miércoles, 10 de abril de 2013

ESTRUCTURA DE RELACIÓN BÁSICA




CAPÍTULO VII



ESTRUCTURA DE RELACIÓN BÁSICA

Nosotros sugerimos, como pábulo para el pensamiento, que se considere esta
manifestación como preliminar a una discusión sobre patrones de relación: Existen
solamente dos cualidades básicas de relación:

1) Medida “Tiempo-Espacio” (que no concierne a este estudio);

2) Vibración (que es nuestro tema).

Solamente hay dos tipos básicos de la cualidad vibratoria:

1) Aquella del macrocosmo y el microcosmo entre si;

2) la fraternidad de los microcosmos entre sí.

El primer tipo es considerado así porque el Incognoscible no tiene fraternidad con
otra cosa; El encierra todo lo que es, “todo lo que es” es su expresión. No obstante en cada
octava inferior el Incognoscible se expresa en miríadas de tipos de microcosmos, cada uno
de los cuales es fraternal a los otros y cada uno de los cuales es “macrocosmo” para las
octavas inferiores a ellos; esto es, “sus propios microcosmos”.
Ahora consideremos una “agrupación” hipotética a fin de representar estas miríadas
de microcosmos. Primero, el incognoscible Mismo. Su representación será un punto -
teóricamente de ninguna dimensión - colocado en el centro exacto de una hoja de papel. No
tenemos una forma más simple de exteriorizar la Fuente de todo. Entonces el punto central
es encerrado por la circunferencia de un círculo perfecto. El círculo ahora parece
representar la existencia perfecta del Incognoscible: Vida y Naturaleza; Creación y
Manifestación; Positivo y Negativo; Causa y Efecto. La Polaridad puede considerarse
entonces como la “acción de la Vida”, la “Seidad” del Incognoscible. Es la dimensión
macrocósmica; todas las otras dimensiones son sus microcosmos. Es la “bi-unidad”
esencial por la cual la unidad expresa sus potencialidades.
El mándala hasta aquí representa con suma claridad y simplicidad la Totalidad de la
Vida en conjunto. Ahora consideraremos el mándala en su representación esencial de
“Macrocosmo-a-Microcosmo”.
Desde el punto central trace un radio horizontal hacia la izquierda. Este radio es la
expresión del Incognoscible de sus potencialidades para la octava extrema de la
manifestación física. Este radio representa, por su punto en la circunferencia, lo “más lejano
de la Fuente que el Incognoscible puede proyectarse a sí mismo”. Desde ese punto el
recorrido alrededor de la circunferencia del círculo (en contra de las manecillas del reloj) es
la delineación de procesos evolutivos por la liberación de potencialidad. El radio, en
resumen, es el “mándala del microcosmo” - la combinación de todas las expresiones
posibles del Incognoscible -.
(Hay solamente un radio en cada círculo; todos los otros radios son emanaciones del
uno. Pruebe esto haciendo un círculo con un compás; en el instante en que usted coloca la
punta del lápiz sobre el papel usted ha establecido el radio del círculo. El círculo es creado
(emanado) moviendo la punta del lápiz a través del espacio y el tiempo para formar el
cuadro completo; usted no ha usado ningún otro radio que el radio con que usted empezó).
No tenemos manera de conocer cual podrá ser acaso la extensión de la primera
octava de expresión del Incognoscible. Pero como nosotros tenemos que usar palabras
específicas para transmitir las ideas, sencillamente consideraremos esta octava como “El
Universo”. Luego, refiriéndonos al mándala, se ve que el punto del radio es el cuerpo del
Incognoscible - la totalidad del círculo representará el cumplimiento de todas las
potencialidades inherentes al Incognoscible -.
Puesto que este mándala es arquetípico nosotros podemos usarlo y lo usaremos
como el símbolo de expresión de la Vida en todas las octavas inferiores, la primera de las
cuales designaremos como “gran galaxia”. El radio del círculo representa ahora las
potencialidades combinadas de cada gran galaxia individual - que es “fraternal” a toda otra
gran galaxia -. Nosotros consideraremos el microcosmo de la gran galaxia como “galaxia”
y el radio es entonces la potencialidad de cada galaxia, siendo todas las galaxias fraternales
entre sí. Entonces consideramos el radio como la potencialidad, digamos, de todos los
sistemas solares que son expresiones microcósmicas de las galaxias, todos los sistemas
solares siendo por su patrón arquetípico fraternales entre sí; y entonces el compuesto de
todos los cuerpos planetarios que son microcósmicos para el Logos solar de cada sistema
solar, todos los planetas de cada sistema siendo fraternales entre sí.
Ahora, puesto que estamos interesados principalmente en seres humanos, se ve que
el radio es la representación de las potencialidades inherentes a la idea logoica que
llamamos “Humanidad” - la octava más alta de la potencialidad evolutiva en este planeta
particular -. El radio ahora se ve que representa todos los seres humanos manifestándose
dentro de la envoltura etérica de la Tierra y sobre su superficie. Todo otro radio que pueda
ser representado en el círculo es una emanación del punto principal de la conciencia al que
nosotros nos referimos como “Yo Soy” - el reconocimiento de la seidad como una
expresión de una idea perfecta en la mente de nuestro Padre-Madre Dios -.
La “fraternidad de los microcosmos” está representada ahora por este mándala como
el gran símbolo de la humanidad encarnada; su diseño es el mismo para todos los seres
humanos quienes por Ley, encarnan en la dimensión “bi-una” de medida (tiempo-espacio)
y polaridad (vibración masculino-femenina). Cada uno de estos factores es dependiente el
uno del otro; La encarnación no se hace ni puede hacerse sin ambos.
Hasta aquí tenemos la potencialidad vibratoria de cumplimiento de cada ser humano
como una expresión de su macrocosmo - el Ascendente de su horóscopo -.
La idea que llamamos humanidad lleva a cabo el patrón de relación vibratorio “biuno”
de esta manera: La relación de macrocosmo a microcosmo se evidencia en la relación
mutua de padre e hijo. En otras palabras, por polaridad: la relación entre sí, de padre/madre
a hijo/ hija. Este patrón es “tipo uno” como la estructura de gran relación de todos los seres
humanos entre sí; todas las otras relaciones son derivaciones fraternales de ésta.
Puesto que el sexo físico es una especialización del compuesto que llamamos
“género”, nosotros reconocemos que todo ser humano en su naturaleza interna funciona en
la dimensión universal de bipolaridad. Todo varón y toda hembra combina las cualidades
vibratorias masculino/femenina. Ser “masculino” es impregnar, proyectar, expresar,
estimular; ser “femenina” es ser impregnada, servir como objeto para la proyección,
incorporar la expresión, ser estimulada, reflejar aquello que fue emitido.
Ahora nosotros ampliaremos nuestro mándala para exteriorizar astrológicamente
este “gran patrón de relación”.
Extienda el radio hacia la derecha formando el diámetro horizontal; trace el
diámetro vertical, formando la “cruz de la encarnación”. Coloque el símbolo de Aries en lo
que es ahora el punto Ascendente, Libra en el opuesto, Cáncer en el fondo de la rueda y
Capricornio arriba. Ahora tenemos el círculo cuadrado por los signos cardinales - los
puntos de nueva dirección -; los radios son las cuatro formas básicas de decir “Yo Soy”; los
diámetros son las dos formas básicas de decir “Nosotros Somos”; y el diseño estructural
total pinta la combinación de “aquello que engendra y aquello que es engendrado”; la
representación cuádruple de la polaridad en acción en la expresión de vida de la idea
“Humanidad”.
Trace una línea vertical y concéntrese sobre ella por un momento como el símbolo
esencial de la acción generadora de la polaridad. Ella es la acción de procrear, la función
compuesta de la paternidad o maternidad, el proceso de construcción de formas por el cual
el padre y la madre funden sus energías y sus substancias como una contribución al Ego
que encarna; esto es, las especializaciones de “varón y hembra” componen la expresión
dinámica de polaridad.
Ahora trace una línea horizontal de aproximadamente la misma longitud que la
vertical; esta línea es la objetiva de la vertical, el “polo negativo” de la línea de
ascendencia, aquello que fue procreado por los padres, aquello que se le dio forma
(encarnado) por los padres. Como todo “engendrado” es bipolar, nosotros reconocemos
ahora que los extremos de esta línea horizontal representan lo masculino y lo femenino -
uno u otro - del tema del horóscopo; cada uno es el complemento genérico del otro (así
como el padre y la madre son complemento genérico mutuo). La horizontal es entonces el
hijo/hija del padre/madre.
Para considerar la cualidad genérica de los doce signos zodiacales: Medite sobre un
“espectro genérico” de cuatro cualidades básicas que designaremos como:

1) Masculinovarón;

2) femenino-varón;

3) masculino-hembra;

4) femenino-hembra.

Esta agrupación combina efectivamente los dos aspectos del sexo con los dos aspectos de la cualidad vibratoria genérica, la “expresión doble de la doble polaridad”.
Volviendo al mándala con los signos cardinales, nosotros conocemos que cada uno
de estos cuatro signos representa la “iniciación” de uno de los cuatro factores en el
“espectro genérico”; cada uno “inicia” un cuadrante de la rueda y uno de los trinos
elementales. Cada uno es, entonces, el aspecto de Seidad de su elemento particular, los
otros dos aspectos de cada trino representan las idealidades del Amor y la Sabiduría. La
formación de trinos de los elementos representa las metas esenciales de nuestros
desenvolvimientos, la recuperación de nuestros “perdidos Edenes” a través de
transmutaciones y liberaciones idealizadas de nuestras potencialidades genéticas.
De ahí que, los dos signos cardinales que se refieren a la cualidad masculina básica
de polaridad se ve que son Aries y Capricornio. Los otros dos describen cualidad femenina
básica de polaridad: Cáncer y Libra.
Haga cuatro mándalas representando los trinos de los elementos. Como estos trinos
son los símbolos de los atributos de la “Seidad”, ellos representan la idealidad de las cuatro
variaciones genéricas. Los signos de fuego y de aire son género masculino, los de tierra y
de agua son género femenino.
Ahora hagamos dos mándalas más, cada uno con una combinación de los seis
signos masculinos y de los seis signos femeninos respectivamente. El mándala masculino
contiene dos verticales, el femenino contiene dos horizontales. Cuando conectamos los
puntos del mándala masculino con el centro por líneas rectas obtenemos el gran símbolo de
alquimia - el símbolo del aspecto sextil -: La disolución dinámica de la cristalización de
energías congestionadas a través de expresiones transmutadas. Las horizontales del
mándala femenino transmiten una “cualidad estática” – “algo sobre lo cual pueda descansar
alguna otra cosa” -; un cuadro claro de la creación de una sociedad ideal sobre la base de
ascendencia ideal. ¿Sobre cuál otra base descansa la Sociedad (en sus expresiones más
elevadas) sino en las expresiones de Sabiduría-Amorosa de aquellos que la crean personal o
impersonalmente? El símbolo del aspecto sextil que está implicado en el mándala
masculino representa la potencialidad dinámica de todo varón y de toda hembra para
regenerar sus patrones vibratorios y para liberar sus potencialidades evolutivamente en
octavas superiores de conciencia.
Marte regente de Aries, el “varón engendrado” encuentra su exaltación en
Capricornio, signo de Saturno: El cumplimiento del principio masculino fecundador es la
paternidad. La “paternidad” es la versión masculina de la “creación de forma”. Nosotros no
podemos seguir recibiendo la Vida para siempre - debemos convertirnos en “dadores de
Vida” para poder lograr el cumplimiento -. ¿No es la exaltación planetaria simplemente otra
forma de decir “madurez vibratoria (o genérica)?”. Tauro, el Principio de “mayordomía de
la Forma”, es el segundo aspecto o aspecto amoroso del trino de Tierra iniciado por
Capricornio. El “ganarse la vida” ha sido (en su mayor parte) la forma principal en que el
varón ha expresado su potencialidad Amorosa durante largo tiempo. Su responsabilidad
como padre, era trabajar y ganar para que sus “amados” y sus “engendrados” fueran
sostenidos materialmente. Como la mujer se ha movido hacia el libre ejercicio de sus
cualidades positivas desde que el proceso de re-polarización se puso en vigor en el último
siglo y medio aproximadamente, nosotros reconocemos ahora que el varón tiene octavas
más altas que cumplir como padre; la psicología ha refutado el viejo “dicho” que la crianza
del niño es principalmente tarea de la madre; nosotros sabemos ahora por nuestro
reconocimiento de los principios de la paternidad o maternidad que la Sabiduría Amorosa
del padre es absolutamente tan importante y tan necesaria para el cumplimiento de la
responsabilidad de los padres. Sagitario, el tercer signo de fuego y aspecto de Sabiduría del
trino masculino-varón, es el duodécimo signo de la casa de Capricornio: Se ve que el
aspecto de Sabiduría del varón es la redención por medio de la cual ejercita sus
potencialidades espirituales en el patrón de experiencia de la paternidad. El “hacer dinero”
parece que es el único factor por el cual el varón expresa su amor a sus hijos; “formar
mentes, formar corazones, formar espíritu y comprensión” se ve que es el ideal de padre
como un factor en su experiencia con sus hijos.
Venus como regente de Libra y complemento de Marte-Aries, es el “engendrado
femenino” de padre-madre Saturno/Luna. Su cumplimiento en la maternidad está
demostrado por Cáncer como signo de su décima casa - así como Capricornio lo está para
Marte -; pero en los patrones femeninos las exaltaciones son llevadas a cabo diferentemente
que las masculinas. (Incidentalmente, en el horóscopo de una mujer su Venus da la clave
vibratoria básica de cómo ella tiende a sentirse acerca de sí misma como esposa. En un
mapa masculino Marte designa cómo se siente el hombre acerca de sí mismo como
marido).
Libra, signo de Venus, es el punto de exaltación de Saturno, símbolo del padre; y
Libra es el propio signo de la décima casa de Saturno. La “madurez” de la vibración del
padre se halla en el refinamiento y la delicadeza de la vibración de Venus, más la cualidad
de balance que está implicada por la vibración armonizad ora del “amable planeta”. El
padre como varón debe reconocer el valor de la vibración femenina cultivada como un
equilibrio de su propia cualidad; cuando su propia potencialidad femenina es utilizada en su
experiencia de paternidad, él percibe comprensivamente los requisitos femeninos “de
aquella a quien ha engendrado”; utilizar solamente sus cualidades masculinas de
sentimiento y percepción significaría un complemento demasiado total con el femenino
engendrado; habría una falta de percepción balanceada.
La Luna encuentra su madurez vibratoria en Tauro, el otro signo de Venus, su
propia casa undécima. El patrón de “signo undécimo” transmite la cualidad de Acuario (el
undécimo signo zodiacal) y las palabras-clave “individualidad” y “liberación” representan
la exaltación del principio maternal cuando ella reconoce y aprecia la individualidad de
aquello que ella ha engendrado y libera al engendrado a su cumplimiento único. La
“madre” que congestiona en la crianza y protección del engendrado no conoce la necesidad
de éste, para su propio desenvolvimiento, desarrollo y ejercicio de sus potencialidades.
Pero, con una apreciación y perspectiva de la individualidad del engendrado ella cumple su
labor natural, guía y protección, por la libertad amorosa del engendrado de buscar sus
propios niveles de idealidad y cumplimiento. Así como Saturno encuentra su madurez
vibratoria a través de la influencia refinadora de Libra, así también Júpiter - como regente
del “signo regenerador” de Saturno, Sagitario - encuentra su madurez en la cualidad de
respuesta simpática de su signo de exaltación, Cáncer, el signo de la madre. Aquí la
naturaleza masculina expresa su potencialidad para la ternura protectora y la compasión
hacia el engendrado. La sabiduría interna del padre es ampliada y completada aquí por la
percepción y la respuesta emocional y sensible de la potencialidad maternal y su
masculinidad esencial es complementada por su propia necesidad de expresar el compuesto
de su sabiduría y sentimiento.
Venus encuentra su madurez en una octava que es mucho más alta que la mera
actuación como un complemento y reflector de la vibración Marciana de Aries. Su
exaltación es Piscis - el aspecto de Sagitario inspirado del trino de agua, el cual se inicia por
el principio maternal, la Luna, a través del signo de Cáncer -. Piscis es el hogar de Neptuno,
el principio de la idealidad misma, la “super-madre”, la octava “toda abarcadura, toda
protectora, toda redentora” del principio maternal. Piscis, signo de la duodécima casa de la
faja zodiacal es el residuo de ideales irrealizados que hace necesaria la nueva encarnación.
Es el símbolo de la redención humana por la octava más alta de su conciencia y puesto que
la dignidad cardinal de Venus es la casa del complemento y el signo del equilibrio, Libra,
vemos que el perfecto cumplimiento de los patrones de relación humanos y la expresión
ideal de las cualidades genéricas de nuestra naturaleza vibratoria, es la redención del
mundo. Cuando nosotros percibimos la potencialidad perfecta de los elementos masculinos
y femeninos en todo ser humano eso significa que nosotros hemos purificado nuestra
conciencia de cuadros negros de pecado, crimen, enfermedad, temor y fealdad. Venus a
través de su madurez en Piscis es la realización perfecta de la perfecta reflexión de Dios
padre-madre en todo ser humano.
Los procesos evolutivos tarde o temprano conducen a todos los seres humanos hacia
la fraternidad con personas que están funcionando en todos los otros patrones; el “hijo” se
convierte en “marido-padre” - en fraternidad con todos los otros maridos y padres -; la clase
de padre a través de la cual él reencarnará la próxima vez dependerá de cómo él cumpla su
patrón de responsabilidad en esta vida. En resumen, nosotros, cada uno de nosotros,
llevamos dentro de nosotros mismos un ideal de cada patrón de relación básico; cada uno y
cada una es su propio marido/mujer, padre/madre, hermano/hermana e hijo/hija. Nuestras
experiencias en nuestros ciclos de encarnaciones tienen el propósito de realizar, de hacer
reales, estos cuadros ideales mediante la manifestación de nuestra cualidad ideal de los
poderes genéricos; la finalidad en perspectiva es la realización del ideal humano - la
manifestación de la idea humana perfecta -.

***

del libro " Estudios de Astrología IV ", de Elman Bacher

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