EL BAILE
El baile expresa por medio de movimientos corpóreos y rítmicos nuestra conciencia
de participar en el mundo de la Naturaleza. El baile hace del cuerpo físico un instrumento
para la manifestación de arquetipos como expresiones de estados emocionales y de
conceptos espirituales. Estos estados emocionales son puntos centralizados de conciencia
espiritual de tal intensidad que deben manifestarse a través de la instrumentalidad del
cuerpo físico.
Tal como el hombre se dedicó a manipular sustancias materiales para expresar por
medio de la construcción su octava de “protección circundante”, para alojar aquello que él
amó y reverenció, así también él bailó para expresar la vida interna de lo que su cuerpo
físico encerraba - su conciencia y corazón con sus sueños, temores, amores, retos,
aspiraciones y entendimientos. “Vivir” no es simplemente moverse a través del tiempo, de
sitio en sitio en el espacio. Vivir es moverse a través de la evolución de punto en punto de
la conciencia. Bailar significa identificar su ser con el movimiento cósmico, que es la
acción alquímica de la vida, por medio de secuencias rítmicas de posiciones corpóreas
típicas. Bailar no significa “exteriorizar la música”, como creen algunos. El hombre movió
su cuerpo físico en este plano mucho antes de que inventara un instrumento musical; la
música y los trajes de baile son concomitancias vibratorias que sirven para intensificar y esclarecer
las expresiones del bailarín, las cuales son por su verdadera naturaleza sumamente
personales. No obstante, el baile expresa esencialmente a través de sus propios méritos - no
necesita otros accesorios para cumplir su propósito básico. El baile se observa por donde
quiera en el mundo natural; vamos a personalizar un poquito para estudiar algunos
ejemplos:
El baile natural de las expresiones de vida es la consecuencia de desenvolvimientos
que sigue al nacimiento y que termina con la transición. Todo factor manifestado en el
mundo natural tiene su tiempo para el desenvolvimiento de potencialidades y cuando ese
desenvolvimiento se lleva a cabo sin intervención artificial, la planta o el animal
alquimicaliza su forma física a través de todas las etapas de experiencias, de acuerdo con el
ritmo de su patrón básico. Así ocurre con los seres humanos; nosotros tenemos un “patrón
de tiempo” para el desarrollo de nuestras potencialidades en las etapas de crecimiento, pero
las cualificaciones individuales varían el tiempo para el cumplimiento de los patrones de
experiencia. Sin embargo, humano o sub-humano, todos bailamos a través de estas fases de
desenvolvimiento del crecimiento natural.
Si consideramos el “baile” como los movimientos de un organismo físico, veremos
su evidencia en todas partes del mundo de la Naturaleza. Las ramas de un árbol se mueven
de un lado a otro, respondiendo a las fuerzas del viento que operan a través de ellas -
decimos que el árbol está haciendo bellos movimientos con sus brazos. Las olas del océano
dan la impresión de estar bailando por su interminable movimiento hacia la playa y su
reflujo en series de movimientos pulsantes; cada ola se asemeja a una línea de bailarines
precipitándose de un lado a otro de un escenario. La luna ejecuta su larga ronda (sereno y
legato) nocturna a través del cielo. El delfín retozón salta del agua en hermosos arcos,
queriendo decir que él no siente la misma alegría de vivir que los niños que “bailan”
brincando por las calles. Los brincos y saltos son movimientos arquetípicos que simbolizan
el reto a la gravitación, y como símbolos de movimiento, representan los impulsos de la
aspiración. Los remolinos y espirales de las hojas de Otoño son ejemplos excelentes de los
movimientos del baile - precipitándose, arrastrándose, deslizándose, remontándose u
ondulando hacia abajo para un reposo momentáneo y luego levantarse otra vez en nuevos
arcos y espirales. Las nubes ondulantes bailan en una eterna disolución y reconstrucción de
formas, a medida que el viento las conduce por el escenario del cielo; las nubes son una
exteriorización perfecta de cambias alquímicos - silenciosas y suaves, ellas se derriten de
un aspecto a otro en una belleza incomparable de movimiento. Una galaxia de flores
pintorescas doblándose y cimbrándose sobre sus tallos, es un “conjunto de ballet” natural.
Piense en las muchas clases de movimientos de los animales y los pájaros; el desfile
arrogante del pavo real; el deslizarse circular del pez y la foca por el agua; el vuelo
“staccato” de la mariposa; los pasos fluidos del gato y las cabriolas viriles de los caballos.
¿Cómo bailan los seres humanos? Todos nosotros bailamos conforme al plan
cósmico en nuestros desenvolvimientos de potencialidades físicas y psíquicas a través de
las varias fases de nuestro crecimiento como organismo. Pero cada individuo baila de
acuerdo con la cualidad de su conciencia. Algunas personas, integradas armoniosamente
bailan durante la vida con una belleza extraordinaria de ritmo. Ellas aceptan la experiencia
según se presenta, aprendiendo de ésta con su mayor habilidad; entonces, siendo personas
adelantadas por naturaleza, pasan rítmicamente a nuevas experiencias. Ellas ejercitan el
mínimo de congestión interna y el máximo de expresión dinámica; el lapso entero de su
encarnación es arco hermoso de progreso evolutivo. Ellas trabajan con integridad e
idealismo, la contribución de su trabajo es un servicio verdadero, una radiación de bondad y
valor real para todos a quienes afecta. Ellas aman con intensidad, amplitud y regocijo; son
razonables, receptivas a los valores de nuevas ideas. Kahlil Gibran, inspirado poeta y
artista, tenía el alma de un “verdadero bailarín; él decía “bailad con libertad y regocijo, pero
no le pises los pies a los otros”.
En sentido metafórico, el “baile malo” es el resultado de congestiones internas. En
sentido físico, una persona afectada de timidez excesiva, conciencia de sí misma o defecto,
físico no baila - no puede bailar - hermosamente, con espontaneidad y alegría. Las
“torpezas espirituales” son causadas por congestiones emocionales y psicológicas tales
como la ignorancia, el egoísmo negativo, el temor, el odio, la avaricia, la envidia, el
materialismo, la posesividad, la frustración y sus crueldades concomitantes, los patrones de
decepción, la inercia, el cinismo y la congestión en la identidad de la forma. Esta última es
una de las fuentes más profundas del baile de vida arrítmico. Su esencia es una congestión
con apariencia de realidad; ella hace que la conciencia se enfoque en la forma en vez de
enfocarse en la esencia y sirve para arrojar completamente la evaluación fuera de línea. Las
personas que “bailan de acuerdo con la forma” en vez de bailar “de acuerdo con el
Espíritu”, son las que aceptan la imposición de normas y evaluaciones hechas por otros, en
vez del establecimiento de normas por el ejercicio de la individualidad. Ellas son la gente
para quienes aquello que ha sido establecido en el símbolo de la seguridad y la justicia;
ellas están crucificadas por la conciencia de casta; ellas tienden a evaluar la personalidad
humana, el carácter y la experiencia por una filosofía materialista que los congestiona en lo
exterior a expensas de la conciencia y apreciación de las verdades internas. Las normas
sociales y religiosas corruptas de los siglos pasados pintan esta clase de congestión. El
valor hereditario en vez del valor personal; la familia, la tradición y la posición social
representan el foco de apreciación en vez de ser el mérito individual. Observe cualquier
lugar y época y usted verá congestión de la forma como la fuente de perversión y
desviación del flujo rítmico natural del desarrollo y cumplimiento humano. Un ejemplo
perfectamente grandioso, se ve en la mala interpretación de cierta alegoría espiritual que
tenía el efecto de subyugar a las mujeres durante siglos - una intervención kármica por la
cual la congestión - del hombre en la forma reaccionaba sobre sí mismo durante sus
encarnaciones femeninas.
Esta congestión en la forma es simbolizada astrológicamente la esfera planetaria de
“Luna a Saturno”. Las personas que están condicionadas a vivir kármica o evolutivamente
dentro de los confines de esta “esfera” son aquellas para quienes la individualidad es
prácticamente un libro cerrado. La formación de patrones de las normas por las cuales ellas
viven, es mayormente, de acuerdo, con lo que estaba establecido por otros en el pasado. La
educación, el trabajo, el pensamiento y las ceremonias religiosas, el matrimonio, la
educación de los niños, los factores de relación, etc., son prescritos para todos de
generación en generación. El sistema feudal de Europa y el efecto de la filosofía de
Confucio en la nación China son buenos ejemplos de esta formalización de la experiencia
humana. Las expresiones estéticas (y todos los pueblos las tienen hasta cierto grado porque
el impulso estético es demasiado instintivo básicamente para ser negado por nadie) son, en
su mayoría, altamente formalizadas y “tradicionalizadas”. Las esencias esotéricas de la
religión están sumergidas en acrecentamientos de rituales y ceremonias que son practicadas
o en las cuales se participa con sentimientos de terror reverencial antes que como ejercicios
de inteligencia espiritualizada. El matrimonio - que en esencia debe ser la más intensamente
individualizada expresión de la vida humana - es mayormente para la perpetuación de los
bienes y del nombre.
Nosotros reconocemos, por supuesto, que no hay “injusticia” en que encarnen
personas bajo tal régimen; su conciencia está alineada a la estructuración de Luna y Saturno
o de lo contrario no podrían ser atraídas a la encarnación a través de ella. Pero la justicia
kármica aparte, tales formalizaciones estrictas ciertamente inhiben el libre flujo de la
expresión y el desenvolvimiento porque el temor es un factor poderoso inherente en ello.
En todo ciclo evolutivo “Luna y Saturno” llevan las riendas durante un tiempo; juntos, ellos
simbolizan el “espinazo formal” de toda experiencia cíclica, pero eventualmente las
potencialidades individuales deben ser liberadas por la trascendencia de “aquello que fue”;
los planetas Urano y Neptuno son las vibraciones que representan la “redención de la forma
anticuada” y la “revelación de la esencia espiritual inherente”, respectivamente.
Nuestro tema a la mano es el baile, pero recordemos que todos los participantes en
una expresión de arte particular son miembros de una familia espiritual, una “fraternidad”
de esfuerzo artístico afín. Como cualquier otro grupo humano la familia artística (de
cualquier clase) está tan sujeta a la tendencia de formalización (y cristalización) como en
cualquier otro grupo de familia. Cuando la forma, la estructura, la regla y la norma
tradicional son acentuadas a expensas de la inspiración y la manifestación espontánea,
surge la congestión del valor artístico. Busque en cualquier parte de la historia registrada de
la actividad artística sobre la familia humana y encontrará muchos puntos periódicos de
congestión de la forma y la tradición, en cuyas épocas era evidente una escasez del poder
inspirador. El baile popular se originó en el intento de perpetuar la historia de la tribu y la
creencia y tradición religiosas en una especie de representación dramática. Estos “dramas”
se formalizaron subsiguientemente por la inculcación de factores del movimiento rítmico y
el acompañamiento vocal o instrumental en lo que llamamos “baile tradicional” y algunas
de estas formas de baile son milenarias en varias partes del mundo.
El “ballet” es una expresión más cultivada e intrincadamente estilizada del “drama rítmico”
europeo. Habiéndose originado en Italia como Un factor en la representación operática fue
llevado a Francia y desarrollado en una técnica formal exquisita como parte indispensable
de representaciones del drama musical. Las tramas de estos “dramas bailados” eran
centralizadas mayormente en fantasías de un romanticismo extraordinario representando
temas alegóricos o místicos. En los últimos años del último siglo, el “ballet”, como una
expresión de arte cultivado, fue adoptado en Rusia y, por medio de los poderes inspiradores
y dramáticos de artistas de ese país fue ampliado tremendamente por la explotación de sus
propios recursos como arte de baile, divorciado de la dependencia de la ópera. Aún
hablamos de lo mejor de esta forma de arte como “Ballet Ruso”; los artistas manifestadores
e interpretadores de ese país lo estamparon con el sello de su cualidad particular de genio.
Las compañías de “ballet” de las ciudades rusas principales fueron reconocidas como los
exponentes supremos de este arte y sus grandes solistas ocupan nichos conspicuos en las
galerías de aquellos renombrados siempre por los-amantes del arte en todo el mundo.
Luego hacia los últimos años del último siglo, un meteoro resplandeció a través, del
cielo de la cultura y empeño artístico de Europa y América que derramaron un esplendor de
inspiración intensificada en el mundo del baile, el cual había de redimir la excesiva
formalidad del “ballet” hacia una octava nueva de conciencia del baile. Este “meteoro” fue
Isadora Duncan, una artista inspirada, inspiradora e intrépida y por medio de su servicio en
el baile, una de las más destacadas redentoras del pasado siglo.
Los estudiantes de astrología estarán interesados en su horóscopo; bien merece ser
estudiado. Datos: Ella nació el 27 de mayo de 1878, aproximadamente a la 1:00 a.m. 38°
Norte 122 ½° Oeste. Júpiter debe estar en la duodécima casa, el Sol en la tercera; Piscis,
regido por Neptuno, es el signo Ascendente y Sagitario está en el Medio-cielo. Lectura
sugerida para información concerniente a su experiencia de vida e ideales artísticos. Su
autobiografía, “Mi Vida” y su “Arte del Baile”; también muchos libros y bosquejos por
otros escritores que pueden conseguirse en las bibliotecas y librerías.
Note que Neptuno, el regente del mapa, es el principio de la instrumentación y uno
de los credos artísticos básicos de Isadora era considerar el cuerpo físico como un vehículo
para los poderes inspiradores. Ella era intensamente sensible a la música, pero se ha dicho
que podía bailar sin música porque sus movimientos eran tan armoniosos y “correctos” que
ella “hacía la música visible”. Dos factores en su mapa describen la universalidad de su
influencia: Júpiter, regente del Mediocielo, en la duodécima casa en el signo de Acuario
está en trino con su bien aspectado Sol de Géminis. Su poder espiritual era enorme tanto
como ejecutante que como maestra; este aspecto representa el propósito religioso básico de
su encarnación. Usted reconocerá esto cuando lea los testimonios escritos por personas que
la vieron bailar. Ella encarnó para dar nuevo estímulo por medio del arte y la belleza (y era
personalmente una de las más bellas de las mujeres) al impulso de su pura aspiración
religiosa por la contemplación del cuerpo humano como un “instrumento de la Divinidad”
y como vehículo para los gestos y movimientos puramente inspirados. Ella trajo a las
congestiones sociales y estéticas de su época la frescura de una conciencia que tenía su
morada en la belleza, la verdad y el amor. Ella hizo recordar a hombres y mujeres de la
pureza y bondad esenciales de sus naturalezas espirituales y trató de estimular a la gente en
muchas formas para recobrar la naturalidad de sus propias verdades internas, por medio de
una vida de sinceridad, de amistad y de inspiración.
Su influencia fue casi catastrófica en su efecto regenerador en el mundo del baile de
concierto. Su verdad artística era la de la inspiración sincera, no la de la tradición. Muchos
otros bailarines ejecutantes tuvieron su parte que ejecutar en la regeneración de los
conceptos del baile; pero Isadora resplandeció el camino a través del ejercicio de sus
poderes individuales inspiradores (Venus trino a Urano, en signos de fuego).
Ella dijo en esencia: “Vivid plena y valientemente, libraos de los temores de las
viejas tradiciones; amad desde el centro de vuestra conciencia con alegría, con respeto y
generosidad; vivid con cortesía y gracia; defended al pobre y al oprimido y sanad las
heridas del espíritu; guiad a los niños hacia la percepción de sus bellezas innatas de cuerpo
y de alma y ayudadlos a respetar a sus poderes y habilidades individuales; dejad que las
mujeres perciban como nunca antes sus poderes para inspirar por medio del ejercicio de las
bellezas del corazón y de la mente; permitid que los hombres abran sus corazones a una
adoración renovada de lo Bello en la Naturaleza y en la Humanidad; que la fraternidad de
artistas forme una consagración en la vida humana mediante la hermandad y los esfuerzos
sinceros”.
Este gran Ego nos haría “bailar” a todos con alegría, con gracia, salud e inspiración.
Nosotros percibimos en nuestros mapas, los movimientos rítmicos de los planetas desde la
hora de nacimiento a través de los ciclos de desarrollo y madurez, los patrones de nuestra
vida de relación, los retos que hemos creado para nosotros mismos y los poderes que hemos
desarrollado para transmutar esos retos en triunfos. Los cumplimientos de estos patrones
abarcan nuestro “baile de la vida”; movámonos rítmicamente con las fuerzas cósmicas, con
alegría, con valor, y con la inspiración de la fe de la comprensión. Este es el baile en la
espiral siempre adelante del progreso evolutivo.
***
del libro " Estudios de Astrología VI ", de Elman Bacher
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