El Sol y Leo
a través de las casas
El símbolo del Sol es un círculo con un punto en el medio. El circulo, que no tiene comienzo ni fin, representa lo ilimitado, lo infinito, y el punto representa al individuo en cuanto entidad aparte, que tiene su propia identidad personal y, sin embargo, es parte de un todo mayor. El Ascendente es la senda que seguimos para encontrar quiénes somos, pero el Sol es lo que descubrimos, o lo que intentamos llegar a ser. Mediante el desarrollo de las cualidades del signo donde se encuentra el Sol, y mediante el enfrentamiento con la esfera de la vida designada por la casa donde éste se halla emplazado, conseguimos un sentimiento más cabal de nuestro poder, propósito y dirección en la vida.
Dicho muy simplemente, la casa donde se encuentra el Sol indica
dónde necesitamos distinguirnos de alguna manera: irradiar nuestra influencia.
resplandecer, destacarnos y ser especiales. Es el ámbito de la
vida por cuya mediación nos separamos de la Madre arquetípica. reconociendo nuestra propia identidad individual en vez de mantenernos fusionados con el resto de la creación. En tanto que la Luna se ve influida por instintos profundamente arraigados, y por las pautas habituales del pasado, el Sol tiene el poder de provocar el cambio, de llevar a la práctica opciones nuevas y de crear alternativas inéditas en el sector de la carta en donde se encuentra. De la misma manera que el Sol que está en los cielos es el centro de nuestro sistema solar e influye sobre los planetas
que giran a su alrededor, la posición del Sol en la carta natal nos muestra dónde debemos cultivar el poder de autogeneración que nos permite actuar en una dimensión causal en vez de limitarnos a una actitud reactiva.
Como el héroe en el mundo de los mitos, es en la casa donde está
emplazado el Sol donde tenemos que combatir con dragones, enfrentarnos con la vida y superar los obstáculos y fuerzas que se oponen a nuestro avance y a nuestro crecimiento. El proceso de expansión y desarrollo en el dominio del Sol asume comúnmente la forma de una lucha que, si tiene éxito, nos permite salir adelante con una sensación más sólida y más coherente de quiénes somos.
La importancia del Sol en una casa es similar a la influencia que
tiene Leo sobre una casa. ya sea que Leo esté en la cúspide, interceptado o bien completando una casa que tenga a Cáncer en la cúspide. En el siguiente análisis del Sol a través de las casas se puede tener también un atisbo de lo que significa Leo en cada una de ellas. (Por ejemplo, si el lector tiene a Leo en la cúspide de la Segunda, o contenido en la Segunda, puede leer la sección dedicada al Sol en la casa Dos para saber más sobre la forma en que puede manifestarse Leo en esta casa.)
Obsérvese también que la casa que tenga a Leo en la cúspide (o que
contenga a Leo. ya sea en su totalidad o parcialmente) estará de alguna manera relacionada con la casa en donde está emplazado el Sol. Por ejemplo, el poeta francés Jean Cocteau nació con el Sol en la casa Tres rigiendo a Leo en la cúspide de la Cinco. En el esfuerzo por comunicar sus ideas a otros (Sol en la Tercera) experimentó con gran diversidad de medios artísticos (Leo en la Quinta), entre los cuales se contaron el cine, la poesía, las novelas, el teatro y la escenografía, sin dejar nunca de experimentar con su estilo creativo (Quinta) para expresarse tan plenamente como le fuera posible (Sol en la Tercera).
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El Sol en la Primera
Los nativos que tienen el Sol en la Primera casa han nacido justamente antes del amanecer, cuando las fuerzas creativas del día y de la luz están ganando supremacía sobre la oscuridad de la noche. A medida que el Sol va elevándose sobre el horizonte, el planeta se despierta: las cosas ocultas se vuelven visibles, se inicia una actividad mayor y las personas van saliendo de la cama para incorporarse al mundo. El Sol en esta posición tiene sobre la vida un efecto evidentemente estimulante, y de los nacidos a esta hora cabe esperar una influencia similar. Son personas especiales para influir sobre las demás y llamarles la atención, para irradiar
su poder de tal manera que otros se sientan atraídos por su energía
y su calor. Enfrentan la vida con vigor, entusiasmo y determinación
de hacer algo de sí mismas. Antes que apoyarse en los antecedentes familiares para sentirse importantes y alcanzar un sentimiento de identidad, necesitan forjarse su propio «lugar bajo el sol» y saber que las aprecian y las respetan por lo que ellas mismas son capaces de hacer, crear o conseguir que suceda. Son gentes que no pasarán inadvertidas. Exigen de la vida una situación que les permita ejercitar su autoridad natural y satisfacer su deseo de reconocimiento.
Al tener el Sol en la Primera casa. serán de constitución fuerte, aunque esto dependerá en gran medida del signo donde se encuentre y de cómo esté aspectado. Cuando el Sol y el Ascendente están en el mismo signo, los astrólogos dicen que la persona es doble Aries, doble Tauro y así sucesivamente. En este caso, lo habitual es que el nativo encarne y ejemplifique claramente las cualidades del signo. Por ejemplo, el gran emancipador y defensor de la libertad personal que fue Abraham Lincoln
había nacido cuando el Sol salía en el igualitario signo de Acuario.
Ed Asner, el astro de la televisión norteamericana que fue el principal personaje de la serie «Lou Grant», nació mientras el Sol salía en el signo de Escorpio. Al hablar valientemente en contra de lo que a sus ojos eran injusticias políticas que no podía tolerar (el Sol en Escorpio en la casa Uno) trastornó los valores establecidos en el mundo del espectáculo y desbarató gravemente su propia vida y su carrera (el Sol en Escorpio rige a Leo en la casa Diez, la de la carrera y la reputación).
Si el Sol está bien aspectado en la Primera casa, es probable que la
influencia de su primer ambiente apoye el deseo de la persona de expresar su individualidad. Por lo común, son nacimientos que atraen mucho la atención, como para corroborar la necesidad de sentirse importantes de estos nativos. Una expresión negativa del Sol en la casa Uno puede ser una personalidad dominante, un egocentrismo extremo y un exceso de orgullo. Los nativos de estas características que no consigan encontrar una forma sana de canalizar o cultivar la expresión de su poder y de su autoridad pueden convertirse en amargados y cínicos. Antes que resentirse
si su valor no encuentra un reconocimiento sin restricciones, será
mejor que entiendan y admitan que para obtener admiración y aprecio lo primero que hay que hacer es ganárselo.
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El Sol en la Segunda
Si el Sol o Leo se encuentran en la Segunda casa, este dominio de ...
vida debe ser enfrentado con vitalidad y efectividad: hay una necesidad apremiante de cultivar las habilidades, los valores y los recursos personales para lograr un sentimiento de individualidad. Estos nativos necesitar encontrar y definir lo que constituye para ellos la seguridad, en vez de confiar en que otras personas les proporcionen seguridad, dinero o recursos.
Se puede alcanzar el sentimiento del poder y de la propia dignidad
mediante la adquisición de dinero y de posesiones, y por medio de la capacidad de administrar y organizar el mundo material. Hay quienes pueden inclinarse hacia la búsqueda de posición, el exhibicionismo y la extravagancia para demostrar su valor y reforzar una identidad interior vacilante. Pueden ser generosos con el dinero y las posesiones, pero por lo común esperan a cambio alguna forma de reconocimiento. Allí donde se encuentre el Sol es donde el ego personal procura el reconocimiento
Maurice Chevalier, cantante y actor impecable a quien el mundo entere amaba, tenía el Sol en Virgo en la casa Dos: había nacido en un tugurio, y a su muerte era millonario.
La naturaleza de cualquier planeta que se encuentre en la Segunda
casa es valorada porque son ésas las cualidades que nos ofrecen seguridad.
Por consiguiente, con el Sol en la Segunda casa, la seguridad se
obtiene mediante la posesión y el cultivo de atributos tales como la fuerza, la nobleza, la autoridad, un sentimiento de ser alguien especial y el coraje. Las personas que tengan este emplazamiento se sentirán más seguras en la vida si cultivan estos rasgos, independientemente de cuánto dinero tengan en el banco.
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El Sol en la Tercera
Más que limitarse a absorber y reflejar actitudes e influencias provenientes del medio, estas personas deben cultivar y reconocer sus propios pensamientos, sus puntos de vista y la visión que tienen de las cosas. En ellas, el sentimiento del valor, la dignidad y el poder proviene del reforzamiento del intelecto y de la capacidad de comunicación. Con frecuencia, cuando más vivos se sienten estos nativos es cuando están aprendiendo algo, o cuando pueden estar compartiendo e intercambiando con otros sus ideas y sus conocimientos. Quienes tienen al Sol (o a Leo) en
la casa Tres necesitan sentir que en su medio inmediato se los escucha y se los tiene en cuenta. Consiguientemente convendría investigar posibles problemas de rivalidad con los hermanos y de competitividad con los compañeros. Es probable que algunos proyecten sobre un hermano o hermana su propia necesidad de poder y de autoridad. También llegan a adorar el conocimiento mismo como al Sol. Los aspectos difíciles con el Sol en la Tercera casa podrían indicar problemas con la escolarización temprana, que es necesario examinar para que el aprendizaje pueda tener lugar sin tropiezos. Por más inteligentes y mejor dotados de capacidad de expresión que puedan parecer estos nativos, normalmente
quienes tienen este emplazamiento sienten que podrían tener aún
más conocimientos o comunicarse mejor. El escritor norteamericano Philip Roth, autor de muchos best-sellers y conocido por sus respuestas rápidas y su agudo ingenio, nació con el Sol en la Tercera casa. El premio Nobel George Bernard Shaw, que en sus escritos expuso su personal filosofía.
había nacido con el Sol en Leo en esta misma casa.
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Quienes tienen al Sol en la casa Cuatro necesitan profundizar mucho para conocerse a si mismos. Es probable que lo que se logra en el mundo exterior sea menos importante que lo alcanzado en el dominio del crecimiento anímico y del íntimo desarrollo espiritual.
La batalla por la autodefinición se libra en el frente interior. Son nativos que necesitan establecer su propia identidad individual como diferente del medio familiar, sin negar que son también parte de la familia.
El peligro reside, por una parte, en derivar en medida excesiva la identidad del linaje, y convertirse en una mera réplica de lo que éste representa o de cómo hemos sido configurados por él. Por otra parte, sin embargo, está el peligro de que el nativo rechace en su totalidad estos elementos, como medio de liberarse de sus imposiciones. En el primer caso está negando su propia peculiaridad y originalidad; en el segundo, su «destino», en el sentido de sus propias raíces, tanto biológicas como psicológicas.
La tarea que hay que cumplir consiste en combinar de alguna manera ambos factores: reconocer su herencia y sus vínculos con la familia de origen, sin por eso dejar de cultivar una identidad con derecho propio.
Estos nativos pueden llevar adelante algo de la tradición de la familia, pero al mismo tiempo, hacerlo en su propio estilo.
Si se entiende que la casa Cuarta es el padre, es probable que las
energías que aquí se expresan sean vivenciadas por mediación del padre o proyectadas sobre él. Puede ser que las personas que tienen al Sol en esta casa hayan tenido la vivencia del padre como un ser tan poderoso y autoritario que después no hayan podido superar un sentimiento invalidante de su propia pequeñez o inferioridad. Es fácil que tengan que librar batalla contra el padre para liberarse del poder que éste tiene sobre ellos. En otros casos, es posible que el padre haya estado física o psicológicamente ausente. Para el niño, esto podría significar que no hubo el sentimiento claro de un padre que fuera el modelo para las propias cualidades masculinas, que el nativo tendrá que encontrar en su propio interior.
Para la niña. la vivencia del padre ausente podría significar una
vida entera en busca del padre perdido, pero también ella necesitará, en última instancia, «encontrar» dentro de sí las cualidades paternas.
Hay una fuerte necesidad de tener su propio hogar, donde estos nativos puedan ejercitar su autoridad y su influencia. En ocasiones, se da una prolongada búsqueda del terreno adecuado donde arraigar.
El Sol en la casa Cuatro apunta a la posibilidad de que sean más
«ellos mismos» en la segunda mitad de la vida. En los últimos años hay potencialmente disponible un sentido renovado de la potencia creativa, de la vitalidad y de una jubilosa expresión de sí mismo.
La naturaleza del Sol en la casa Cuatro es similar a la de Leo en el
IC. Una profunda necesidad de expresar lo que hay de propio y peculiar en su identidad constituye el cimiento sobre el cual se edifica gran parte de la vida.
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El Sol en la Quinta
El Sol encuentra un emplazamiento fuerte en la Quinta casa, que es
su dominio natural. Quienes tengan este emplazamiento encontrarán el sentimiento de su identidad, de su poder y de su propósito en la vida al comprometerse sin reservas en actividades que los hagan sentir contentos de estar vivos. La necesidad de dar expresión al yo es vital para la salud física y psicológica, y la gente se enferma y se deprime si no tiene nada por qué vivir. Por supuesto, también cae enferma si intenta hacer demasiado.
De lo que se trata no es de cuánto es capaz de hacer el Sol en la
casa Cinco, sino más bien de la calidad del compromiso, y del grado de satisfacción que la gente obtiene al cumplirlo.
Para estos nativos es aconsejable alguna forma de expresión artística, que no los llevará necesariamente a ser un nuevo Mozart (Sol en Acuario en la Quinta) ni otro Matisse (Sol en Capricornio en la Quinta), sino que más bien los conducirá a liberar el espíritu, dar cauce a emociones y sentimientos, y tener la oportunidad de crear desde dentro de sí mismos.
También diversos pasatiempos, acontecimientos deportivos, actividades recreativas, visitas a teatros y salas de arte, etc., pueden aumentar la riqueza de la vida.
El «niño juguetón» medra alegre y feliz en quien tiene el Sol en la
casa Cinco y pugna por ser libre. Por más creativas que puedan parecer vistas desde afuera, lo que sienten las personas que tienen este emplazamiento es, por lo general, que podrían ser mejores en cualquier cosa que hagan. El Sol es expansivo por naturaleza, y en la Quinta casa procura expresarse cada vez más, y ampliar continuamente su territorio de influencia.
Un buen ejemplo del espíritu del Sol en la Quinta casa es sir
Richard Burton. el erudito y explorador inglés que escribió sobre sus aventuras en tierras exóticas. En su carta, el Sol en la casa Cinco regía a Leo en la Novena y en la Décima, las casas de los viajes largos y de la carrera.
Para quienes tienen al Sol en esta casa, el romance y las aventuras
amorosas dan relieve a su sentido de participación en la vida, al mismo tiempo que incrementan su sentimiento de ser «especiales». Tener hijos es otra manera de que estos nativos puedan reforzar su sentimiento de identidad, al mismo tiempo que amplían su poder y su influencia. Existe, sin embargo, el peligro de que un padre o una madre con este emplazamiento intente «vivir su vida» por mediación de los hijos, proyectando sobre su progenie sus necesidades insatisfechas de fama y de gloria. En
estos casos, el niño puede ser exhibido como una obra de arte, en la
esperanza de que la «producción» sea elogiada.
La necesidad de ser el centro de la atención es muy fuerte con el Sol en la casa Quinta, y es probable que estas personas sean incapaces de tolerar situaciones en las cuales todos los ojos no estén enfocados en ellas. Un Sol con aspectos difíciles en esta casa puede recurrir a maneras tortuosas, manipuladoras o exageradas de llamar la atención: siempre es preferible que a uno lo miren mal a que no lo miren en absoluto.
El Sol en la Sexta
Con el Sol en la casa Sexta, las experiencias necesarias para una firme consolidación de la identidad giran en torno de la salud, el ritual cotidiano y el trabajo. Sin volverse demasiado obsesivos, quienes tengan este emplazamiento deben prestar especial atención a todo lo que se relacione con el mejoramiento de sí. Es frecuente que las debilidades e imperfecciones físicas y psicológicas se destaquen de alguna manera para que se puedan hacer los reajustes necesarios.
Lo primero y principal es que necesitan establecer una buena relación con el cuerpo; el respeto del vehículo físico es una lección que tarde o temprano deben aprender. Lamentablemente, para algunos este reconocimiento de la importancia de los cuidados corporales sólo llega a ser consciente cuando las consecuencias del descuido y de los malos tratos ya
han llegado lo bastante lejos como para manifestarse en forma de
enfermedades. Y sin embargo, incluso si se plantean dificultades en este dominio, el retroceso hacia la salud y la integridad servirá más adecuadamente que otros caminos al proceso, más vasto, de la individuación.
Estos nativos tienen también la capacidad de esclarecer y explicar a los demás otras maneras, mejores, de colaborar en el mantenimiento de la buena salud.
Los que tengan el Sol en la Sexta casa deben esforzarse por cultivar
habilidades y capacidades que les aseguren un lugar útil en el mercado laboral. De esta manera se obtiene un sentimiento del valor, la distinción y la dignidad profesional. Son nativos que «se encuentran a si mismos» cuando prestan servicios a otros.
Hay una necesidad de organizar rituales y rutinas cotidianos eficaces que den la seguridad de que la vida transcurre con más suavidad. Aprender a funcionar con eficacia en los asuntos prácticos refuerza el sentimiento de identidad. Este emplazamiento no es característico de personas que se limitan a sentarse todo el día a meditar. Es sorprendente la profundidad de las cosas en que es posible caer en cuenta mientras friega uno el suelo de la cocina o se lava los calcetines. Con el Sol en la sexta casa, la aceptación de límites y rutinas confiere a una persona el poder
de perfeccionar y refínar el arte de vivir. Los resultados finales de esta actitud no son necesariamente brillantes, pero se advierten sutil y elegantemente en todo lo que la persona hace, hasta el punto de hacer recordar un aforismo zen: «Antes de la iluminación transporto agua, después de la iluminación transporto agua».
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El Sol en la Séptima
Cuando el filósofo Martín Buber escribió que «El hombre se convierte en un Yo por mediación de un Tú», podía haber estado refiriéndose a quienes tienen el Sol en la casa Séptima. Casi paradójicamente, estos nativos encuentran el sentido de su finalidad, su individualidad y su poder en las asociaciones y relaciones. Participar en actividades conjuntas plantea problemas que les permiten definir con mayor claridad quiénes
son. La identidad se configura y refuerza en los altibajos y las complicaciones con que tropiezan en el intento de establecer alianzas vitales, sinceras y vivificantes. Es un hecho comprobado que algo se nos presenta con más claridad si lo podemos ver en relación con alguna otra cosa; de modo similar, una personalidad tiene más significado cuando se la percibe en relación con otras personalidades. Cuando el Sol resplandece en la casa de Libra, el «Yo» necesita un «Tú».
Sin embargo, las cosas no son siempre así. En algunos casos, nativos que tienen el Sol en la casa Siete puede tratar de hacerse con la identidad de otra persona, encontrando a alguien que sea grande y fuerte por ellos, o que les diga qué es lo que han de hacer de su vida. También pueden estar preocupados por obtener prestigio y autoridad, ya sea incorporándose al séquito de una persona importante e influyente, o bien buscándose un héroe o heroína a quien puedan servir y adorar eternamente. En
la carta de un hombre o de una mujer, el Sol en esta posición puede
indicar la búsqueda de una figura «protectora». Dicho brevemente, es un intento de «poner fuera» el principio solar, proyectándolo sobre la pareja, que no es lo mismo que descubrir el sí mismo por mediación de la ayuda de alguien. Es, además, menos productivo, y con frecuencia su éxito no dura demasiado.
La Séptima casa representa también la forma en que interactuamos
con la sociedad en general. Para favorecer el proceso de individuación, quienes tienen el Sol en esta casa necesitan del contacto con gente. La princesa Diana de Inglaterra, cuyo matrimonio con el príncipe Carlos se convirtió en foco de la atención mundial e hizo de ella una celebridad por derecho propio, tiene el Sol en la casa Siete. Algunos nativos pueden,
incluso, orientarse vocacionalmente hacia una profesión que José lleve a trabajar con relaciones interpersonales, como podría ser, por ejemplo, la de asesor matrimonial, o bien hacia tareas de arbitraje y diplomacia que le exijan esas habilidades. Leo en el Descendente es similar, en cuanto a su significado, al Sol en la casa Siete.
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El Sol en la Octava
En un nivel profundo, todos estamos ávidos de reconectarnos con
algo más amplio que el propio yo. Por más que con frecuencia no tengan conciencia de tales motivaciones subyacentes, los nativos que tienen el Sol en la casa Ocho procuran expandirse y trascender sus limitaciones personales y su condición de entes separados mediante alguna forma de unión y de intercambio con otras personas. Esto se puede lograr de diversas maneras y en muchos niveles diferentes. Por ejemplo, algunas personas
que tienen el Sol en este emplazamiento acrecientan su identidad,
su valor y su dignidad atrayendo hacia ellas el dinero y las posesiones de otros. En su expresión más negativa, esto es premeditación y confabulación (algo bastante parecido a una invitación formal a un festín de medianoche en el castillo del conde Drácula). Sin embargo, lo más frecuente es que, simplemente, otras personas quieran, con toda naturalidad, ayudar a quienes tienen el Sol en la casa Octava, ya sea cubriéndolos
de regalos, dejándoles herencias, confiriéndoles becas o lo que sea. Es frecuente que el deseo de invertir sus energías en empresas conjuntas o colectivas los acerque al dominio de los negocios, la banca, los seguros o cualquier otra actividad que tenga que ver con el dinero y los recursos de la gente.
Pero el dinero y las posesiones no constituyen más que el nivel superficial de lo que se comparte e intercambia entre las personas. Los sentimientos y las emociones que circulan por las corrientes subterráneas e invisibles mediante las cuales se conectan entre sí las personas también movilizan la atención de quien tenga al Sol en la casa Ocho. Aunque aparentemente no sean más que el engendro mental de un dios sádico que ha visto demasiados seriales lacrimógenos por televisión, las relaciones que dejan al descubierto pasiones ocultas y desencadenan las emociones primitivas de complejos infantiles no resueltos sirven, también,
a los procesos solares de crecimiento y evolución. En cuanto
liberan al contenido psíquico de la esclavitud de pautas de conducta repetitivas y establecidas desde años atrás en el cuarto de los niños, las relaciones intimas actúan como catalizadores que provocan la crisis, la regeneración y el cambio. Para los que tienen el Sol en la casa Octava.
las relaciones afectivas no son algo en lo que puedan, de cuando en cuando, meter un pie para refrescarse; son aguas en las que deben aprender a nadar. Es probable que algunos procuren evitar totalmente cualquier intimidad auténtica, pero al hacerlo se privan ellos mismos de la posibilidad de transformación.
El Sol en la casa Ocho generalmente concede interés por todo lo que hay de escondido, oculto y misterioso en la vida. En ocasionen existe una fascinación o preocupación por la muerte o por cualquier tema que la sociedad considere tabú. El temerario Evil Knievel, que constantemente pone a prueba sus fuerzas con acrobacias que desafían a la muerte, nació con el heroico Sol en esta casa. El director Sam Peckinpah, cuyas películas denuncian los aspectos más violentos de la vida, tiene el Sol en Piscis en esta casa. Hugh Hefner. el fundador de la revista Playboy, una de las primeras publicaciones de gran tirada que se atrevió a escribir
El Sol en la Novena
Quienes tengan este emplazamiento deberán esforzarse por ampliar
su entendimiento y su visión de la vida. algo que se puede alcanzar mediante viajes y lecturas diversas, dando rienda suelta a la imaginación o indagando filosóficamente sobre los «porqués y las razones» de la existencia.
La capacidad de percibir pautas y significados más profundos,
que actúan en las esferas colectiva y personal de la vida, potencia y vitaliza al Sol emplazado en esta casa.
Lo mismo que con cualquier acentuación de Sagitario, la vida es mejor considerada como un viaje o una peregrinación. De hecho, algunos de estos nativos pueden llegar a creer, como Cervantes, que «el camino es mejor que la posada». En vez de aceptar en su totalidad y sin la menor crítica un sistema de creencias, del conocimiento obtenido mediante la investigación de diferentes grupos, filosofías o religiones puede destilarse una visión personal de la verdad. Compartir e intercambiar su visión con otras personas ayuda a estos nativos a precisar mejor sus propios
rasgos distintivos.
Existe el peligro de que lleguen a estar tan preocupados por «el cuadro total» y los problemas abstractos de la vida que pierdan el contacto con la realidad cotidiana. Obsesionados por lo que pueda traerles el futuro, pierden sin darse cuenta la participación inmediata en el aquí y ahora de la vida. Es probable que estén tan ocupados en planear la vida y cartografiar el futuro que se olviden de vivir. En ocasiones, son pródigos en buenos consejos para los demás, pero jamás consiguen aplicarlos del todo a su propia situación.
Este emplazamiento favorece diversas vocaciones. Son personas que pueden destacarse en relaciones públicas, un campo en el que promueven un concepto o visión capaz de inspirar a otros. Son muy hábiles para «vender viajes»: por ejemplo, aunque ellos mismos jamás hayan estado allí, para ensalzar las bellezas de unas vacaciones en África. Son excelentes como administradores y entrenadores, actividades que entrañan dirigir y organizar a otros en pos del logro de algún objetivo común.
Contagian a los demás su entusiasmo y su visión, y es frecuente que
difundan sus conocimientos enseñando, o escribiendo y publicando. El alemán Thomas Mann, autor de novelas filosóficas, había nacido con el Sol en la casa Nueve. Creía que los seres humanos eran «un gran experimento... cuyo fracaso sería el fracaso de la creación misma», y añadió incluso que aun si este punto de vista no fuera cierto, lo mejor sería «que el hombre se condujese como si lo fuera».' Quien tiene el Sol en la casa Nueve necesita algo en qué creer.
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Con el Sol en esta casa, la identidad está ligada con la carrera y los
logros profesionales. La casa Décima describe las cualidades que deseamos que los demás adviertan en nosotros: en este caso, el Sol pugna por ser visto como alguien que emana poder, fuerza y autoridad en relación con el signo donde está emplazado. El Sol en Géminis, por ejemplo, al estar en esta casa quiere ver reconocido el poder de su intelecto: el Sol en Piscis anhela el reconocimiento de sus poderes de curar, fascinar o inspirar, etc.
El Sol en la casa Décima tiene una profunda necesidad de ser admirado como «Alguien»; para cumplir su propósito vital, estos nativos deben «reconocer» y satisfacer hasta cierto punto su ambición. Entre las personas nacidas con este emplazamiento se cuentan el actor de cine Mickey Rooney (Sol en Libra), estrella infantil que de niño consiguió escalar posiciones y luego mantenerlas, y el general Rommel (Sol en Escorpio).
cuya astucia como mariscal de campo le valió el apodo de «el zorro del desierto». Las mujeres que. teniendo este emplazamiento, no satisfacen su propia necesidad de logro mediante una carrera pueden tender a buscar como pareja hombres prestigiosos o triunfadores (el síndrome de «las esposas de Hollywood»). Trátese de hombres o de mujeres, los conflictos entre el hogar y la vida personal frente a los logros públicos y profesionales
se muestran en las oposiciones de los emplazamientos en la casa
Cuarta con el Sol en la Décima. Es frecuente que el tipo de esfuerzo dedicación y perseverancia necesario para trepar por la escala del éxito limite en estos nativos la libertad y la espontaneidad de moverse en otras direcciones. Otro peligro con este emplazamiento es que el sentimiento de la propia identidad o dignidad pueda respaldarse en exceso en un título o en la posición en el mundo. En caso de que los pierdan, esos nativos quedan totalmente despojados y aniquilados.
Si se entiende que la casa Décima es la madre, entonces el Sol en
esta posición hace de ella alguien muy importante. El niño o la niña que tenga el Sol en esta casa podría proyectar su propia identidad y su poder sobre la madre: las necesidades y los deseos de ella se convierten en las necesidades y los deseos del niño. A la inversa, hay ocasiones en que este emplazamiento indica una madre que exige que el niño le haga de espejo, que impone su propia individualidad a su progenie, como en el ejemplo clásico de la que declara que, como ella es una actriz frustrada.
su hijo tendrá que aprender a actuar. En estos casos hay generalmente una confabulación: el niño reverencia y adora a la madre, y se convierte él mismo en una ofrenda: «Tú quieres que yo sea tu motivo de lucimiento, y yo quiero serlo para ti». Llegará un momento en que quienes tengan al Sol en la casa Décima tendrán que examinar hasta qué punto están haciendo algo para sí mismos, y en qué medida lo están haciendo para ganarse el amor de su madre. Leo en el MC, o dentro de la Décima casa lleva implícito algo del mismo significado que el Sol en ella.
Igual como puede sucederles con los grupos y los sistemas de creen necesidades y los deseos del niño. A la inversa, hay ocasiones en que este emplazamiento indica una madre que exige que el niño le haga de espejo, que impone su propia individualidad a su progenie, como en el ejemplo clásico de la que declara que. como ella es una actriz frustrada su hijo tendrá que aprender a actuar. En estos casos hay generalmente una confabulación: el niño reverencia y adora a la madre, y se convierte él mismo en una ofrenda: «Tú quieres que yo sea tu motivo de lucimiento y yo quiero serlo para ti». Llegará un momento en que quienes tengan al Sol en la casa Décima tendrán que examinar hasta qué punto están haciendo algo para sí mismos, y en qué medida lo están haciendo para ganarse el amor de su madre. Leo en el MC. o dentro de la Décima casa.
lleva implícito algo del mismo significado que el Sol en ella.
El Sol en la Undécima
Quienes tienen el Sol en esta casa alcanzan un sentido más convincente de su identidad por medio de actividades sociales, humanitarias o políticas. Aunque decir que «ningún hombre es una isla» sea un lugar común, para este emplazamiento sigue teniendo una significación particular.
De alguna manera, la identidad debe estar vinculada con una unidad mayor que el sí mismo individual. El reconocimiento personal puede ser obtenido mediante la pertenencia a un grupo, y no es excepcional que alguien que tenga el Sol en esta casa se eleve hasta una situación prominente o que llegue a ejercer su influencia en diversos tipos de organizaciones.
La naturaleza de las experiencias con que tropezará en las
situaciones de grupo -es decir, la facilidad con que una persona funciona en esta esfera o se adapta a ella- se puede ver en la forma en que está aspectado el Sol en esta casa. La persona quizá sea un canal a través del cual puedan manifestarse corrientes o tendencias nuevas que se incorporan a la mentalidad colectiva. El escritor norteamericano Upton Sinclair, un «buscador de escándalos» que combatió en favor de una legislación nueva que protegiese a la fuerza laboral en contra de los males de la industria capitalista, había nacido con el Sol en conjunción con Marte en Virgo en la casa Once.
Estos nativos corren el peligro de aceptar una identidad en bloque al afiliarse a un grupo, un sistema de creencias o una causa. En este caso, no se puede decir que uno es lo que come; uno es lo que le da de comer el grupo. Es necesario que quienes tienen el Sol en la casa Once distingan cuidadosamente lo que ellos creen de lo que el grupo les dice que deben creer. (No todos los negros homosexuales vegetarianos tienen por qué pensar lo mismo.)
Los amigos son importantes para la plena evolución de quienes tengan el Sol en este emplazamiento. Son nativos que pueden ejercer un fuerte influjo sobre sus amigos más íntimos, y a la vez, los amigos pueden abrirles nuevos panoramas y colaborar con ellos en el logro de sus objetivos, igual como puede sucederles con los grupos y los sistemas de creencias, si las cosas se llevan al extremo son capaces de proyectar sobre los amigos una especie de potencia divina.
Seria prudente que quienes tienen el Sol en la casa Undécima se esforzaran conscientemente por ponerse, ellos mismos, metas factibles que puedan tomar como objetivos. Sus esfuerzos por alcanzarlas contribuirán de alguna manera a la formación de un sentimiento más sólido y más concreto de identidad, propósito y poder. Uno de los ingredientes más vitales en el proceso de autocuración es tener una razón para vivir.
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Entre el principio solar y la esencia de la casa Doce hay una discrepancia arquetípica básica. La tarea del Sol es establecer, esclarecer y perpetuar una identidad separada, en tanto que de la casa Duodécima emanan fuerzas que amenazan con disolver, socavar, inundar y desestructurar las fronteras del ego individual. La resolución del conflicto exige que el sentido del «yo» de la persona se extienda más allá de los alcances más normales o habituales de la conciencia. Con el Sol en la casa Doce. el papel del yo es estar al servicio del alma.
Quienes tengan el Sol en la casa Doce necesitarán aprender a estar
a caballo sobre las fronteras entre lo personal y lo universal, lo consciente y lo inconsciente, el yo individual y el yo colectivo. Conseguirlo no es fácil: el yo personal necesita tener la flexibilidad suficiente para dar cabida a esos elementos, sin ser por eso tan débil que resulte abrumado por ellos.
En su esfuerzo por mantener una identidad sólida y firme, es probable que la persona rechace completamente la existencia del inconsciente, ya sea personal o colectivo. En nombre de la claridad y de la razón, se erigen barreras para prohibir la entrada de todo lo impreciso, vago, irracional.
místico o transpersonal. Durante el día. la patrulla de fronteras
sigue con la mayor presteza y diligencia las órdenes del yo. pero los centinelas nocturnos son notorios por su ineficiencia. Tan pronto como se quedan dormidos durante la guardia, lo que ha estado oculto o excluido de la conciencia se infiltra y la invade. (El poeta Robert Frost escribió «Algo hay que no quiere murallas».) A la mañana siguiente la patrulla diurna retoma su actividad y los intrusos vuelven a ser expulsados y asi sigue el proceso: vastas reservas de energía psíquica se dilapidan para seguir haciendo que una parte de nosotros mismos no tenga nada que
ver con la otra. Así, privados de ciertos aspectos de nuestro ser. no es sorprendente que estemos sujetos a tantos conflictos y enfermedades, por no hablar de nuestro sentimiento de estar aislados de las demás personas.
Al Sol en la casa Doce, sin embargo, se le da la oportunidad de unir las dos facetas del yo -lo personal y lo universal, lo consciente y lo inconsciente-en el intento de ayudarles a trabar recíproca amistad.
La coalición entre las fuerzas del ego y el ámbito oculto y más profundo de la psique es potencialmente muy fructífera. Quienes tienen al Sol en esta casa pueden actuar como canales o médiums para la expresión de imágenes míticas o arquetípicas del inconsciente colectivo, ya sea por medio del arte. la poesía, la danza, la música o alguna forma de actividad psíquica. Su sensibilidad y su actitud abierta ante aquello que va más
allá de las necesidades del si mismo personal hacen de ellos curadores y servidores que responden con eficacia a las necesidades de otros. Son personas que pueden ser usadas a modo de cálices para invocar cambios en el nivel de lo colectivo. De alguna manera, la identidad personal se enfrenta con algo mayor y más universal que ella. y lo incorpora.
En la linea de las asociaciones tradicionales de la casa Doce, es probable que aquellos que tienen en ella al Sol necesiten pasar buena parte de su tiempo a solas. Son tan receptivos a lo que emanan otros, que continuamente absorben influencias del medio. Los periodos de retiro y retraimiento les ayudan a deshacerse de lo que han «captado» y a recuperar el sentimiento de sus propios limites. En ocasiones, un período de crisis y de aislamiento precede a una experiencia de despertar y de iluminación.
Otros nativos pueden estar tan confundidos y socavados por
fuerzas inconscientes o elementos externos que su capacidad de llevar una existencia cotidiana ordinaria resulte gravemente disminuida.
Hay diversas instituciones que pueden desempeñar un papel importante en la vida de estas personas. La vocación puede llevarlas a trabajar en hospitales, prisiones, museos, bibliotecas, etc. Ciertos textos astrológicos sugieren que quienes tienen el Sol en la casa Doce han usado con demasiado egoísmo su fuerza de voluntad en una vida anterior. Ahora deben ponerla al servicio de otras personas, o tener la experiencia de estar a merced de la autoridad de otros. El orgullo y la arrogancia soterrados o la convicción inconsciente de que el mundo está en deuda con ellos y debe reconocer su especial condición sin cuestionamiento alguno
podría causarles problemas.
El Sol es un «principio masculino», y su presencia en la nebulosa
casa Doce podría significar cierta medida de confusión en lo referente al padre o a otros varones en la vida del nativo, o a los sacrificios que haya que hacer en relación con ellos. En ocasiones, hay un fuerte vínculo psíquico con el padre.
del libro "Las Doce Casas" de Howard Sasportas
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