domingo, 27 de diciembre de 2015

Copérnico, Nicolás


Copérnico, Nicolás 

Nacido el 19 de febrero de 1473 CJ, a las 16h48 en Torun/Polonia, fallecido el 24 de mayo de 1534 CJ en Frauenburg/A.

Jurista de derecho canónico, matemático, astrónomo y astrólogo; desde 1510, canónigo de la catedral de Frauenburg en Estiria.

Copérnico (originariamente escrito Koppernigk), como nacido polaco, estudió en Krakau con conocidos astrólogos corifeos como Johann von Glogau y Albert Brudzewo y más tarde continuó sus estudios en Italia, en donde obtuvo el título de doctor en derecho canónico (!), en Ferrara.

Pero, en realidad, le interesaban mucho más las ciencias de las estrellas. Por eso asistía a las clases del médico y astrónomo Girolamo Fracastorio en la cercana Padua. Y eso se convirtió en una especie de experiencia clave para su vida. Fracastorio intentaba representar las irregularidades del sistema de pensamiento escolástico geocéntrico (Tierra = centro del cosmos) en un modelo astronómico. Para poder explicar todas las irregularidades de los movimientos de los planetas necesitó 79 esferas. Esto no gustó nada a Copérnico, que no podía imaginarse que Dios hubiera creado un universo tan artificialmente complicado. Debía haber una mayor simplicidad en la que todas las partes formaran un todo cerrado. Y eso es lo que buscó.

 En 1510 fue llamado a Frauenburg en Estiria como canónigo de la catedral. Y allí, teniendo una posición que le aseguraba la existencia, pudo dedicarse con más calma a sus observaciones y cálculos astronó- micos. Por una parte, partió de reflexiones realizadas por otros. Muchas veces suponía que las enigmáticas apariciones y desapariciones de Venus y Mercurio (luceros matutino y vespertino) sólo podían explicarse si ambos no giraran entorno a la Tierra sino alrededor del Sol. Y de vez en cuando surgía el pensamiento (herético) de que ese modelo pudiera aplicarse al resto de planetas. Por otra parte, su toda formación académica estuvo siempre bajo la influencia de astrólogos. También conocía la ordenación ptolomeica (aunque, en realidad, se había desarrollado en Grecia ya en el siglo II a.C.) de los planetas según su velocidad. En ese modelo, el Sol está en medio de la serie y divide los planetas en supersolares e infrasolares


Con esto, algunos eruditos griegos habían reconocido y propagado la dominancia de la posición central del Sol. No obstante, no habían sido tomados en serio por sus contemporáneos.

Con el paso del tiempo, en Frauenburg, fue escribiendo su libro De revolutionibus orbium celestium (Sobre el giro de las órbitas celestes). En la descripción y la argumentación de su modelo heliocéntrico del mundo utiliza sólo «34 círculos que son suficientes para explicar la estructura del mundo y la danza de las estrellas», según uno de sus escritos para conocedores del tema. La Tierra deja de estar inmóvil en el centro del universo y tiene tres movimientos: 

1. Un movimiento en 24 horas alrededor de su propio eje (movimiento diario). 
2. Un movimiento en un año alrededor de Sol (revolución anual). 
3. Un pequeño movimiento circular del eje polar inclinado (precesión, de aproximadamente 28.000 años). 

El primer esbozo de todo el concepto lo envió a distintos eruditos de la época en carta en 1514. La mayoría sencillamente lo ignoraron y alguno incluso se mofaron de la extraña idea de Copérnico de que la Tierra se movía – ¡pues se podía experimentar claramente que estaba quieta! Por todo ello, Copérnico se resignó a no llevar su libro a la imprenta. Además también temía que su prestigio como canciller de la catedral se viera afectado, puesto que sabía muy bien que su nuevo modelo estaba en contra del concepto eclesiástico-escolástico. 


Con todo esto aumentó su tendencia (típica de su Sol en Piscis) a esconderse en un claustro eclesiástico. Sin embargo, sus amigos astrólogos (no los sabios astrónomos y matemáticos) le «salvaron». En especial, uno que se llamaba Rheticus (Georg Joachim) que había sido su discípulo durante mucho tiempo, le insistía continuamente en que publicara su  libro. Él mismo escribió incluso un resumen del sistema copernicano (Narratio prima, Danzig, 1539). Finalmente pudo convencer a Copérnico de que debía copiar su libro y prepararlo para su impresión. Además, recaudó dinero entre sus amigos para pagar la composición y la impresión de la edición. Y, por último, incluso consiguió que el rey de Polonia y Sajonia concediera permiso para su publicación. Copérnico recibió el primer ejemplar impreso en su lecho de muerte el 24 de mayo de 1543.

Copérnico dedicó su libro al papa Pablo III. Sin embargo, el papa y la iglesia católica, al igual que los protestantes, rechazaron el modelo copernicano. Se nos a transmitido que Lutero dijo: « ...el loco quiere dar la vuelta al arte de la astronomía, pero como indican las sagradas escrituras, ... es la Tierra la que está quieta y no el Sol». 

La amplia reacción negativa de los sabios de la época demuestra claramente que fue una persona avanzada a su tiempo. Se necesitaron dos generaciones y mentes como las de Johannes Kepler y Galileo Galilei hasta que llegaron las primeras demostraciones de la validez de la teoría. Y esto es lo que puede decirse que marca el comienzo de la Ilustración y de la Era Moderna. Desde entonces en las ciencias se habla del giro copernicano

En los textos de historia se oculta que Copérnico era astrólogo. Tampoco tenía que airearlo mucho puesto que, como canónigo de la catedral, no tenía que ejercer realizando predicciones astrológicas para mejorar su salario, como ocurrió con Galileo y Kepler. 

No obstante, por ejemplo, de la lectura del capítulo décimo de De revolutionibus ..., el astrólogo aparece de forma indiscutida. En ese capítulo utiliza una y otra vez argumentos astrológicos como el anteriormente citado de la serie ptolomeica. Además, como argumentos, aparecen también citas de Hermes Trismegistos que sin duda no pueden tildarse de científicas. 

Además, la mayoría de sus amigos más cercanos eran astrólogos. Todo ello y el hecho de que entregara su manuscrito a Rheticus que era un notorio astrólogo y cuyas publicaciones tenía en su biblioteca dejan muy claro cual era su posición. 


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