CAPÍTULO VI
LA ARQUITECTURA
La arquitectura es, en esencia, un arte expositor como expresión de la conciencia
humana de protección cósmica.
Lo que el hombre construya, por medio de sus expresiones en este arte, es un
símbolo de su deseo instintivo de rodear, cubrir y proteger aquello que él estima. Este arte
difiere de las otras artes tridimensionales - el baile, la escultura, y el drama - en que él llena
y encierra espacio. Hay cierta utilidad en la naturaleza esencial de la arquitectura que
también la diferencia de las otras artes. Los edificios, para cumplir su razón de ser, deben
ser ocupados por algo o habitados por alguien. Así es que, de todas las artes, la arquitectura
es la menos abstracta, la más útil, y es la más básica para las necesidades de la humanidad.
Analogía - El azul del cielo y el castaño de la tierra son el cielo raso y piso de la
morada del hombre en este planeta, la vasta casa de nuestra vivienda física como expresión
creadora de Dios. Como quiera que todos comparten este cielo raso y este piso, el hombre
como una individualización de conciencia y como una “chispa del Fuego Divino”, debe
reproducir microcósmicamente este patrón como expresión de su Deidad. Así es que él
construye cielo raso y piso para encerrar el corazón de sus creaciones (hogar y trabajo) y el
de su veneración, la iglesia. Puesto que el hogar y la iglesia simbolizan el núcleo de la
conciencia humana, de la relación con la humanidad y con Dios, estos edificios han
perdurado desde tiempo inmemorial como los dos fundamentos esenciales del esfuerzo
arquitectónico.
La Divinidad de la humanidad es el átomo simiente permanente que perdura a través
de los ciclos de encarnaciones. La primera casa, que es construida para él, está dentro del
cuerpo materno antes del nacimiento. El cuerpo materno es la envoltura protectora con
alimento para el Ego que encarna. La matriz etérica es el “cuerpo externo” en el cual
vivimos durante la encarnación y nuestro cuerpo físico carnal tiene las cubiertas de la
estructura cutánea, esquelética y orgánica en las que está guardado como reliquia el átomo
simiente. El padre funciona en correspondencia con su compañera proveyendo el hogar
para proteger sus “dos seres más amados” y el hogar es una especificación de espacio en el
cual es perpetuada la vida de relación de personas magnetizadas mutuamente por
necesidades vibratorias específicas. Todas estas “construcciones” (la matriz etérica, el
útero, la envoltura física y el hogar) son la “humanidad” de aquello que es “arquitectura” en
el arte manifestador. El hombre nunca ha construido para él solo - él ha construido siempre,
como construye Dios, como una expresión de su octava de Protección Cósmica. Así como
el agua y subsiguientemente el aire fueron los “hogares” originales en los que nosotros
vivimos como involuciones físicas, del mismo modo el gran “mar de magnetismo eléctrico”
es el “hogar” de nuestra conciencia de relación y el ''hogar” es la expresión química
individualizada de la conciencia de relación del hombre enfocada en la octava generadora
del ser. Durante la encarnación, el hombre mora o puede morar en muchas casas; pero la
relación con otros seres humanos es la “vida de hogar” de su conciencia. Nosotros nos
sentimos en “nuestra casa” (y esto no es simplemente una figura retórica) con aquellos a
quienes amamos; nos sentimos “fuera de (nuestro justo) lugar” con aquellos a quienes no
queremos. Con aquellos que amamos nosotros - “construimos fácilmente” los
cumplimientos de la relación - en cualquier octava de experiencia o de conciencia.
Construir bellamente es expresar el amor. “Construir feamente” es acentuar (amontonar) -
las congestiones de la ignorancia del deseo en la conciencia; las construcciones resultantes
son “santuarios a la fealdad”. El hombre expresa lo “mejor de su arquitectura” cuando
construye (cualquier cosa) como una expresión de lo más elevado y mejor de su corazón y
mente. Los encumbrados capiteles de los templos y las catedrales son diseños que
simbolizan las aspiraciones espirituales del hombre hacia su “Edén perdido” - hacia el cual
retorna en las espirales hacia arriba del progreso evolutivo. Estos capiteles son variaciones
del diseño básico de la pirámide que discutiremos en este tratado.
Aquello que está íntimamente externo a nosotros es el reflejo exterior del edificio
interno. La conciencia - y nada más - es el material que nosotros usamos para construir
cualquier cosa, en cualquier octava, ciclo, o dimensión. El resultado de, la construcción
material es el efecto del modo en que el hombre ha impuesto su mente, talentos y
habilidades sobre sustancias maleables; y la mente, el talento y la habilidad, son todas
octavas de conciencia. El hombre impone su conciencia en las “materias del arte” para
incorporar sus conceptos de los arquetipos en el arte manifestador; él impone su conciencia
en las “materias de relación” como sus “incorporaciones de conciencia de relación”, para
desenvolver, proteger, y perpetuar aquello que está sin regenerar o regenerado en las
relaciones humanas. Nosotros podemos construir “cuevas para chacales y guaridas para
picaros” tal como podemos construir “hogares para los amados y templos para los
adorados”. Todos éstos, son, en sus miríadas de expresiones, una construcción con los
materiales de la conciencia.
Puesto que cada ser humano es una conciencia individualizada, nosotros somos los
constructores de todo lo manifestado en nuestras vidas. Por la encarnación servimos para
construir una nueva identidad para nuestros padres, así como ellos contribuyeron en la
construcción de un vehículo para nosotros. Cada hijo contribuye material de relación y
experiencia de relación para la “construcción” de sus padres como individuos y como
pareja. El hijo expresa su conciencia, ellos reaccionan; ellos expresan, él reacciona en los
años de su desarrollo y hasta tanto dure su relación con sus padres. El niño fue magnetizado
hacia sus padres por ley y construyó la cualidad particular de conciencia por sus ejercicios
como padre y como madre en encarnaciones pasadas. En otras palabras, sus padres son una
expresión quimicalizada de su conciencia de “padres”; ellos en un sentido y en relación con
él, son algo que él mismo ha construido. Cada ser humano es por lo tanto, el arquitecto de
su propia ascendencia. Esto está representado concretamente en el horóscopo por el
diámetro vertical de las cúspides de la cuarta y décima casas. La “paternidad o maternidad”
del arquetipo, la humanidad, es el diámetro zodiacal de Capricornio-Cáncer enfocados por
los arquitectos planetarios la Luna y Saturno, los “constructores de la forma” de nuestro
arquetipo vibratorio. Este diámetro es por lo tanto, complementado por el diámetro de
Aries-Libra así como el diámetro vertical de un horóscopo es complementado por el
diámetro horizontal del Ascendente y la séptima cúspide. Ilustración arqueológica
adicional: nosotros podemos considerar el mapa como el plano de un edificio, pues así de
arquitectónicos son los símbolos.
Un círculo con diámetros vertical y horizontal; los símbolos de los signos cardinales
en los puntos estructurales. Aries como el signo Ascendente. Conecte los puntos
estructurales con líneas rectas formando un cuadrado. Los cuatro ángulos rectos son las
“envolturas” de los ángulos formados en el centro por los diámetros de los puntos medios
de las casas fijas (Tauro, Leo, Escorpión y Acuario); los ángulos rectos de la cuadratura de
los signos fijos son las envolturas del ángulo central formado por los diámetros vertical y
horizontal. Los lados de los dos cuadrados son del mismo largo. Los puntos cardinales
bisecan cuatro semicírculos; los puntos fijos bisecan cuatro cuadrantes.
El círculo es a la vez, la idea perfecta de “Humanidad” en la Mente Divina, la
manifestación perfecta de esa idea en la forma, las objetivaciones perfectas de todas las
potencialidades inherentes en el Punto Central; por la perfección de su belleza él es el
símbolo arquetípico del Manto Dorado Nupcial que será usado por el arquetipo humanidad
en la aurora de la liberación de esta manifestación, o el que llevará puesto cada individuo
en el momento de su liberación. El Mando Nupcial es la morada perfeccionada del átomo
simiente; todos los seres humanos tienen una matriz etérica; pero no todos llevan puesta
una matriz hermosa; es el perfecto embellecimiento y pureza de esta matriz lo que
identifica el Manto Dorado, el resultado de toda nuestra construcción en la encarnación.
Se ha hecho referencia previamente de la convicción del autor que el círculo que
circunscribe el cuadrado cardinal y sus “líneas de fuerza” (la Cruz Cardinal), en
combinación con el Punto Central, es una “vista de pájaro (mirada desde arriba hacia abajo)
de una pirámide. El arquetipo humanidad abarca desde la inocencia - el estado de Espíritu
Virginal - hasta la mayor quimicalización por un proceso esferoidal hacia abajo desde el
punto en más y más dilatadas (separativas) vueltas circulares. La potencialidad esencial
perfecta permanece desde el principio hasta el fin, pero el hombre, encarnado y nuevo para
este plano, ve solamente la quimicalidad de la vida y de su propia naturaleza. El no conoce
su unidad con la vida y sólo la presiente oscuramente en sus sentimientos de convivencia
instintiva con otros seres humanos con los cuales está íntimamente relacionado por lazos de
relación sanguínea o afiliación de clan. El está conciente en su mayor parte de las
diferencias entre él y su padre, madre, y otras personas; más fuertes y más débiles, más
viejas y más jóvenes, varones y hembras, etc. pero sus semejanzas a otras personas,
prescindiendo de la apariencia interna, no son reconocidas hasta que los procesos
evolutivos hayan estado en efecto. Conocer la relación es estar conciente de la parte
“interna” de la vida humana, y esa conciencia es el comienzo de la sabiduría. La conciencia
de la humanidad en involución no se percata de la forma circular esencial del rayo de luz en
el cual camina; este es siempre circular, pero cuando “choca contra la pantalla de la
materialidad”, la conciencia humana aún sin desarrollar ve solamente el cuadrado, las finas
diferenciaciones entre las personas y no la unidad por la cual están todas afiliadas en
espíritu.
Las dos representaciones del cuadrado simétrico en nuestro mándala simbolizan la
estructura de la familia humana y el material del cual se construye esa estructura. La familia
es exteriormente el varón y hembra de la manifestación generadora humana; interiormente
es el masculino y femenino de la conciencia genérica. Los puntos estructurales de la
cuadratura de los signos fijos simbolizan los enfoques de los diámetros del amor del deseo
que es la sustancia alimenticia de la totalidad de nuestra vida humana de relación - el
equipo que nosotros usamos para construir cada casa de intercambio de relación. Los
puntos estructurales cardinales son los cuatro enfoques de la identidad humana - madura e
inmadura de varón y hembra-Padre, Madre, Hijo e Hija; también varón y hembra como
causante y reactor a los efectos de causas. Desde esta Cruz de la Polaridad de Identidad,
nutrida por los recursos del amor del deseo de los diámetros de los signos fijos distribuidos
por los diámetros asimétricos de las octavas de sabiduría de la cruz mutable, comienza la
espiral hacia arriba de la evolución. Mientras tanto un ser humano deba encarnar, él
participa en estas tres cruces, pero al grado que la identidad separativa sea transmutada en
unidad, el deseo en amor, y la ignorancia en sabiduría, se pondrán los cuadrados más y más
pequeños, aproximándose continuamente a la semejanza del círculo que a su vez, es la
exteriorización perfecta del más pequeño de todos los círculos, el punto. Usted puede
formar una imagen de esta desaparición del cuadrado trazando un círculo bastante grande
encerrando el cuadrado cardinal. Dentro del cuadrado trace un círculo, dentro del círculo
otro cuadrado, y así sucesivamente, hasta que las figuras queden tan pequeñas que ya usted
no pueda dibujar nada más pequeño. Recuerde que el “cuadrado” es un diseño arquetípico;
el “cuadrado cardinal”, “cuadrado fijo” y “cuadrado mudable”, son tres variaciones de un
diseño; fijo y mudable son sub-arquetipos del cardinal como diseño arquetípico de la
identidad y relación humanas. Así pues, al dibujar estos cuadrados más y más pequeños
dentro de más y más pequeños círculos, usted está representando realmente, en esencia, las
tres formas del cuadrado en todas las octavas evolutivas, cuando usted dibujó el primer
círculo para esta ilustración (y el cuadrado cardinal encerrado) usted representó a la
humanidad preparada para evolucionar; cada cuadrado y círculo sucesivo más pequeño, en
pares, representa una octava más alta - como los pisos de un edificio de forma piramidal. Si
usted puede trazar o imaginarse una pirámide cortada por planos horizontales uno sobre el
otro, usted obtendrá la esencia de cómo cada nivel espiroidal del círculo y la cruz es
análogo a los pisos de un edificio, cada piso conteniendo muchos cuartos en los cuales se
llevan a cabo diferentes actividades o en los cuales tienen lugar diferentes expresiones de
Conciencia. En este dibujo indique lo “primitivo” en el primer nivel y designe los distintos
niveles de la pirámide, cortados por planos, como representando diferentes períodos de la
historia durante los cuales obtuvieron los hombres progreso evolutivo notable. En cada
nivel en que la cruz cardinal de intercambio de relación humana, la cruz fija del recurso del
amor de deseo y la cruz común de destilación de sabiduría se encontrarán en conjunción, o
sincronización, con el ideal eterno que los envuelve e interpenetra. Con acercamiento al
punto superior (el punto central de la rueda astrológica tal como la conocemos) el amor y la
sabiduría se funden más y más y las cuatro identidades pierden su cualidad separativa y se
sumergen más y más en el ideal de relación de fraternidad, que es lo que nuestra afinidad de
unos con los otros realmente es. Todos nosotros somos fraternales el uno con el otro,
porque somos los “hijos e hijas” del Padre - Madre de Dios -. Nuestra cualidad de hijo o de
hija es nuestra naturaleza esencial bipolar “varón-hembra” sólo pertenecen a nuestra
naturaleza cuando estamos encarnados, y en las octavas superiores del ser se aplica
solamente a nuestro estado espiritual generador y los poderes de bipolaridad se funden
cuando la conciencia perfecta del “amor único” es alcanzada. Estamos concientes de los
“amores” mientras estamos en los niveles inferiores de la espiral hacia arriba -
identificamos la existencia del amor con la existencia de otras personas en nuestras vidas y
experiencias. Realmente el amor es un aspecto del círculo y está omnipresente en perfecta
pureza en todos los niveles del ser. A medida que la parte superior de la pirámide es
aproximada, la “separatividad de los amores” es trascendida y el punto en la parte superior
de la pirámide - la extremidad de la espiral hacia arriba - es la conciencia perfecta de la
unicidad del amor como Atributo Divino. A medida que la sabiduría es destilada de las
experiencias en la espiral, las congestiones de temor y de odio son disipadas por la luz de la
razón y el entendimiento, las cuales a su vez son las iluminaciones de la mente por el poder
del amor y la inspiración de la belleza.
Haga una copia de una rueda de doce casas, conecte los puntos de las cúspides en
orden, por líneas rectas, creando doce triángulos isósceles. Cada uno de estos triángulos es
la mitad de un triángulo equilátero, cuyos brazos son cúspides de casas alternadas. Hay dos
grupos de estos equiláteros: aquellos de las trinidades de fuego y de aire y los de las
trinidades de tierra y de agua. Considere el “equilátero de Aries” como: “Aries maculino y
Tauro femenino” y así sucesivamente alrededor de la rueda. Estos equiláteros, tres de cada
elemento genérico, teniendo polaridad por la división en dos partes iguales, son las
verdaderas casas básicas de la rueda en cuanto concierne a la conciencia genérica. Debido a
que cada una de las doce casas mundanas enfoca los principios de uno de los signos
zodiacales, nosotros reconocemos que ellas son especializaciones de las secciones
genéricas dobles de cada trino. Obtenga este cuadro dibujando cuarto ruedas y tiñendo de
negro (en cada una) los tres signos de un elemento y el signo subsiguiente. (Hay mucha
materia en qué pensar en esta representación de las casas como divisiones genéricas de
experiencia). La apariencia corriente de las doce casas pinta un cuadro mucho más objetivo
de experiencia por ciclos durante los años de la encarnación. Ellas son, en cualquier forma,
cuartos en un piso particular del edificio de su vida. Al grado de congestión que estén los
elementos vibratorios de su mapa se verá usted “viviendo en un piso inferior del edificio de
su vida”.
Considere su horóscopo como el plano de un piso de la mansión evolutiva que usted
habita ahora. Su mapa representa simbólicamente su potencialidad para ser un arquitecto
espiritual; los contenidos de su rueda representan los materiales anímicos que usted está
usando para construir su pirámide - su Manto “Dorado - el compuesto de lo mejor de su
conciencia destilado de todos los previos niveles de experiencia y de realización. Hágase
más conciente que nunca de la belleza del arte arquitectónico, aprecie los valores estéticos
de las mansiones lujosas y, filosóficamente, hágase más y más conciente que nunca de su
significación para la experiencia humana.
***
del libro " Estudios de Astrología VI ", de Elman Bacher
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