LEO
El 30 de Diciembre y el mes solar de Agosto (desde el 23 de Julio hasta el
24 de Agosto) están dedicados a la Jerarquía de Leo. El modelo cósmico
proyectado por esta hueste de seres celestiales, es el de que la Tierra sea
impregnada por el poder del amor, como la divina Sabiduría impregna la
trama entera de la naturaleza, mientras esta Jerarquía ejerce dominio sobre
nuestro Planeta. Todas las actividades deberían estar motivadas por este
poder. Cada pensamiento debería irradiar amor; cada palabra, vibrar de
amor; cada acto, estar embellecido por el amor.
Judas Iscariote es el discípulo correlacionado con Leo. En ello está
indicado el gran poder transformador del amor.
Existe una íntima relación entre Judas y Juan: Judas tipifica la
personalidad; Juan, el espíritu. Hay un profundo significado en el hecho de
que Judas, tras traicionar a Cristo, se quite la vida. La personalidad ha de
menguar siempre para que el espíritu crezca fuerte. San Pablo aconseja a
los aspirantes del Sendero de Cristo, desembarazarse del hombre viejo y
dedicarse al nuevo.
Cuando la personalidad queda subordinada al espíritu, la naturaleza inferior
del hombre, ocupada enteramente en la vida personal, que es pasajera y ha
de morir como Judas murió, es reemplazada por esa elevada naturaleza
amorosa puesta de manifiesto por Juan, el amado, el discípulo que nunca
conoció la muerte y que, de entre los doce, fue el más próximo al corazón
del Maestro.
El centro del cuerpo correlacionado con Leo es el corazón. Cuando este
centro desarrolle sus divinas latencias, se hará más y más poderoso y
luminoso, hasta que su radiación sea la del “lucero del alba que ilumina el
día perfecto”.
Y el amor es el objeto del pensamiento bíblico simiente para meditar el 30
de Diciembre y a lo largo del mes solar de Agosto:
“El cumplimiento de la Ley es el Amor”.
(Romanos 13:10).
Cada aspirante debería concentrarse en el más profundo significado de este
pasaje, mientras los ritmos vibratorios de Leo penetran la Tierra.
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