CAPÍTULO II
LA SEGURIDAD
“Existir” es “estar en un estado de movimiento”, pero “vivir constructivamente” es
“existir consciente del origen y el objetivo.” En este estado de conciencia se halla la raíz del
sentimiento de seguridad haciendo caso omiso de la condición de las circunstancias
externas. El mándala astrológico lo describe de la manera siguiente: Trace un círculo con
los diámetros vertical y horizontal; coloque el símbolo de Aries en el Ascendente,
Capricornio en la parte superior de la rueda; Cáncer en la parte inferior; conecte a Aries con
Capricornio y Cáncer por medio de líneas rectas.
Aries es el Yo Soy primordial - la conciencia de la egoidad individualizada. A causa
de la Vida ser Acción, “ser” significa “expresar”, “proyectar” y “actuar y reaccionar”. La
creatividad y la epigénesis son, dependiendo de la octava envoltura, los archiprincipios de
la acción de la Vida porque todas las expresiones son irradiantes y afectivas por naturaleza.
Marte es por consiguiente, el Principio de la Acción, la “Chispa de la Llama Central” la
cual provee todo lo epigenético con la facultad del movimiento de proyección. Pero, Marte
tiene que tener un objetivo hacia el cual moverse, de lo contrario su acción estaría
desprovista de propósito y de significación. Sus acciones desenfocadas serían por lo tanto
energía desperdiciada. Desperdiciar la provisión de energía de uno es disipar la conciencia
del Yo Soy; el resultado de esta disipación es una de las polaridades del sentimiento de
inseguridad.
Tener una conciencia poco clara del Yo Soy es estar relativamente descentrado y
correspondientemente relativamente susceptible a los impactos de otras proyecciones de
poder mentales, emocionales, psíquicas y físicas. Recuerde que en el tiro al blanco, el tirar
y lanzar no tienen significación si no hay el blanco en el cual enfocar para el entrenamiento;
el blanco simboliza químicamente el objetivo del desarrollo de la coordinación física para
lo cual el tirador o lanzador practica. Continuar tirando o lanzando sin el foco del blanco es
“Marte sin objetivo”; tal acción tiene por resultado un mero mínimo de ejercicio muscular,
pero muy poca o ninguna coordinación muscular.
Hablamos de los niños y niñas que están en crecimiento como “tirando hacia la
condición de hombre o de mujer joven”. Cuando los objetivos de la madurez dadora de vida
no son enfocados, entonces el crecimiento mecánico - tal como el tiro y lanzamiento sin
objeto - conduce eventualmente a la inseguridad de movimiento y de energía
desperdiciados. La encarnación tiene por propósito el dar vida lo cual es madurez y está
indicado astrológicamente en la exaltación de Marte en Capricornio, el signo saturniano del
poder de asumir y de cumplir responsabilidades. Estas responsabilidades están inherentes
en el hecho que la madurez de conciencia implica dirección propia y la responsabilidad
espiritual es expresión constructiva. En la octava genética de expresión, la “expresión
constructiva” es vida generadora y mayordomía de lo que es generado, ya sea la
encarnación de otros Egos - “nuestros hijos” - o la iniciación de un patrón de trabajo -
“nuestro servicio”.
El crecimiento desperdiciado es, en alto grado, una acción mecánica que resulta en
la inseguridad cuando la persona está preparada para la expresión madura; pero incapaz de
tal funcionamiento. Ella está a la merced de las vibraciones y poderes de otras personas y es
incapaz de funcionar desde su centro de dirección propia. Marte, dejando a Aries y
caminando a través de la rueda en la dirección opuesta a las agujas del reloj, debe subir del
punto de Cáncer en la parte inferior de la rueda; permanecer en la seguridad de
dependencias es evadir la propulsión dinámica hacia arriba del verdadero crecimiento.
Cualquier persona así atascada trata de funcionar por medio de la fuerza de otro; ella no
“conoce su propia fuerza”. Ella permanece fija en la “fuente”, pero como no está consciente
de los objetivos individualizados, no puede evitar que se malogre la realización del ideal de
la verdadera seguridad.
Ya que aquello que está creciendo necesita protección y sostenimiento, la verdadera
seguridad de la dependencia es la realización de las necesidades legítimas. El feto necesita
la substancia materna, el bebé y el niño en crecimiento necesitan alimento, albergue, guía y
amor; el estudiante necesita educación, el trabajador necesita un objetivo de servicio y un
ingreso. Todas las personas que están evolucionando necesitan el sentido de seguridad de
identidades específicas - afiliación de familia, afiliación religiosa, nacional y racial - hasta
el momento en que la verdad de la egoidad se realice. Las congestiones en la seguridad de
dependencia conducen a la subnormalidad psicológica y sexual, a la cristalización de la
opinión, al prejuicio, la intolerancia, la fijación en expresiones químicas como símbolos de
seguridad, a temores y enemistades raciales y nacionales y sobre todo a la incapacidad de
ajustarse a cambios necesitados para el desarrollo y la flexibilización de la conciencia.
Una persona “llega” a un punto específico en su evolución; cuando identifica ese
punto como “una realidad”, permanece, en cierto sentido, estática por un tiempo para la
realización de los requisitos de ese punto. Si entonces deja de ajustarse a los cambios
necesarios - y permanece fija en aquello con que se ha familiarizado - ella “muere
interiormente” porque su conciencia de sí misma no permitirá que las fuerzas evolutivas de
la vida se expresen a través de ella. En ese “punto” pueden hallarse una de las cosas
innumerables con las cuales los humanos se identifican durante la sucesión de sus
encarnaciones.
El signo de Cáncer en el Gran Mándala es el símbolo “del hogar” para la persona
dependiente. Exotéricamente él es “origen quimicalizado” - matriz, madre, hogar, nación y
raza. Esotéricamente él es su propia base psicológica - las cosas sobre las cuales descansa
dentro de sí mismo como la conciencia del recurso para expresar su necesidad individual
hacia un mayor cumplimiento. La base psicológica no es dependiente nunca de las
expresiones químicas de la vida; una vez establecida, la persona se apoya sobre ella y en
ella a donde quiera que vaya durante su encarnación. Este establecimiento interno la
posibilita para ajustarse a cualquier cambio exterior de circunstancias; aquí se ve una
representación de la Luna - regente de Cáncer - exaltada en su propio signo de su undécima
casa, Tauro. Tauro corresponde a Cáncer como Acuario regido por Urano corresponde a
Aries - el patrón del signo de la casa undécima es liberación e impersonalización.
La persona desorganizada - el vagabundo, el forajido, y el demente - lo es porque
ella ha perdido su sentido de contacto con la identidad y el foco interno. El vagabundo tiene
experiencia ciertamente; pero es de la naturaleza de un movimiento sin propósito a través
de la vida; el forajido ha perdido su sentido de pertenencia de otras personas - él está en un
estado continuo de protesta contra algo de sí mismo (algo de la fuente vibratoria de la
encarnación presente) que él no ha comprendido o percibido claramente. En otras palabras,
en las mentes de esas personas no hay conexión entre lo que fueron en el pasado, lo que
deben ser ahora y lo que pudieran ser en el futuro. Su pasado olvidado y su futuro sin
descubrirse, las suspenden en el presente sin propósito.
La persona que designamos como miserable es una de las más inseguras porque no
está consciente del origen de su apego excesivo a la quimicalidad - el dinero - como
símbolo de la seguridad. Su codicia y usurpación incesante exterioriza su fundamento
interno desmoronado - ella busca la seguridad en la “posesión” de algo cuya identidad
esencial es un “medio de intercambio como una expresión de sentimiento hacia otras
personas”.
El apego excesivo hacia un ser amado es también una exteriorización de seguridad
de dependencia negativa porque la persona doliente identifica a otro ser humano como su
base psicológica. El amor devoto y fiel no es, en sí, un “mecanismo de congestión”, sino
que es una expresión de la octava más alta del corazón humano. Pero la clase de amor que
no puede vivir independiente de parentesco químico no es amor verdadero, sino un símbolo
de inseguridad interna; cualquiera que identifique a otro como “seguridad” está fuera de su
propia base interna - ella está afligida continuamente con ansiedades, aprehensiones y
tensiones. La persona que se ha “dislocado” a sí misma dice que está inquieta por el
bienestar del ser amado, pero ella está verdaderamente inquieta por su propia seguridad. El
amar verdaderamente da salud, fortalece la fe, inspira la confianza; el “amar” que es
dependencia temerosa y tensa es justamente lo opuesto.
De ese modo vemos que el exceso de dependencia en las formas externas es la
archiraíz de la inseguridad. La corrección se halla en la comprensión de lo que lo externo
simboliza estableciendo luego la realidad de ese símbolo en la conciencia y expresándose
desde esa base psicológica; tal expresión es autogeneradora y autodirectriz; está
simbolizada por la línea trazada desde Cáncer hacia arriba a Capricornio en el Gran
Mándala. Este es el cuadro de la persona dependiente, inmadura, transmutando su
conciencia con la experiencia para alcanzar el estado del individuo maduro, independiente.
Nosotros reconocemos, debido a que la polaridad es interactiva y retroactiva, que el
diámetro de Cáncer-Capricornio pinta las inseguridades presentes que han resultado de
incumplimientos pasados y seguridades presentes que han resultado de cumplimientos
pasados. Aquello que está establecido ahora como poder básico, psicológico, sano e
integrado, es pábulo para el ejercicio de cumplimientos de responsabilidad. El estar libre de
dependencia en las formas externas califica para un funcionamiento dinámico autodirectriz
y eficiente. Muchas personas asumen responsabilidades - paternidad, trabajo, etcétera - pero
su base psicológica desmoronada, con la resultante dependencia en lo externo como
seguridades, las descalifica para el cumplimiento airoso y completo de aquello que han
asumido.
Por ejemplo - y hay muchos de ellos que deben estudiarse en estos tiempos - un
hombre asume la responsabilidad del trabajo gubernamental; él está inseguro a causa de su
dependencia excesiva en el dinero como símbolo de seguridad; él denigra de los principios
inherentes en las responsabilidades de su empleo; él “trabaja los ángulos de la
conveniencia”, pero quebranta la fe con el fin de realizar su símbolo ilusorio de seguridad;
en su encarnación siguiente - o en alguna encarnación futura - su fe en otras personas será
destrozada por la falsedad y falta de principios en ellas; ellas exteriorizarán simplemente su
propia inseguridad intensificada, resultado de su inmadurez espiritual previa. Este es un
punto importante que se debe considerar: adherirse a los principios de un patrón de trabajo
o patrón de relación asegura la eficiencia máxima del cumplimiento de responsabilidad y
correspondientemente, la eficiencia máxima de madurar la base psicológica para traspasarla
como “pábulo de fuerza” a la encarnación siguiente. Las acumulaciones de pábulo de
fuerza totalizan la acumulación de la maestría relativa; el empobrecimiento del pábulo de
fuerza es la renuncia a la realización de la Idealidad.
La persona que asume un patrón de responsabilidad y lo traiciona por ignorancia
interna y carencia de principio, desintegra hasta cierto grado su propia base psicológica.
Ella no califica para expresión de poder adicional hasta que se haya reivindicado su
conciencia, afronte y pase las pruebas que la Vida (su propia conciencia) le traiga para
probar su merecimiento. Cuando usted como astrólogo filósofo estudia mapas para analizar
las fuentes de los problemas de otro y usted reconoce que el sufrimiento de éste se ha
debido directamente a su excesiva dependencia en lo externo, sepa entonces, que en alguna
parte de su pasado, él no calificó y sus descalificaciones han sido exteriorizadas esta vez
por su reacción de dependencia en los debilidades de otros. El le dirá que sus padres nunca
le dieron lo suficiente, que nunca le dieron oportunidades, que su jefe nunca lo aprecia, que
se han aprovechado de él continuamente y lo han engañado; siempre está envuelto en
accidentes de automóviles, sus hijos están siempre enfermos, se divorció tres veces, fue
traicionado por la mujer a quien amó.
Tales cuentos exteriorizan terriblemente inseguridades profundas, resultado directo
de la traición a los cumplimientos de responsabilidad en el pasado. Pues bien, tal persona
no sabe justamente quién es ella o para qué está aquí; sus motivaciones son percibidas sólo
obscuramente; no está consciente de sus recursos de poder (pábulo de fuerza); y su
conciencia de los principios de la experiencia es a lo más, confusa. Ella tiene que aprender
de nuevo cuál es su identidad y lo que significa comprender los principios de la experiencia
y los métodos espirituales para expresarse de acuerdo con el Principio.
Ahora - un caso muy a propósito en estos tiempos - la seguridad internacional.
Este término es un compuesto de la conciencia de seguridad de todo ser humano
encarnado en el presente. En estos últimos tiempos hemos llegado a un reconocimiento más
claro que nunca en nuestro historia de “Un Solo Mundo”. Reconocer “Un Solo Mundo” es
asumir la responsabilidad de vivir en conformidad. No reconocer o no estar capacitado para
reconocer “Un Solo Mundo” exterioriza sencillamente la adhesión a los conceptos
nacionalistas separatistas; la gente de mentalidad nacionalista no se puede esperar que
“piense internacional-mente”, no más que pueda esperarse que un niñito ame a los padres
de otros niños más que a los suyos. Pero - y esto es muy significante - existen muchos
encarnados ahora que profesan la “Conciencia de Un Solo Mundo”, pero que la violan
continuamente, lo cual nos trae al tema del “Americanismo”:
Encarnar como ciudadano de los Estados Unidos de América es asumir la
responsabilidad de vivir la “Conciencia de Un Solo Mundo”. Usted y yo y todos los otros
ciudadanos americanos calificamos para la encarnación aquí y debemos justificar esa
calificación o reencarnar en una forma de gobierno mucho menos liberal. Nosotros estamos
establecidos como una nación bajo la directriz espiritual de “libertad y justicia para Todos”
- y el Todos no significa americanos solamente. Los ciudadanos de esta nación descienden
principalmente de trasfondos europeos, asiáticos y africanos; pero debido a la cualidad de
conciencia estamos entonados a los principios de vida democráticos y se nos permitió
encarnar bajo una forma de gobierno basada en esos principios.
El horóscopo de los Estados Unidos de América presenta el Sol y tres planetas en el
signo de Cáncer - nosotros somos verdaderamente un “nido” para humanos de toda clase de
trasfondo racial, nacional y religioso. El Sol en Cáncer es regente de la cuarta casa y en ese
signo está en su propio signo de la duodécima casa - el “patrón de redención”. Cáncer está
en la segunda y tercera cúspides; el Sol y dos de los planetas están en la segunda casa;
Mercurio, regente de Géminis que está en el Ascendente y dispositor del Marte y el Urano
de Géminis, está en Cáncer en la tercera casa; la Luna, regente de la segunda y tercera, está
en Acuario; Saturno, regente de la octava y novena casas, está exaltado en Libra y trino a la
Luna. Nuestra “base psicológica nacional” (no hay planetas en Leo, signo de la cuarta casa)
está enfocada en esta “agrupación planetaria” en el signo de Cáncer; esto puede
interpretarse como: intercambios de substancia material y educación de acuerdo con
principios gubernamentales democráticos como fuente espiritualizada de nuestra evolución
y progresos nacionales.
¿Hemos violado alguna vez estos Principios?. Nuestro trato a nuestros ciudadanos
indios y negros americanos dice que Sí. ¿Hemos alentado las debilidades de otros pueblos?.
La historia de incumplimiento de deudas de guerra de otras naciones dice que Sí. Estamos
en diciembre de 1950 - los diarios han revelado en las últimas semanas cómo se permite la
venta de materiales americanos a la misma nación contra la cual estamos en guerra - una
repetición, en parte, del relato de la venta de hierro viejo a los japoneses durante sus
ataques a los chinos en los años de la década del treinta. Esto, de parte de un gobierno
democrático, es ciertamente la blasfemia suprema contra nuestro principio de “justicia para
todos”.
Decir además, como dicen algunos, que “no se puede hacer nada sobre el asunto”,
es el extremo supremo de la aquiescencia cobarde; tales violaciones de nuestros poderes
como mayordomos de los principios deben detenerse. Puesto que una expresión química
exterioriza sólo un estado interno, es decir que “tememos a los chinos comunistas”, que
“tememos a los rusos”, que “tememos al bombardeo atómico”, que es sólo la mitad de la
verdad. Nosotros tememos a los resultados de nuestra propia violación de los principios y
lo que atravesamos ahora en el Oriente es el resultado de haber denigrado esos principios
que inspiraron la fundación de esta nación. ¡Material para pensar!. Dejad que cada
americano tome en cuenta cómo vive su ciudadanía. La ciudadanía americana es una
bendición que debe honrarse viviéndola - no es simplemente “algo que se arroja a nuestro
regazo” para aprovecharse en usos disipadores e irreflexivos. Al grado que nos expresemos
de acuerdo con la intolerancia religiosa, el odio racial, la corrupción monetaria y la
desintegración personal, nos descalificaremos para este privilegio; al grado que ayudemos a
otros a ayudarse, que ejerzamos la mayordomía sobre nuestros recursos inteligentemente y
para el mayor bien en el mundo y mantengamos nuestras mentes abiertas a una mayor
apreciación de las cualidades y derechos de todos, es que mantendremos nuestras
calificaciones democráticas. Nosotros como nación, somos poder democrático; como
americanos individuales somos microcosmo de ese poder y es nuestra responsabilidad
espiritual y nuestra alegría personal manifestar ese ideal mientras estemos encarnados. Eso
y nada menos asegurará nuestra seguridad individual y nacional. Debemos funcionar, como
americanos y como terrícolas desde la base psicológica - el “pábulo de poder” - o desde
nuestros principios espirituales. La regeneración y el cumplimiento del idealismo
democrático de Capricornio es aquello que se ha “madurado” de la base de Cáncer.
Realizar esta madurez es la significación de “ser americano” y la significación de “ser
terrícolas democráticos”.
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del libro " Estudios de Astrología IX ", de Elman Bacher
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