como lo hace el nativo. Se ha de prestar atención a aquellas enfermedades que se pueden heredar o que «se dan en la familia», y ante las cuales vale la pena tomar medidas preventivas.
Son personas que han de cuidar su dieta, ya que al iniciarse un período de dificultades emocionales pueden presentarse problemas con la comida o con el exceso de alcohol. El cuerpo tiene su propia sabiduría instintiva.
que estos nativos son capaces de aprender a reconocer y respetar
sin demasiado esfuerzo. Si se toman el tiempo de observar lo que registra su cuerpo cuando entran en una habitación o cuando les presentan a alguien, se darán cuenta de lo mucho que es posible intuir mediante las sensaciones corporales.
Experimentan la necesidad de sentirse emocionalmente comprometidos con su trabajo. Por lo común, un trabajo que les permita la interacción con otras personas es mejor para ellos que trabajar en un aislamiento excesivo. En ocasiones, se encuentran complicados con la vida personal de sus colaboradores o de sus sirvientes. A la gente que tiene la Luna en la casa Seis le gusta satisfacer las necesidades prácticas y emocionales
de otras personas, y se adaptan bien a cualquier empleo en que puedan desempeñar un rol «materno». Es probable que proyecten sobre el gato o el perro los problemas no resueltos con la madre, pero en un sentido más serio e importante, un animal doméstico al que puedan querer y atender, y que esté esperándolos cuando vuelven a casa, puede ser una ayuda para su salud, tanto física como psicológica.

La Luna en la Séptima
Los que tienen la Luna en esta casa pueden ser hipersensibles, o bien adaptarse en exceso a las necesidades de su pareja, con lo que su identidad resulta demasiado condicionada por lo que la otra persona quiere que sean.
Inversamente, es posible que en su pareja estén buscando una madre.
Sobre el compañero o compañera puede darse la proyección de modelos emocionales precoces condicionados por la madre, que oscurezcan la percepción objetiva de la realidad aquí y ahora. Si se confunde de esta manera a la pareja (del sexo que sea) con la madre, se plantean multidud de problemas, sin hablar siquiera del hecho de que hasta la mera idea de una relación sexual con la madre es tabú. Es probable que estos nativos busquen el matrimonio por la seguridad que ofrece, y por la promesa
de una familia y un hogar cálido y acogedor que les den una sensación de pertenencia. A la Luna no le interesa demasiado ser un individuo aparte. Casarse es lo que hace la mayoría de la gente, de manera que ¿por qué no habrían de hacerlo ellos? Los aspectos difíciles de la Luna con Saturno o con los planetas exteriores pueden dificultar más aún la realización de estos deseos básicos: en tanto que la Luna en la casa Siete se inclina decididamente a las relaciones, es probable que otras partes del sí mismo no estén tan bien dispuestas.
La pareja, en cuanto entidad, puede necesitar el tipo de atención y
de cuidado que se brindaría a un bebé. La naturaleza fluctuante de la Luna podría manifestarse de diversas maneras. Quienes tienen este emplazamiento pueden pasar por muchos estados de ánimo y cambios emocionales vinculados con la relación. En algunos casos, la Luna en la Séptima casa hace referencia a una pareja inquieta, inestable o con peculiaridades emocionales. Lo mismo que con cualquier planeta que se encuentre en esta casa. es conveniente que la persona se pregunte por qué atrae esas cualidades, y no otras, en otra persona. ¿Qué es lo que el otro -o la otra- está «viviendo en su nombre»?

La Luna en la Octava
Esta posición da una apertura innata y una especial afinación con
las fuerzas ocultas que operan personal o colectivamente. Una disposición  tal puede expresarse como capacidad de percibir la evolución de las corrientes sociales, en especial de las tendencias comerciales o económicas.
En ocasiones, sin embargo, quienes tienen la Luna en esta casa
pueden sentirse confundidos o «superados» por poderosos complejos inconscientes que se apoderan de ellos y los abruman. De niños deben haber sido sumamente sensibles a los movimientos subterráneos en el entorno hogareño, especialmente a los sentimientos más profundos de la madre, a sus estados de ánimo y a sus frustraciones, y es probable que.
en su interior, sigan aún «cargando» con ellos. Las relaciones actuales reavivarán en estos nativos las primeras pautas emocionales, y existe en ellos la necesidad de profundizar en el pasado para descubrir las raíces de estos problemas.
Es probable que las primeras experiencias con el sexo o con la muerte hayan afectado profundamente el carácter de estas personas, que tienden a buscar el contacto o la intimidad sexual principalmente por lo que brinda de seguridad emocional, o como una manera de olvidar las exigencias del mundo. Generalmente, este emplazamiento responde muy bien a las necesidades sexuales o emocionales de su pareja, y es probable que no tenga dificultad en adaptarse a ellas. Estos nativos tienen, con mucha frecuencia, una natural capacidad para ayudar a otros a descubrir el sentido de su propio valor y dignidad. Son capaces, literalmente, de
«encargarse» del dinero de otros, o de cuidarlos y atender a sus necesidades en momentos traumáticos y de transición.
Si la Luna se halla mal aspectada. puede haber divorcios, separaciones o finales complicados y que provoquen un grado de angustia mayor de lo habitual, aunque por obra de este tipo de crisis también pueden descubrirse recursos y dones todavía insospechados.
En un nivel más terrenal, existe la posibilidad de herencias de tierras o propiedades, probablemente por la vía de la madre de la pareja.

La Luna en la Novena
En este emplazamiento, la Luna muestra con frecuencia una capacidad sobrenatural de predecir el resultado hacia el cual se orientan los acontecimientos. Hay una natural receptividad hacia todo lo que sea filosofía y religión, y una captación intuitiva de conceptos y símbolos.
Los sentimientos dan acceso a aquello que la mente no puede comprender racionalmente. Aunque es probable que los que tienen la Luna en esta casa profesen una fe heredada de su familia o de su cultura, son sujetos que tienen la capacidad de adaptar su filosofía a influencias y condiciones cambiantes.
Es probable que en la vida de quienes tienen la Luna en la casa Nueve haya periodos durante los cuales residan en algún país extranjero. Los viajes se relacionan con la vida emocional: algunas personas están ávidas de un hogar espiritual, o sienten un vinculo especial con una cierta cultura.
distinta de la suya propia. Los viajes, del mismo modo que las ensoñaciones o la indagación filosófica, pueden ser usados como medio de escapar de las situaciones de lucha o de otras formas de estrés de la vida cotidiana. Es probable que estos nativos se sientan más «en su casa» cuando meditan sobre el sentido de la vida, están rezando en la iglesia o se encuentran a punto de coger un avión o de embarcarse en una nueva empresa o en una aventura nueva.
Su manera de ocuparse de otros puede expresarse compartiendo con ellos sus intuiciones filosóficas o espirituales, o inspirando en potenciales discípulos nuevas esperanzas y visiones, un significado y una orientación nuevos. La imagen de Dios puede presentar un sesgo matriarcal, que sin embargo estará fuertemente coloreado por los signos y aspectos de la Luna. aparte de la casa.
En la carta natal de un hombre, ese emplazamiento puede señalar
relaciones íntimas con extranjeras, o con mujeres que de una manera u otra lo llevan a ensanchar o expandir su horizonte. Los aspectos difíciles con la Luna en la casa Nueve pueden indicar problemas con mujeres con las que se tiene un parentesco político. Los Gauquelin encontraron una correlación entre la Luna en la Novena (Justo después de su culminación) y la profesión de escritor.

La Luna en la Décima (Cáncer en el MC)
De niños, nuestro bienestar depende de que nuestra madre nos ame.
Quienes tienen la Luna en la casa Décima proyectan a la «madre» sobre el mundo: sus necesidades de seguridad están vinculadas con los problemas de la profesión y del status. Son sumamente sensibles en lo que respecta a su reputación, a su presentación en público y, en general, a lo que piense de ellos la gente. Por más maduros y autosuficientes que parezcan, estos nativos lleven dentro una niña o un niño pequeño, que levanta los ojos hacia la madre/mundo, en demanda de amor. Las cuadraturas y oposiciones con la Luna en la casa Diez denotan otras partes de la persona que frustran, o por lo menos no consolidan, aquello que permitiría obtener la buscada aprobación. Un ejemplo horripilante de esto lo constituye Richard Speck. nacido con la Luna en Cáncer en la casa Diez, pero con Marte en Aries, en cuadratura con la Luna. que en junio de 1966. cuando tenía a Júpiter en tránsito en conjunción con la Luna y acentuando la cuadratura con Marte, asesinó a ocho enfermeras.
Es frecuente que los nativos que tienen la Luna en la casa Diez exhiban una estrecha identificación con la madre, sensible en sus gestos y movimientos. De niños son excepcionalmente sensibles a la vida física y emocional de ella. El aplaudido músico Van Clibum empezó a estudiar el piano a los tres años con su madre, que había sido concertista de piano: el hijo tenía Cáncer en la cúspide de la casa Décima, y la Luna en Leo en la Décima. Con el tiempo, algunas personas que tienen este emplazamiento
pueden incluso llegar a ser como la madre de su propia madre.
En algún momento necesitan establecer con precisión dónde termina la madre. y para hacerlo comienzan por definir su propio espacio y su realifísica.
También en la carrera o profesión pueden reflejarse cualidades maternales: servir a otras personas y atender sus necesidades, alimentarlas, alojarlas, cuidarlas cuando están enfermas, etc. Los problemas relacionados con la carrera movilizarán y dejarán al descubierto sus sentimientos y emociones. El jefe u otra figura de autoridad puede convertirse en blanco de problemas pendientes con la madre, o con los familiares en general.
Algunos de estos nativos pueden esperar que el mundo se comporte
con ellos como una madre, por mediación de la seguridad social. Son gentes que tienen sensibilidad para los cambios anímicos del público y la capacidad potencial de movilizar los sentimientos de las masas.
Cáncer en el Medio Cielo o en la casa Diez tiene una connotación
similar a la de la Luna en este emplazamiento.

La Luna en la Undécima
Esta posición de la Luna en la casa Undécima incita a los nativos a
buscar seguridad, consuelo y una sensación de pertenencia por medio de amigos, grupos y organizaciones. Como pueden ser muy impresionables, deben ejercer cierta discriminación en la elección de las personas o de los círculos con que se vinculen. A menos que la Luna esté fuertemente fijada, son personas que tienen la capacidad de combinar con grupos muy diferentes.
Es probable que les guste «hacer de madre» con sus amigos, y también esperan que, cuando ellos lo necesitan, sean los otros quienes les brinden apoyo y consuelo. En algunos casos, siguen conservando amigos desde la infancia. Si la Luna se encuentra en un signo mutable, es posible que haya muchas relaciones pasajeras y menos amistades perdurables.
Si la Luna tiene aspectos difíciles, será conveniente explorar las heridas o desilusiones tempranas que el nativo pueda haber sufrido con amigos, ya que es probable que esos problemas hayan establecido formas de conducta que es necesario examinar y aclarar.
Las mujeres que tienen a la Luna con aspectos difíciles en esta casa
suelen quejarse de dificultades en la relación con otras mujeres. Es posible que estén proyectando sobre las amigas los «asuntos no resueltos» con la madre. Para las personas de uno u otro sexo, una Luna bien aspectada en la casa Once lleva implícitas, por lo general, amistades beneficiosas con mujeres. En muchos casos, la vivencia que estos nativos tienen de la madre es más bien la de una amiga que la de una verdadera madre.
Muchas personas que tienen la Luna en esta casa participan en actividades de grupo y en salidas sociales como manera de relajarse y eliminar tensiones ante las presiones impuestas por otros aspectos de la vida.
Otras se unen a grupos que defienden causas que a ellas les emocionan.
Algunas asumen el rol de «madre» del grupo, asegurándose de que todos estén cómodos, e incluso es posible que ofrezcan su propia casa como lugar de reunión. Existe en ellas la potencialidad de conmover los sentimientos de grandes grupos de personas.
Sus objetivos y ambiciones suelen fluctuar con los estados de ánimo.
y quizá se dejen influir demasiado fácilmente por las opiniones de otros en lo referente a lo que puede ser mejor para ellos.
Si su apasionamiento por los problemas emocionales no les causa
demasiados problemas con los otros, este emplazamiento es una indicación de la capacidad de estos nativos para formar una «familia de amigos» con quienes establecen vínculos tan fuertes como los de la sangre.

Luna en la Duodécima
Lo mismo que sucede con las otras casas de agua, este emplazamiento de la Luna acompaña a una apertura y una vulnerabilidad psicológica innatas. Es muy tenue la línea entre lo que sienten estos nativos y lo que sienten quienes los rodean. A la manera de aspiradoras psíquicas, «absorben
» lo que circula por la atmósfera. Es probable que crean que su
vivencia responde a sus propias emociones, cuando en realidad han absorbido las de alguna otra persona. Sin renunciar por eso a su receptividad innata, sería prudente que estos nativos procurasen reforzar los límites del ego con el fin de protegerse de las invasiones excesivas. Es necesario que dominen su sensibilidad y aprendan a usarla, en vez de vivir abrumados por ella. Algunos pueden necesitar, incluso, periodos de aislamiento para restablecer su equilibrio y su paz interior.
La raíz de los problemas emocionales se hunde profundamente en el inconsciente, y no es fácilmente accesible a la memoria consciente. Las dificultades psicológicas pueden derivarse de la muy temprana infancia, e incluso de vivencias prenatales. Los reencamacionistas sostendrían que los aspectos difíciles con la Luna en la casa Doce hacen pensar que los problemas de la vida actual se relacionan directamente con cuestiones
emocionales no resueltas durante las vidas pasadas. Estas circunstancias podrían manifestarse en dificultades con la madre, con los hijos y con las mujeres en general, o bien revelarse en la casa que tenga a Cáncer en la cúspide o que lo contenga dentro de sí.
En todo caso. es frecuente que la Luna en la casa Doce indique una
relación compleja o poco usual con la madre. La casa Doce no sabe de límites: el niño puede haber sido muy receptivo a la sensación vital de la madre, y seguir siéndolo aun cuando estén físicamente separados. A través de sus sueños, su capacidad para hacer de médium y sus visiones.
muchos nativos que tienen este emplazamiento siguen estando estrechamente vinculados con una madre que hace ya tiempo que no está en este mundo.
En tanto que entre quienes tienen este emplazamiento se dan sentimientos y sueños muy vividos, es probable que oculten cuidadosamente sus emociones y que exuden un aire de misterio. En ciertos casos, hay ligazones emocionales o vínculos amorosos secretos, que los nativos mantienen ocultos por las más diversas razones.
Hay una capacidad natural de interesarse por quienes están disminuidos o limitados en algún sentido. Lo mismo que con el Sol en la casa Doce. algunos de los que tienen la Luna en ella pueden verse tan abrumados por fobias y complejos profundamente arraigados que tienen grandes dificultades para llevar una existencia cotidiana normal. En algunos casos, es posible que una institución tenga que desempeñar con ellos el papel de «madre». En ocasiones, hay experiencias precoces en hospitales o en hogares para niños que pueden haber afectado significativamente el carácter de estos nativos.
En general, la Luna en la casa Doce indica un deseo bastante claro
de regresión a la bienaventuranza de la existencia prenatal. Los que han tenido experiencias difíciles previas al nacimiento, o se vieron privados de la madre a edad muy temprana, necesitarán quizá curar esas heridas antes de poder aceptar la encarnación y decir que sí a la vida.
En un sentido más positivo, la Luna en este emplazamiento suele
indicar un acceso directo a un caudal de sabiduría que se hace accesible al individuo en los momentos en que más necesarios son la intuición y los recursos interiores. Los hay que actúan como vehículo de mediación de imágenes míticas y arquetípicas para otros. William Blake, con la Luna en Cáncer en la casa Doce, es un ejemplo supremo de ello. Para él era el artista, no el sacerdote, nuestro más estrecho vínculo con Dios.
Blake profundizó en su papel de mediador en su poema Jerusalem: «¡No descanso de mi magna tarea! Abrir los Mundos Eternos, abrir los Ojos inmortales del Hombre hacia el interior de los Mundos del Pensamiento». Los Gauquelin han encontrado también una correlación entre la Luna en la Duodécima casa y las carreras de escritor y político.

del libro "Las Doce Casas" de Howard Sasportas


*

No hay comentarios:

Publicar un comentario