CAPÍTULO III
LOS DOCE DÍAS SANTOS
Introducción
Ordinariamente, se cree que el 25 de Diciembre, celebrado como la
Navidad, concluye el festival espiritual de la estación solsticial del medio
invierno. No es cierto. Sólo marca el comienzo o entrada en un período de
profunda significación. Este período es el intervalo de doce días entre la
Navidad y la Duodécima Noche, días que abarcan el corazón espiritual del
año siguiente. Estos doce días han sido denominados, muy acertadamente,
“el Santo de los Santos del año”.
Este trabajo ha sido proyectado para los estudiantes implicados en los
Misterios Cristianos, con el fin de asistirles, colocándolos más en armonía
con las doce fuerzas zodiacales liberadas sobre la tierra durante ese tiempo.
Cada Día Santo se halla bajo la directa supervisión de una de las doce
Jerarquías Zodiacales, cada una de las cuales proyecta sobre el Planeta un
prototipo de cómo será el mundo cuando el trabajo combinado de todas
ellas se complete. Igualmente, los doce discípulos están correlacionados
con estos Doce Días Santos, como lo están los doce centros espirituales a
través de los que operan las doce fuerzas sobre el cuerpo-templo del
hombre.
El estudiante serio hará, por tanto, uso de este Período Sagrado,
visualizando el perfecto trabajo de las Jerarquías a través de los centros
internos de su cuerpo con los que aquéllas estén sincronizadas. Si tiene fe y
persiste, año tras año, en este elevado empeño, no puede dejar de recibir la
justa compensación en forma de gran desarrollo espiritual.
Desde el tiempo del Solsticio de Invierno, cuando la luz de Cristo penetra
en el corazón de la Tierra, el planeta es barrido por poderosas radiaciones
solsticiales que continúan, aunque algo reducidas, a lo largo de los Doce
Días Santos. Durante este tiempo, las actividades en los planos internos son
muchas y maravillosas. La primitiva iglesia cristiana concluía su ministerio
esotérico en la mística Noche Duodécima con el Rito del Bautismo, una de
sus más elevadas Iniciaciones. Los neófitos modernos, que han obtenido
Iluminación, saben que entonces es posible entrar en comunión con seres
divinos y con el Señor de la Luz. Fue una experiencia tal la que inspiró el
Evangelio de San Juan, frecuentemente conocido como “el Evangelio del
Amor”.
En la oscuridad exterior de la era presente, el hombre ha perdido contacto,
hace mucho tiempo, con la Luz de Cristo y con estos días de renovación
espiritual.
Mediante los dolores del alma, por los que está ahora pasando, está
destinado a encontrarlos de nuevo y a convertirlos en una parte esencial de
su vida diaria y de su consagración anual. Ojalá la presente obra sirva para
tal fin.
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http://www.upasika.com/docs/heline/Corinne%20Heline%20-%20El%20misterio%20de%20los%20Cristos%203.pdf
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