jueves, 2 de mayo de 2013

CINTAS CINEMATOGRÁFICAS




CAPÍTULO II


CINTAS CINEMATOGRÁFICAS

El desarrollo de las películas como un arte de entretenimiento ha sido uno de los
fenómenos más extraordinarios de esta época. Ha traído drama, comedia, música, color,
baile, viajes, noticias, adelanto educativo y una marcada influencia cultural en sus mejores
formas, a las vidas de millones de personas, que de otra manera tal vez no hubieran
experimentado estas cosas realmente. En esta disertación nosotros no estamos interesados
en el desarrollo técnico sino en la significación oculta de la representación cinematográfica
y su efecto en las mentes y la conciencia de las personas de hoy. Existen los pioneros, como
en cualquier otro arte, que han osado resplandecer el camino hacia un progreso cultural más
amplio. Existen además, los trabajadores que adaptan los hallazgos de los pioneros y los
desarrollan en una escala mayor y más perfecta a medida que pasa el tiempo. También
existen los manifestadores del cine que no están interesados particularmente ni aún están
conscientes del progreso cultural y “que dan al público lo que éste quiere” en términos de
mantener aquello que ha sido establecido como normas de valor de entretenimiento. El
último grupo es el que más conspicuamente “alimenta la tendencia escapista del público”;
los dos primeros grupos sirven para mejorar, extender y regenerar el gusto y la apreciación
del público y son ellos mayormente los responsables de la cualidad más elevada del valor
artístico que puede hallarse en este trabajo.
Muchas veces las películas cinematográficas han sido mencionadas como un
“mecanismo de escape”, como una “panacea” para ayudar a la gente a olvidarse de sí
mismos y de sus inconvenientes. Una interpretación semejante muestra una falta de
comprensión. El arte cinematográfico no es esencialmente un mecanismo de escape aun
cuando alguna gente lo use como tal. Un acercamiento psicológico a este capricho de la
naturaleza humana debe recaer sobre el factor humano y no sobre el factor del cine. Los
nombres de los “mecanismos de escape” son numerosos; vamos a considerar su esencia.
Hablando astrológicamente, la vibración de Neptuno irredimido en combinación con
cualquier aspecto de cuadratura o de oposición es una potencialidad para el mecanismo de
escape. Los aspectos de cuadratura y oposición son puntos de división interna, congestión
de potencialidades, tendencias a la disgregación, puntos de ignorancia, confusión de
identidades, falta de conciencia de sí mismo, falta de confianza propia, inhibiciones a
través del temor y el odio, etc. La falta de regeneración de Neptuno es, entre otras cosas,
nuestra potencialidad de darle poder a las ilusiones. Y todos nosotros hacemos eso en
alguna u otra forma hasta que la conciencia se inunda con la luz del entendimiento y la
percepción clara como experiencia adquirida por la desilusión. Cuando sufrimos por
cualquiera de estas condiciones negativas y no sabemos por qué sufrimos, nosotros
tratamos de identificar las verdades internas con algo o con alguien fuera de nosotros
mismos.
Si se puede decir que la humanidad está motivada por un objetivo común, ese
objetivo es ciertamente la realización de ideales. El ideal es una música que una vez oída se
hace irresistible. La búsqueda de la realización de esta idealidad es el gran oleaje evolutivo.
Nosotros hemos seguido esta “música”, consciente o inconscientemente, desde que por
primera vez nos manifestamos. La realización de la idealidad es el cumplimiento de las
potencialidades a través de la expresión regenerada. Hasta tanto realicemos lo nuestro
propio como individuos, seremos empujados a buscar su exteriorización en alguien o en
alguna otra cosa. La evolución depende de la expresión; “no expresar” o “no actuar” es “no
evolucionar”. Aun la persona que vive en condiciones de lo que llamamos “criminalidad”
está evolucionando porque está expresando sus potencialidades; finalmente ella produce
causas que han de reaccionar como pago Kármico del cual puede aprender más sobre los
principios. La posesión de dinero es el símbolo del mayor bien de la vida para muchos y
nada los detiene para realizar este ideal; sin embargo, con el tiempo y a través de la
experiencia, ellos aprenden a conocer lo que es el dinero verdaderamente y entonces están
condicionados para ajustar su conciencia y sus acciones de acuerdo con un esclarecimiento
de principio en sus propias mentes. Gibrán dijo: “aun la palabra balbuceante fortalece una
lengua débil”; abandonar la búsqueda del ideal es morir en la conciencia; continuar
expresándose como un medio de buscar lo que es de más valor y más apreciado, es
evolucionar.
Nuestra reacción emocional a otra persona la identifica como un símbolo para
nosotros. Si la reacción es de envidia, celos, odio, temor, etc., esa persona ha servido para
estimular una de nuestras congestiones, confusiones o incumplimientos internos; la persona
a quien “odiamos” (deseamos destruir) se presta por el estímulo de su vibración para
recordarnos una culpa pasada muy seria, aún no reparada. Nosotros nunca “odiamos”
(realmente) a otra persona; solamente podemos odiar nuestros incumplimientos y podemos
destruirlos sólo por la expresión regenerada. Si nuestra reacción hacia otros es de armonía,
de júbilo, amor, admiración, inspiración, etc., entonces no importa lo que ellos sean, su
vibración ha servido para recordarnos nuestras propias regeneraciones internas. Esto
explica el por qué la gente ama leal y hondamente a aquellos que podrían maltratarla y
herirla; el lazo magnético de Karma proporciona “pábulo” a la persona que ama para verter
su amor. Amamos el ideal que otra persona representa para nosotros y ese ideal
“personalizado” es siempre un patrón de nuestro propio “sueño profundo de perfección”. El
criminal de más edad que ha tenido éxito financiero puede constituir un “ideal” para el más
joven y bisoño que ha decidido ejercitarse en lo que llamamos “conducta criminal”. No
obstante, en sus acciones antisociales, destructivas y sin principios, él todavía expresa en su
hondo impulso de emular, el símbolo del hombre más viejo. Haciendo justicia a los
ignorantes y poco evolucionados, debemos recordar que la persona a quien llamamos
“criminal” puede expresar una profunda devoción por aquellos para quienes trabaja o
dentro de sus limitaciones particulares de conciencia, él puede tratar honorablemente a los
de su “profesión” y utilizar su “ganancia mal adquirida” para que sea de verdadera ayuda.
Nadie es completamente criminal porque todos estamos tratando de realizar un ideal. El
parasítico “hace nada” es peor traductor de su propia naturaleza, que el criminal activo. Un
ladrón o cualquier otro, puede poseer por lo menos un poco de valentía. El “hace nada” no
tiene ni aún eso y por su propia naturaleza no es cooperador. El tendrá que hacer un
esfuerzo vehemente en el futuro para compensar sus deficiencias del presente.
Por lo tanto, la persona cuyas potencialidades no han sido expresadas
satisfactoriamente, o que se ha condicionado ajena a su ideal interno, puede acudir y con
frecuencia lo hace, a las cintas cinematográficas para lograr un contacto viviente aunque
artificial, con sus ideales personales. No es el propósito de esta disertación criticar o juzgar
el trabajo de actores específicos, excepto como una evaluación concerniente a este tema,
pero ciertos actores serán mencionados debido a la extraordinaria cualidad arquetípica de su
personalidad y apariencia física, más cierto nivel de habilidad técnica, por las cuales ellos
ejercitan el poder del simbolismo viviente en la subconciencia de individuos o grupos. De
los muchos que han ejercitado una influencia duradera en el subconsciente del público
citamos cuatro hombres de tipos opuestos cuyo trabajo en el cine americano representa
ejemplos sobresalientes de la personalidad arquetípica simbólica: Lon Chaney, Bing
Crosby, Rodolfo Valentino y Clark Cable.
Lon Chaney, cuyo trabajo en el cine mudo lo clasificó como el más grande artista en
maquillaje y uno de los más grandes pantomimos en el teatro americano, realizó como un
arquetipo, el impulso universal, instintivo de la humanidad, de desear trascender la pasada
monotonía de la “experiencia cotidiana”. Sus representaciones fueron casi sin excepción, de
cuerpos deformes y personalidades torcidas. Dio al auditorio la satisfacción de la atracción
subconsciente hacia lo misterioso y lo horripilante. Sus representaciones resultaban en un
impacto emocional, pues él tenía grandes poderes de proyección y las mejores de sus
representaciones tales como Quasimodo el Jorobado de Nuestra Señora fueron experiencias
dramáticas inolvidables. Epitomó los “caprichos del Destino” por los cuales la humanidad
sufre a causa de deformidades físicas o frustraciones terribles de los impulsos naturales. En
resumen, su propósito oculto fue traer al público del cine la conciencia de lo trágico en el
arte dramático. Su propósito y tipo de representación no fueron en absoluto para mero
entretenimiento. Haber respondido verdaderamente y de todo corazón a la obra notable del
señor Chaney significó una intensificación de conciencia del “pathos” del sufrimiento
humano. Su propósito oculto fue dirigirse directamente hacia el estímulo de la compasión
en el corazón humano.
El autor siempre ha estimado que la obra del señor Bing Crosby en la pantalla ha
sido uno de los influjos espirituales más extraordinarios en el mundo (1951). Con tanta
religión organizada actual, en un estado de inquietud y de cambio, la vibración y el talento
de este hombre nos traen a través de la canción y la comedia ligera, el estímulo
“suavemente expresado” pero de mucho alcance hacia el ideal humano, de la sencilla
bondad y la amistad natural. Su vibración, desde el punto de vista astrológico, es
poderosamente Venusiana, teniendo a Libra como Ascendente, el Sol en Tauro y la Luna en
trino con Mercurio y Venus. ¿Y quién puede personificar con mayor perfección el ideal de
la obediencia pasiva constructiva? Para hacer una analogía imaginaria, podríamos llamarlo
el “Francisco de Asís del siglo XX”, por ser tan imperiosas la bondad y sinceridad del
arquetipo que él representa. Las palabras se escriben y las acciones se planean; pero él tiene
en sí mismo la especialización de conciencia que proyecta esta cualidad arquetípica. Otros
representan y cantan, ellos son deleitables e imponen el respeto del público, pero sólo existe
un Bing Crosby, el “trovador del mundo” y arquetípicamente, el amigo de todos los que se
relacionan con él. ¿Quién no desearía poseer el poder amigable que él simboliza?. El
enternece los corazones más duros y con su gran serenidad logra las representaciones más
naturales, simboliza la personalidad descongestionada, expresiva, bondadosa; persuasiva
más que potente, con la percepción del bien inherente a todos. Si la gente que afluye a sus
películas reconociera que ellos como individuos sólo necesitan emular este arquetipo y
disolver residúos de malicia, de envidia, celos, impulsos dañinos, etc., no sólo disfrutarían
más aún de sus representaciones, sino que seguirían sinceramente su ejemplo. El señor
Crosby personifica verdades de la naturaleza humana regenerada - su obra es una serie de
sermones a través de la representación y el canto -. La gente de todo el mundo lo ama
porque les exterioriza las propias potencialidades internas de corazón y espíritu. ¿Considera
usted al señor Crosby - en la pantalla - como una “invención imaginativa” completamente
remota de usted y de su vida, o reconoce usted que se mira en un espejo el cual refleja
aspectos de su propia delicadeza, amigabilidad y armonía innatas?. Piense sobre esto
detenidamente.
El señor Valentino, un europeo latino, de apariencia hermosa, extraordinaria,
personificó en su tiempo un ideal romántico que sobrepasó en poder a todos los actores de
su tipo. La psicología podría decir mucho concerniente al dominio que este hombre ejerció
sobre el subconsciente de la mujer americana. Es cierto, aunque sea desagradable decirlo
que la miasma del puritanismo ha sido una mancha en su influencia sobre las mentes y los
corazones de la gente por muchos años y esta influencia ha desviado a muchas personas -
millones de ellas - del logro del ideal de cumplimiento espontáneo de la relación de amor.
El arquetipo representado por el señor Valentino fue la completa antítesis de esta
“filosofía” falsa, materialista, corrupta y deficiente. Los factores combinados de
temperamento latino ardiente, una cara y una figura hermosas, más una gran habilidad de
proyectar la intensidad del magnetismo sexual, le hizo posible a este actor efectuar un
arquetipo enfocado de personalidad masculina que exteriorizó el ideal de la
complementación del amor al subconsciente femenino. Bajo el hechizo de su vibración las
mujeres “redescubrieron” su condición básica e instintiva de mujer - el deseo de ser
conquistada, oprimida y transfigurada por el poder de proyección del hombre diestro y
culto -. En la vibración y personalidad de este hombre, nada en absoluto era “americano”;
él representó un tipo de personalidad de gracia masculina, cortesía, habilidad erótica y el
hechizo cultivado de una civilización más vieja. Puede haber o no, otros en la pantalla hoy
día que puedan compararse favorablemente con la vibración y la habilidad particulares de
este hombre, pero él fue en su tiempo, arquetípico de lo que muchas, sino la mayoría de las
mujeres buscan como compañero amoroso ideal Nadie sugiere que ningún hombre modele
su vida por la del señor Valentino, sino que lo que él simboliza se podría considerar y
aprender por muchos hombres que han permitido que sus conceptos de la relación entre
hombre y mujer se congestionen por la falta de gracia, por la ignorancia y el puritanismo -
con sus complejos de culpabilidad - y la falta de percepción de lo que es verdadera belleza
en la mujer. En sus representaciones en la pantalla el señor Valentino rindió homenaje al
ideal de la belleza femenina. Por vanidad personal muchas mujeres tratan de forzar el
homenaje masculino mediante ardides y artificios; pero finalmente el hombre rinde
homenaje a sus ideales y nunca a máscaras y triquiñuelas. Hay una lección que los hombres
deben aprender en consideración a la obra de este actor. El propósito oculto de la obra de
este actor fue que el hombre percibiera y que encendiera por la percepción, la belleza real
de la mujer a fin de que ésta se convirtiera en la hermosura que inspira.
El señor Gable, la personificación del tipo de Marte-Saturno-Mercurio, es
probablemente la mejor réplica americana de lo que el señor Valentino representó como
europeo. Gable ha sido designado justamente el más grande arquetipo de la personalidad
masculina en la pantalla de la actualidad, El es todos los hombres para toda la gente, su
Luna en Cáncer designa su facultad oculta para “alimentar el inconsciente colectivo”, y su
obra es acogida con entusiasmo tanto por los hombres como por las mujeres. En sus
representaciones de la pantalla podemos considerarlo fácilmente como desempeñando una
forma de “sacerdocio” hasta donde un sacerdote pueda considerarse como la
personificación de los principios de vida en la religión ceremonial. Alambicada como
podría parecer al principio la significación oculta de la obra de este actor, es profundamente
religiosa porque él enciende en la subconciencia de la gente, una percepción intensificada
de los principios masculinos de la personalidad.
Los estudiantes puede que no vean conexión alguna entre las palabras “religiosa” o
“espiritual” y las representaciones rudas, fuertes y por lo general toscas del señor Gable;
pero su persona y su vibración transmiten un símbolo de recursos, tolerancia, confianza
propia, fuerza física, buen humor genial y sobre todo la cualidad del valor que es la
cualidad arquetípica regenerada de la vibración de Marte. (El tiene a Marte en el signo
Ascendente haciendo cuatro aspectos mayores, dispositado por el regente del mapa y trino a
Júpiter y Saturno). La gente tiende a veces a “enfermarse internamente” con sus propias
futilidades, incompetencias y debilidades y con las de aquellos que lo rodean. El señor
Gable somete a su consideración la actualidad de patrones de gran fuerza física, mental y de
carácter. Su vibración enciende ciertamente un patrón de idealidad, puesto que el valor, la
confianza propia, la paciencia y el poder físico son arquetipos de Marte y como tales, ellos
representan cualidades que todos estamos tratando de realizar en nosotros mismos. La
trinidad de la Luna, Marte y Saturno es la base planetaria de cada ciclo evolutivo; Luna-
Saturno, como regentes del diámetro estructural de Cáncer-Capricornio, representa la
fuente paternal del “Yo Soy” de Marte así como su cumplimiento en la madurez. Una
madurez fuerte, bien integrada, presupone un Marte bien integrado y las cualidades
dinámicas poderosamente individualizadas del arquetipo de Marte que el señor Cable
simboliza es una esencia vibratoria que todos nosotros, hombres y mujeres poseemos como
una potencialidad que debe ser cumplida y expresada. La atracción universal de sus
representaciones está representada en la combinación de dos patrones distintos en su mapa:
Luna-Cáncer y Saturno-Capricornio, con el Sol y el regente en Acuario en sextil a Urano; la
ubicación de su Marte Ascendente en la duodécima casa nos da una clave para la
significación oculta de su vibración como un símbolo de la personalidad arquetípica.
Si usted es uno de los que se han sentido inclinados a identificarse con las
“representaciones cinematográficas” y desea libertarse de ese encarcelamiento simbólico,
haga una copia de su mapa, sin el número de grados; esto es lo que el autor llama mapa de
“Luz Blanca” - este es el cuadro simbólico de usted mismo corno arquetipo. Estúdielo con
el propósito de determinar cuáles son sus puntos focales vibratorios (olvide las cuadraturas
y oposiciones en este estudio) y comience por hacer algo para organizar su vida y poderle
dar una expresión más completa y libre a sus potencialidades vibratorias esenciales. Estudie
la obra del actor o la actriz cuyo trabajo en la pantalla le “fascina” y reconozca que algo de
sus personalidades o vibraciones también está en usted. Es su derecho y su deber buscar su
verdad como una expresión individualizada del arquetipo humanidad. Cuando comience
esta reorganización, usted se encontrará gradualmente liberado de la compulsión de
identificarse a través de otro - y su gozo del entretenimiento y el arte teatral cobrarán una
mayor sinceridad porque usted estará más y más capacitado para disfrutarlo y apreciarlo
por su propio mérito. El arte de vivir es descubrir a nuestro ser y lo que realizamos de
nosotros mismos.

***

del libro " Estudios de Astrología VII ", de Elman Bacher

*


*  

No hay comentarios:

Publicar un comentario