viernes, 3 de mayo de 2013

CURACIÓN



CAPÍTULO III


CURACIÓN

El arte de curar es una extensión impersonalizada del amor bipolar de los padres. La
conservación del cuerpo engendrado es uno de los factores envueltos en la responsabilidad
de los padres; la sabiduría que es el conocimiento destilado de la experiencia a través de
encarnaciones, es sumada al instinto amoroso básico de la paternidad para formar la esencia
de las artes de curación mediante las cuales la humanidad conserva y protege, en el
servicio, el compuesto de sus miríadas de cuerpos. Consideraremos un mándala básico
indicativo de esta extensión:
Primero, un círculo con el diámetro vertical, los símbolos de Cáncer y Capricornio
en los puntos inferiores y superiores, respectivamente. Este es el mándala esencial de la
paternidad o maternidad - lo maternal y paternal del Yo Soy abstracto del Ascendente -. En
los estados primitivos la humanidad funcionó instintivamente en la paternidad o
maternidad, siguiendo la llamada del instinto generador como cumplimiento de un deseo
intensamente expresado - tal vez con un ápice de lo que podría llamarse “afecto”. Con la
concepción, el alumbramiento y la conservación al azar de los niños, la humanidad
primitiva cumplió la responsabilidad de engendrar formas. No obstante, con la evolución y
el desenvolvimiento de la potencialidad del amor, los padres consideraron a los niños como
individuos y con esta consideración nació el deseo de comprenderlos. Las artes de curación
puede decirse que nacieron con el primer ser humano que ejercitó su pensamiento y su
ingeniosidad, como expresión de un instinto protector paternal para la conservación de la
vida de otro. Esta persona hipotética, quien fuera, proyectó de la potencialidad del amorsabiduría,
una imposición de la mente y la voluntad en los fenómenos de la Naturaleza para
realizar la aurora del impulso del servicio amoroso impersonalizado. El hombre impele
internamente hacia extensiones de relación sanguínea en el desenvolvimiento de sus
potencialidades. Primero, sus padres, hermanos y hermanas, compañera e hijos; después,
los miembros del clan o de la tribu a que pertenece; más tarde los miembros de otro clan y
así sucesivamente, hasta que alcanza una octava de conciencia en la cual percibe un
vislumbre de la relación de su vida con toda la gente. El “cuidó de sus animales” primero,
porque dependía de ellos para el trabajo y el alimento; sin embargo, con el “vislumbre de
las relaciones de la vida”, él percibió que estaba relacionado con sus animales al igual que
con sus parientes humanos y otros seres humanos, y como consecuencia extendió su
conocimiento de curación para beneficiar no sólo a la gente, sino también a la vida animal.
El universalista está redimido hasta tal grado que cuanto tenga de potencialidad del servicio
amoroso es radiado a todos los seres vivientes que lo necesiten.
Ahora añada al mándala en consideración, el diámetro de Piscis-Virgo; los puntos
similares en Cáncer-Piscis y Capricornio-Virgo son conectados por líneas curvas en
dirección contraria a las agujas del reloj. En esta forma vemos una película compuesta del
diámetro Cáncer-Capricornio volteada nueve signos, reposando en los signos que
representan la octava de sabiduría de la paternidad. “La sabiduría que nace de la
experiencia evolutiva” es la significación arquetípica de cualquier patrón del signo de la
novena casa. Un padre devoto, pero ineducado puede hacer todo esfuerzo para sanar a un
hijo amado; pero la sabiduría resulta en el arte de hacer las cosas de acuerdo con sus
principios esenciales. Por lo tanto, los médicos especialistas, los diagnosticadores,
cirujanos, enfermeras, dentistas, ginecólogos, dietistas, herbarios, veterinarios, psiquiatras,
etc., abarcan la gran fraternidad de los terapeutas, los “padres impersonales” que consagran
sus esfuerzos al mantenimiento de la salud interna y externa de todos los seres vivientes. De
esta fraternidad hay dos tipos básicos que estudiaremos por medio de mándalas. El mándala
del curador exotérico es el diámetro de Virgo-Piscis polarizado por Géminis, regido por
Mercurio y tercera casa desde Aries. Géminis es conocimiento verdadero, es la
comprensión derivada de la observación de los fenómenos físicos y del estudio de hechos y
datos registrados. El acercamiento exotérico de las artes terapéuticas está basado en un
acercamiento que el cuerpo mismo es el origen de sus propios males, y como tal, él fue el
medio a través del cual el hombre fue impelido a familiarizarse con la estructura y las
funciones de su vehículo físico. En sus primeras etapas de evolución, él conocía solamente
lo que veía o percibía por los medios físicos; su conciencia y apreciación de la vida se
enfocaban en su reacción al mundo objetivo que lo rodeaba. Por lo tanto, estudió su cuerpo
observando lo que sucedía bajo ciertas condiciones y experiencias. Aprendió las diferentes
clases de reacciones al dolor de que era capaz cuando su cuerpo era afectado en formas
especializadas por fuerzas o medios externos. Este “mándala de curación” polarizado por
Géminis, por ser esencialmente objetivo, es el mándala de todo arte diagnóstico que
pertenezca a cualquier rama de curación, interna o externa. Se refiere también a las artes de
la cirugía y al tratamiento médico que tienen aplicación directa en la condición física.
El hombre empezó a aprender sobre los efectos externos bastante temprano en las
etapas evolutivas; pero no tardó mucho en darse cuenta de la significación de los estados
internos que afectaban su bienestar físico. El primer ser humano (hipotético) en comprender
que un estado emocional o mental tuviera una relación directa con la condición del cuerpo
como la causa de una anomalía fue el primer terapeuta esotérico. El fue el primero en
reconocer la coexistencia de la vida subjetiva y la vida objetiva. Sus observaciones fueron
el origen de aquellas que se desarrollaron subsiguientemente relativas a la causa subjetiva
de toda anomalía física o desarmonía - lesiones al igual que enfermedades -. En resumen,
estas observaciones se refieren a la causa kármica de las desarmonías físicas. (El Faraón
Alado, por Joan Grant, relata cómo percibían los grandes sacerdotes curadores del antiguo
Egipto, por el examen clarividente, las causas internas de las desarmonías físicas). El
inmortal Paracelso puede ser mencionado como un “epítome” (en la historia relativamente
reciente) de este “primer terapeuta esotérico”. Ahora añadamos al mándala en
consideración, el símbolo de Sagitario polarizando a Géminis, formando de ese modo, la
cruz mudable de la instrumentación, la extensión del mándala del curador exotérico, la
imagen del hombre como instrumento para su propia curación. La congestión principal
envuelta es la congestión en la ignorancia, la “ceguera a los principios” que es
fundamentalmente la causa de toda enfermedad y lesión física. El signo de fuego Sagitario
es el punto iniciador de esta cruz correspondiente al Aries de la Cruz Cardinal. La identidad
es: “yo soy un curador”.
Ahora para aclarar, “construya” el mándala de Sagitario como sigue: Sagitario en la
horizontal izquierda, Virgo en la vertical ascendente; Géminis en la horizontal derecha;
Piscis en la vertical descendente. La irradiación curativa, conservadora de Sagitario es
polarizada por el conocimiento de Géminis; el diámetro de los padres es el diámetro de
servicio abstracto de Virgo-Piscis. El instinto primitivo maternal de Cáncer está demostrado
aquí como la maternidad universal del compasivo Piscis; el instinto, primitivo paternal de
Capricornio, exaltación del principio masculino, Marte, está demostrado aquí como la
mayordomía del elemento de tierra por medio de Virgo, como sabiduría, expresándose a
través del servicio amoroso. Ahora añada la quinta y novena cúspides y los signos
apropiados, Aries y Leo respectivamente; conecte los tres puntos de fuego por medio de
líneas rectas formando el trivio de la individualización dinámica que caracteriza a todos los
grandes curadores esotéricos; cada uno de éstos, por la verdadera naturaleza de su propósito
y cumplimiento de responsabilidad, es un precursor en tanto que cada uno añade un punto
de entendimiento que se presta para trascender las limitaciones del conocimiento puramente
exotérico. Todo curador, no importa la rama del arte en que él sirve, que aplica una
percepción inspirada de las causas internas de las lesiones y las enfermedades es un curador
esotérico; sólo aquellos que enfocan en el cuerpo solamente, deben ser considerados como
“exoteristas puros” del arte de curar.
La potencialidad del amor (quinta cúspide) de este mándala enfoca la gran
regeneración de la valentía y todo curador esotérico debe expresar esta virtud para poder
cumplir. La mayoría de la humanidad es y siempre ha sido de “propensión exotérica” -
congestionada en la apariencia externa y ciega a las realidades internas. Desgarrar el velo
de la ignorancia para que la humanidad se ponga sobre aviso, como la causa de sus propias
desarmonías ha requerido un valor intrépido y un celo ardiente de parte de los grandes
curadores. “El miedo instintivo a lo desconocido” que caracteriza a la ignorancia ha sido
siempre el mayor reto a la integridad personal de los curadores y este reto ha tenido que ser
afrontado por el ejercicio del mayor impulso dinámico representado por Marte-Aries. Leo
en la novena cúspide de este mándala enfoca la vibración de “poder y autoridad” del Sol en
la casa que alude a la comprensión y a la enseñanza. ¿Quién, en las artes de curación
presumiría o se atrevería a presentar especulaciones como verdades referentes a la curación
subjetiva - esto es, sin la autoridad de la verdadera comprensión de los principios
envueltos? En este factor del mándala, vemos el “reino de la verdadera comprensión”, la
“nobleza de las percepciones iluminadas”. Las verdades de lo externo, importantes y
significativas como son para el desarrollo de las artes curativas, son imágenes reflejadas de
las verdades de lo interno. El Leo de la novena casa es la “sabiduría” que irradia amor y la
expresión de verdades de lo interior realizadas, es la esencia de la curación en cualquier
plano; esta sabiduría es una contribución vitalizante a las experiencias humanas en
cualquier aspecto.
Así como Cáncer es el símbolo de lo que impele en la conciencia de la mujer a
sacrificar su sustancia corporal para la encarnación de Egos, del mismo modo Piscis es,
como signo de la cuarta casa del “mándala del curador”, el sacrificio espiritual hecho por
todo curador verdadero. La “sustancia” de este sacrificio es la idealidad de todos los
curadores, varones o hembras, ofrecida continuamente para que el ideal de la salud pueda
ser manifestado en la experiencia humana. Así como la mujer primitiva ama
instintivamente a su hijo, del mismo modo la polaridad femenina en todo ser humano, ama
lo que es joven, indefenso y embrionario. Y “embrionario” quiere decir “ignorante”. El
sacrificio ofrecido a través de la idealidad por los curadores es con frecuencia infinitamente
peor que cualquier otro sufrimiento físico. La visión de una humanidad de salud radiante
envilecida continuamente por las fuerzas congestionadas y negras del materialismo, el
prejuicio, la estupidez y la envidia, es una crucifixión del espíritu que puede ser y ha sido
sumamente abismática. El corazón maternal de todos los curadores resiste estas
laceraciones en el servicio, así como en grado diferente, la mujer resiste el dolor de la
gestación y el alumbramiento. Así se le muestra el cuadro a todos los que serán curadores:
Estar dispuestos a neutralizar las fuerzas de la congestión por una efusión continua de su
idealidad y de sus impulsos simpáticos. En este servicio de universalización, todo en
vuestra naturaleza que es, o que ha sido “Madre” alcanza octavas de conciencia
prolongadas a fin de que todos se beneficien con la efusión de sus impulsos compasivos y
simpáticos.
Si el impulso de sanar es derivado de la esencia femenina, maternal, entonces el
verdadero trabajo de curación es derivado de la esencia paternal como una universalización
prolongada del principio de mayordomía inherente al trino de tierra, iniciado por el
Capricornio de Saturno, aunque enfocado en este mándala como el Virgo de Mercurio, la
“ubicación masculina” de este planeta mental. Toda la simpatía en el mundo puede ser,
desde el punto de vista vibratorio, un medio de curación; pero la totalidad de las artes
curativas es tan compleja y tan variados son los factores con los cuales tratan que en los
procesos evolutivos está asegurada la aplicación de mucho estudio y observación. La
polarización de Sagitario por Géminis y de Piscis por Virgo nos indica que el conocimiento
de los hechos de todos los planes de existencia representa en términos humanos, la
terminación o el cumplimiento (complementación) del impulso básico o instinto por el cual
el ser humano trata de convertirse en instrumento para los poderes curativos. Todo el
estudio y lo que se aprende por la experiencia sirve finalmente el propósito de alertar la
conciencia del curador hacia una percepción de salud como un atributo universal. Un padre
humano, inteligente, no concibe que su responsabilidad abarque el “hacerlo todo por el
niño”; él sabe que su responsabilidad es guiarlo y ponerlo alerta Sobre el ejercicio de sus
potencialidades individuales. Así el sanador corno “padre universalizado”, estudia la
enfermedad y las lesiones con el propósito de alertar al paciente (su hijo) para que se dé
cuenta de su propia responsabilidad en el asunto. El “corazón de padre” del curador dice:
“mi hijo, debes averiguar por qué tienes esta condición y ejercitarte de acuerdo con un
entendimiento más claro de los principios de tu cuerpo”.
El curador, un ser humano en desarrollo con problemas como cualquier otro, puede
y a veces logra congestionarse y “volver a las andadas” en el cumplimiento de su servicio
universal. El es, como otro cualquiera, un aspecto del Gran Mándala el cual da pautas sobre
ciertos peligros particulares si el sanador opera desde una base de congestiones en la
conciencia.
El signo de Cáncer no sólo simboliza el “hogar y la vida privada”, sino que es
arquetipo de la conciencia de adhesión a una raza, nacionalidad, o religión particulares.
Todos estos factores son parte de nuestra “conciencia del calor del hogar” y sirven de
“modelos evolutivos”. El curador que se “congestiona en Cáncer” es el que hace un
esfuerzo máximo para auxiliar a uno de los suyos, pero sin embargo rehúsa su ayuda a un
relacionado “fuera de su límite”. A pesar de su habilidad tal acción muestra ignorancia de
los principios de las artes de curación. El signo de Capricornio enfocado por Saturno, es
ortodoxia, organización y normas convencionales. A través de la vibración por Saturno se
desafía en ciertos patrones, la individualidad del sanador por “lo que se ha establecido
como normas y éticas profesionales”. Todos los grandes curadores lo son gracias a su
individualidad y el valor de sus convicciones inspiradas. La codicia por el dinero, el
aplauso y la “reputación”, que caracteriza a los curadores “cristalizados” es una fuerza
combinada que con frecuencia desafía la integridad del individuo. Si éste trasciende ese
reto, su Luz seguirá ardiendo con brillo y fuerza; si sucumbe a cualquiera de sus factores,
su Luz tarde o temprano se amortiguará y chisporroteará. El curador no puede defraudar su
Luz en aprobación de lo cristalizado, y falto de principio y de esperanza de mantener esa
Luz clara e iluminadora. La complementación de Sagitario por Géminis, irredimido, es
congestión en el logro intelectual a expensas del impulso espiritual. Si el curador ha
reaccionado a decepciones y dificultades con un incremento de cinismo y antipatía
intensificada gradualmente, él puede ser tentado a buscar consuelo recurriendo a los “libros
y alejándose de la gente”. El curador existe como tal, debido a las necesidades de otros
seres vivientes y no por lo que está en los libros. El conocimiento debe “unirse” al ideal
espiritual de completar plenamente el servicio de amor, ^ que es la razón de ser del curador.
Cualquier estudiante de astrología deseoso de inaugurar un período de estudio
relativo a los mapas de curadores o factores astrológicos relativos a las “habilidades
curativas” debe preparar su mente para este estudio leyendo primeramente biografías de los
grandes curadores como una armonización con el espíritu en la naturaleza humana que hace
a la gente curadores. Debe familiarizarse “mercurialmente” con los pasos significantes en el
desarrollo de las artes de curación a través de la evolución humana. Esto es comparable, en
el plano intelectual, a la “meditación sobre mándalas puesto que la mente es de ese modo
sensibilizada a la vibración” de los curadores. Se sugiere también la lectura de la exquisita
Canción de Bernadette de Franz Werfel como una necesidad indispensable para todos los
estudiantes que deseen sensibilizar su percepción de la instrumentación de todos los
grandes curadores y los medios ocultos por los cuales se establecen los grandes centros de
curación. La literatura Teosófica y Rosacruz es por supuesto un manantial insondable de
conocimientos sobre los temas de curación.
Algunas observaciones generales: Las artes quirúrgicas están caracterizadas por la
vibración de Marte; las del tratamiento y el diagnóstico por Mercurio. La Luna y Venus son
conspicuas en los patrones referentes a las especializaciones femeninas. Saturno, para las
artes quiroprácticas y ortopédicas. Una persona dotada de poder vibratorio curador, tendrá
por lo general, un Sol poderosamente aspectado y claro, con énfasis en los signos fijos,
particularmente Escorpión y Leo. Los signes de Piscis y Cáncer y el planeta Júpiter son
“básicos” en los mapas de curación. Si es un curador verdadero, el curador es un
conservador - y Júpiter es el principio de la conservación y el mejoramiento. La duodécima
casa - la casa del cumplimiento de responsabilidad kármica para aquellos que están
limitados - debe ser configurada en los mapas de los que prestan servicio en los hospitales o
en otras instituciones de curación. Venus puede ser o no ser conspicuo en tales mapas; pero
la Luna tiene que serlo - puesto que ella es el símbolo de la simpatía maternal instintiva así
como de la necesidad pública. En la conciencia de todo el que estudie el tema de la
curación, puede ocurrir una forma de curación inspirativa - y el astrólogo “hermano
gemelo” del curador esotérico, debe irradiar curación por su amigabilidad, sus percepciones
y su amor impersonalizado. El funciona como un “sanador de la psique” por su atención
vigilante de la conciencia de la humanidad a las verdades de los principios de vida.

***

del libro " Estudios de Astrología VII ", de Elman Bacher

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